Fervor del once contra cero
La misteriosa filosof¨ªa de Roberto Mancini y el derroche defensivo condicionan el buen juego del Manchester City
Roberto Mancini se pas¨® los partidos decisivos de la ¨²ltima Liga inglesa con la mano metida en el bolsillo del pantal¨®n de su fino traje italiano. Entre la larga n¨®mina de leales irreductibles que componen su equipo de auxiliares circula el rumor de que lo que aferraba con fuerza era un rosario. Su devoci¨®n, aseguran, es como un r¨ªo caudaloso que va horadando su interior. Cumplida la conquista del t¨ªtulo de la Premier, el m¨¢nager del City peregrin¨® al santuario balc¨¢nico de la Virgen de Medjugorje. Seg¨²n cuenta ¨¦l mismo, desde la visita, precedida por el misticismo, su vida ya no volver¨¢ a ser la misma.
Lo que no ha cambiado Mancini es la metodolog¨ªa. El 11 contra cero sigue siendo una de las piedras fundamentales de su rutina de entrenamientos. Fiel a una tradici¨®n italiana que alcanz¨® su punto de m¨¢ximo refinamiento con Arrigo Sacchi, el m¨¢nager sit¨²a a los 11 titulares en una mitad del campo y ¨¦l, solo en la otra con un bal¨®n, va movi¨¦ndose de lado a lado, adelante y atr¨¢s, como si fuera el representante universal de todos los adversarios posibles. A cada uno de los movimientos del bal¨®n, los 11 jugadores deben responder con una recolocaci¨®n colectiva. El simulacro, repetido regularmente, pretende generar automatismos para situar a los jugadores de acuerdo a la posici¨®n del bal¨®n en la superficie del terreno de juego. Sacchi lo ejercitaba como una herramienta para orientar a los futbolistas cuando perd¨ªan la pelota. Luego, en los partidos, dejaba que cada uno tomara iniciativas en funci¨®n del momento. Mancini, fundamentalista, es m¨¢s reacio que Sacchi a elevar la presi¨®n y en la competici¨®n manda que los jugadores sean tan rigurosos como en el entrenamiento. Las basculaciones se deben respetar sin excepciones, recorriendo todos los metros y cubriendo todos los espacios que hagan falta. Cueste lo que le cueste al coraz¨®n, a los pulmones, y a los huesos. Al m¨¢nager, el 11x0 le sirve hasta de algoritmo para impartir justicia: el que lo incumple se constituye autom¨¢ticamente en culpable del gol recibido.
¡°Particularmente¡±, dice Javi Garc¨ªa, medio centro del City, ¡°esos ejercicios los llevo haciendo toda mi vida. En todos los equipos en que he estado. Sirven para situarse en el campo, para que los jugadores sepan d¨®nde deben estar. Cualquier jugador tiene que saber a d¨®nde moverse cuando tiene el bal¨®n y cuando no¡±.
El equipo gasta tanta energ¨ªa en la t¨¢ctica que ataca como puede, con chispazos aislados
El 11x0 es un adiestramiento extendido. Algunos lo usan m¨¢s y otros menos, o incluso nada. Es muy valorado en Italia porque, ante todo, sirve para situar al equipo para defender. Mancini, sin embargo, suele repetir que a ¨¦l le gusta que su equipo tenga la pelota. La afirmaci¨®n contradice el esp¨ªritu con que practica el 11x0 de la misma manera que el 11x0, llevado al extremo, conspira contra la posesi¨®n. Los detractores afirman que para cumplir con el 11x0 a la Mancini es necesario gastar tanta energ¨ªa que el equipo acaba coordin¨¢ndose para defender y luego ataca como puede. Sin aire, los avances, lejos de hacerse con los 11 futbolistas, se limitan a chispazos aislados de tres o cuatro. Es lo que suele observarse en los partidos del City, un equipo que refleja todas las contradicciones del pensamiento de Mancini. La antig¨¹edad frente a lo moderno, la presi¨®n adelantada frente a la renuncia territorial, la persuasi¨®n frente al autoritarismo, la improvisaci¨®n frente al orden, la fe frente a la ciencia. Ninguna pregunta revela las dudas que entra?a Mancini como esa que le hace Luca Caioli, su bi¨®grafo: ¡°?Cu¨¢l es su filosof¨ªa?¡±. La respuesta hace pensar en un gesto desesperado: ¡°Me gusta ganar¡±.
Mediapunta memorable, elegante y goleador, Mancini no albergaba dudas en la cancha. En el banquillo parece retorcerse entre lo que es y lo que querr¨ªa ser. A sus 47 a?os debe gran parte de su reputaci¨®n como entrenador a su paso por el Inter, donde, hasta la llegada de Mourinho, se convirti¨® en el t¨¦cnico m¨¢s ganador desde Helenio Herrera. Sus tres scudetti, sin embargo, quedaron estrechamente vinculados a Calciopoli. El descenso forzoso del Juventus les priv¨® de parte del esplendor.
En el City, como en el Inter, Mancini cuenta con el mayor presupuesto del campeonato. Tambi¨¦n, como en el Inter, afronta un reto que se le complica: la Champions. Con el Inter fue eliminado dos veces en octavos, por el Valencia y el Liverpool, y una en cuartos (Villarreal). En el City, si hoy no gana, se situar¨¢ al borde de la eliminaci¨®n en la fase de grupos por segundo a?o consecutivo.
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