Benzema primero habla y luego juega
El f¨²tbol de combinaci¨®n del delantero madridista y su asociaci¨®n con Rib¨¦ry lideran a Francia en la segunda parte
Benzema no tiene problemas en reconocer que es un tipo introvertido y Francia es un equipo que juega en silencio. Le falta un l¨ªder que vocee, que pegue un grito atr¨¢s o en el centro de campo. El ¨²ltimo gran l¨ªder que tuvo estaba ayer sentado en el banquillo ejerciendo de seleccionador. Que el futbolista que m¨¢s utilizara el lenguaje gestual fuera el introspectivo Benzema es una se?al de la catacumba en la que vivieron los bleus durante el primer tiempo. Sin una propuesta que le acompa?ara, Benzema habl¨® m¨¢s que jug¨® en los primeros 45 minutos. Incluso estuvo falt¨®n en las pujas por algunos balones divididos. Se pas¨® el primer acto el delantero del Real Madrid corrigiendo a Gonalons, para situarle o para decirle que le jugara balones largos a la espalda de Busquets, que no se los enviara para jugar de espaldas porque Busquets y Ramos se le anticiparon en las primeras intentonas, por arriba y por abajo.
Y fue en esas condiciones que demanda, con balones al espacio, donde pudo transformar esa espera de cazador desesperado en gol. La primera tard¨® media hora en llegar. Fue Rib¨¦ry el que le lanz¨® a correr a la b¨²squeda de una ocasi¨®n franca ligeramente ca¨ªdo a la izquierda. Le engatill¨® un disparo cruzado y raso que Casillas le sac¨® con una mano dura y abajo. Plantado en el centro del campo, m¨¢s ca¨ªdo hacia el lado de Busquets que al de Ramos, Benzema fue una mezcla de entrenador sin fuerza y de espectador privilegiado de los rondos de Espa?a. Corr¨ªa con ese trote cansino de codos en ¨¢ngulo recto, en una espera que le exig¨ªa sacar petr¨®leo de cada pelota que le pudiera llegar. No ten¨ªa m¨¢s compa?¨ªa, orillada y lejana de Rib¨¦ry.
El plan ofensivo de Deschamps se limitaba a sus dos mejores futbolistas. Muy pocos elementos para activar a un futbolista que necesita una frecuencia de juego mayor para incendiarse. No encontraba con quien apoyarse en corto, eso que tanto le gusta. Deschamps le prohibi¨® bajar al medio a recibir, eso que tanto le gusta en el Madrid cuando percibe que a su equipo le cuesta superar al centro del campo rival o cuando necesita entrar en contacto con la pelota porque no le llegan. Hizo m¨¢s combinaciones en el calentamiento con un ayudante de Deschamps que con cualquier compa?ero suyo en la primera mitad, en la que fue la punta de un p¨¢ramo futbol¨ªstico.
Debi¨® entender el t¨¦cnico franc¨¦s que ese aislamiento de su n¨²mero 10 le condenaba y decidi¨® meter a Valbuena. Entonces se cumpli¨® una ley de f¨²tbol de toda la vida: a los grandes futbolistas hay que rodearlos de f¨²tbol. Con la entrada del habilidoso jugador del Marsella se conectaron Benzema y Rib¨¦ry. Ya eran tres para triangular y desorientar a la defensa espa?ola, que hab¨ªa vivido muy c¨®moda con esa r¨¢cana soledad de Benzema.
Ya con m¨¢s compa?¨ªa, le lleg¨® en otra pelota en profundidad en la que sali¨® perdiendo en la medici¨®n a la carrera con Xabi Alonso que este le reba?¨® desliz¨¢ndose por la hierba. Esa jugada asust¨® a Espa?a y envalenton¨® a Benzema, ya m¨¢s suelto, sin temor a jugar de espaldas y a moverse entre l¨ªneas o a encarar a Sergio Ramos. Ya no hablaba ni gesticulaba, hac¨ªa controles de espuela y jugaba y para hacer da?o y quitarle la raz¨®n al planteamiento y a la alineaci¨®n de su entrenador. Se fue cojeando de una rodilla, pero m¨¢s futbolista de lo que fue en la pizarra de Deschamps.
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