Por el honor de la bandera
Estados Unidos vive la Ryder, un torneo que en Chicago mover¨¢ 100 millones de euros y tendr¨¢ una audiencia mundial de 438 millones de espectadores, con un gran sentimiento patri¨®tico
En el olimpo del golf, Estados Unidos ha ganado en una sola ocasi¨®n en el siglo XXI la Copa Ryder (2008), y los aficionados norteamericanos sienten que ya toca, que es hora de recuperar el orgullo perdido y honrar a su bandera. Hoy arranca en Illinois, en el c¨¦lebre Campo 3 del Medinah Country Club, la Ryder n¨²mero 39, un duelo mundial en el que todo es hiperb¨®lico: desde los ingresos que esperan los organizadores a los visitantes que acudir¨¢n de todos los rincones del mundo y la atenci¨®n de todo el planeta sobre los 24 jugadores que patear¨¢n la bola.
La Ryder se celebra este a?o en el condado de DuPage, a solo 42 kil¨®metros de Chicago. A ese condado estiman los organizadores que ese torneo le facilitar¨¢ unos ingresos de 80 millones de d¨®lares (62 millones de euros). En el caso de toda la corona metropolitana de Chicago, que es donde se alojar¨¢ la mayor¨ªa de aficionados y medios, esa cifra se amplia hasta los 130 millones de d¨®lares (100 millones de euros). Acudir¨¢n al Medinah Country Club unas 40.000 personas por d¨ªa. Pocos eventos generan ese volumen de visitantes en una zona metropolitana que vive en parte del turismo, como es Chicago. Es complicado, de hecho, encontrar plazas de hotel en el centro de Chicago para esos d¨ªas. Y hay unas 35.000 habitaciones en ese sector.
El selecto Medinah Country Club ha sido remodelado para la ocasi¨®n. Lo fund¨® en 1924 la Antigua Orden Ar¨¢biga de los Nobles del Santuario M¨ªstico, una rama de la francmasoner¨ªa. La construcci¨®n, con dos minaretes y una c¨²pula tocada con medias lunas, se inspira vagamente en la ciudad saud¨ª Medina, sagrada en el Islam, y en el imperio bizantino. En principio iba a ser un lugar de encuentro para esos masones, dados a las obras caritativas. Pero pronto pas¨® a destacar, m¨¢s bien, por su green, frecuentado por los golfistas del norteste de Illinois.
Unas 40.000 personas cada d¨ªa acudir¨¢n al Medinah Country Club
El club logr¨® pronto tener unos 1.500 miembros, elegidos para un campo selecto que perdi¨® lustre durante los a?os de la Gran Depresi¨®n. Hoy cuenta con 600 miembros, entre ellos el mism¨ªsimo Michael Jordan, mito de los Bulls de la NBA y ahora asesor deportivo del equipo estadounidense, y un largo historial en el apartado de albergar torneos, desde la d¨¦cada de los a?os 30 del siglo XX: tres US Open, un US Senior Open, tres Western Open y dos Campeonatos de la PGA, ambos ganados en 1999 y 2006 por Tiger Woods, quien se convirti¨® en el primer golfista en ganar la PGA en dos ocasiones en el mismo campo. Este a?o regresa, por s¨¦ptima vez, a una Ryder, de la mano del capit¨¢n Love.
El afamado arquitecto Rees Jones, miembro de una estirpe experta en el trazado y dise?o de campos de golf, ha remodelado el c¨¦lebre Campo 3 -que en un principio se dise?¨® para que jugaran en ¨¦l mujeres- con motivo de la Ryder. Han sido 1,3 millones de d¨®lares gastados en renovar el green, con un cambio notable: se ha reducido la extensi¨®n del hoyo 15, que adem¨¢s ha sido desplazado a la izquierda de donde se hallaba. Se trata de un campo de par 72 en 7.002 metros, el m¨¢s largo donde se haya celebrado una Ryder.
La Ryder para Estados Unidos es mucho m¨¢s que un trofeo, se respira un ambiente patri¨®tico
Todo ha quedado renovado, pulido, limpio, para que los norteamericanos intenten hacerse con una copa que sienten que se les escap¨® en 2010 en el Celtic Manor Resort de Escocia por el mal tiempo y los constantes cambios de horario. Este fin de semana, en la zona de Chicago, habr¨¢ sol, pocas nubes y una temperatura de unos 20 grados. Ser¨¢n condiciones id¨®neas, y ya no se podr¨¢ culpar al tiempo del resultado.
La Ryder enfrenta, cada dos a?os, a los mejores golfistas de EE UU y de Europa sin m¨¢s premio que el honor de ganar la copa. Es uno de los eventos deportivos que m¨¢s expectaci¨®n genera a ambas orillas del Atl¨¢ntico. No se juega para un patrocinador, ni siquiera para uno mismo. Es un juego en el que va el honor y el orgullo de pertenecer a un equipo, y representar a un pa¨ªs, o un continente. Las cadenas de televisi¨®n esperan tener una audiencia total de 438 millones de espectadores en todo el globo. Y para Estados Unidos es mucho m¨¢s que un trofeo. Entre sus jugadores, y entre sus aficionados, se respira un ambiente patri¨®tico, el de pertenencia a un pa¨ªs, que no se vive con una intensidad igual en Europa, en el que se juntan varias nacionalidades. Es el honor de la bandera de barras y estrellas lo que est¨¢ en juego.
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