Abierto hasta el amanecer
Los pilotos mantienen el horario europeo y cenan a las tres de la ma?ana en un gran premio nocturno que, por sus exigencias f¨ªsicas, les lleva al l¨ªmite
En cualquier otra ciudad del mundo, quien viera a un piloto de f¨®rmula 1 dando un paseo por la calle a las tres de la madrugada un viernes de gran premio, seguramente pensar¨ªa que se est¨¢ jugando el puesto. Sin embargo, eso es lo m¨¢s normal en Singapur, donde las escuder¨ªas mantienen las rutinas del horario europeo aunque eso les lleve a seguir unos h¨¢bitos tan estrafalarios como, por ejemplo, comer a las ocho de la tarde, cenar a las tres de la ma?ana o irse a la cama a las cinco. En esta prueba la actividad transcurre durante la tarde-noche, a las ocho concretamente en el caso de la carrera (14:00 horas en Espa?a), y eso obliga a los miembros de esta caravana itinerante a cambiar el d¨ªa por la noche.
Los pilotos se enfrentan al escenario m¨¢s exigente del a?o desde el punto de vista f¨ªsico
Ayer, por ejemplo, la segunda sesi¨®n de ensayos libres que cerr¨® la primera jornada termin¨® a las once de la noche. A partir del momento en que los protagonistas pusieron el pie en el suelo, tuvieron que cumplir con todas sus obligaciones, pero ocho horas m¨¢s tarde de lo habitual. Primero atendieron a la prensa y despu¨¦s comenzaron a estudiar los datos obtenidos para planificar la sesi¨®n de hoy, sobre todo con vistas a la cronometrada (15:00 horas, Antena 3 y TV3). Muchos de ellos no abandonaron Marina Bay hasta pasadas las tres, antes de cenar algo, descansar otro poco e irse a dormir. Al d¨ªa siguiente, son pocos los que se levantan antes de la una.
No es la ¨²nica peculiaridad de este gran premio. En cualquier otra cita del calendario, los t¨¦cnicos no pueden entrar el domingo en los talleres antes de las ocho de la ma?ana, a seis horas para el apag¨®n de los sem¨¢foros, mientras que el toque de queda establecido para ma?ana finaliza a las dos de la tarde. A todo este desbarajuste hay que sumarle, para rematarlo, que los pilotos se enfrentan al escenario m¨¢s exigente del a?o desde el punto de vista f¨ªsico, una tortura que lleva al l¨ªmite el cuerpo de estos atletas, que a?o tras a?o llegan a Singapur y piden, ya sin ninguna brizna de esperanza, que la organizaci¨®n reduzca el kilometraje del gran premio, programado a 61 vueltas. El calor habitual de la zona (29 grados en la sesi¨®n nocturna de ayer), combinado con una humedad que en muchos casos supera el 85%, crea una atm¨®sfera sofocante que se convierte en horroroso cuando los corredores se introducen en sus min¨²sculos habit¨¢culos. Si, como inicialmente est¨¢ previsto para ma?ana, adem¨¢s se pone a llover, el panorama puede llegar a ser pr¨¢cticamente insoportable en el caso de que la cosa se alargue por la presencia de un coche de seguridad.
El a?o pasado perd¨ª cuatro kilos y medio solo el domingo" Jaime Alguersuari
¡°Las ¨²ltimas diez vueltas son terribles, llegas a desear que el coche reviente para que termine el calvario¡±, reconoce uno de los competidores, que, como es obvio, prefiere no dar su nombre para evitar que sus jefes le toquen la cara. ¡°Casi preferir¨ªa ejercer de comentarista, desde una de las cabinas con aire acondicionado¡±, bromea Lewis Hamilton. ¡°El a?o pasado perd¨ª cuatro kilos y medio solo el domingo. Nada m¨¢s terminar me beb¨ª dos botellas de litro y medio de agua en menos de 10 minutos¡±, recuerda Jaime Alguersuari. De hecho, los pilotos est¨¢n tan extenuados al cruzar la l¨ªnea de meta que la organizaci¨®n les tiene preparada una sala en la que entran hechos papilla, se tumban en el suelo y se recuperan un poco, una habitaci¨®n vetada a las c¨¢maras, antes de salir tan panchos, como si el calvario que acaban de soportar no les hubiera afectado para nada.
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