Onyewu acaba con la m¨ªstica de Ipur¨²a

Todo fue dif¨ªcil para el M¨¢laga. La lluvia, el barro, la intensidad del Eibar, las ausencias y, de paso, el compromiso ante el Madrid del s¨¢bado al que todos miraban de reojo. Incluso con tal cantidad de factores adversos, el equipo andaluz ha alcanzado con Pellegrini un gran gen competitivo. Ya sea en San Siro o en Ipur¨²a, el M¨¢laga da la cara. Esa base, al fin y al cabo, es la que permite el crecimiento y la madurez de los grandes equipos. Como grande es tambi¨¦n un Eibar de buen manejo, incansable, que est¨¢ disfrutando de la Copa tras eliminar a todo un Athletic y que le jug¨® sin complejos al M¨¢laga. En el particular universo de Ipur¨²a, el equipo andaluz se sacrific¨® tanto en defensa que apenas se despleg¨® en ataque, o, m¨¢s bien, no le dej¨® el Eibar, muy intenso, que solo se rindi¨® en la ¨²ltima jugada del partido, cuando una desastrosa salida del meta Altamira le permiti¨® al M¨¢laga lograr un empate angustioso.

Se anim¨® mucho el encuentro en el segundo tiempo, cuando los dos equipos llegaron con m¨¢s soltura al ¨¢rea rival, consecuencia del desgaste. Encontr¨® premio el Eibar en una jugada que redonde¨® la sarta de t¨®picos sobre la que se coci¨® el partido. Una falta de Weligton sacada por Bingen la remat¨® un central, A?ibarro. Un gol que le pon¨ªa de dulce la eliminatoria al Eibar. Luego, en el descuento, Altamira sali¨® a por uvas y Onyewu no perdon¨®. El equipo vasco prob¨® de su propia medicina.

Anda contrariado Manuel Pellegrini con la Copa. Primero, porque el sorteo, dirigido, le condenaba a verse con el Barcelona en cuartos. En segundo t¨¦rmino, porque este choque a destiempo ante el Eibar le pillaba en plena semana de preparaci¨®n del gran duelo frente al Madrid. Por eso no extra?¨® que se dejara en Andaluc¨ªa a ocho titulares, con lo que el M¨¢laga salt¨® al a?ejo Ipurua con un once nada habitual, apuntalado, eso s¨ª, con Weligton, baja ante los de Mourinho por sanci¨®n. Por si no fueran pocas las reticencias del chileno con la Copa, el torneo le depar¨® un duelo ante el Eibar donde todos los t¨®picos que envuelven y hacen atractiva a esta competici¨®n se cumplieron de manera fiel. Llov¨ªa a c¨¢ntaros sobre Ipurua, un campo t¨ªpico de los del Norte, de los que apenas se llevan ya, embarrado, estrecho, con un Eibar pujante frente a un M¨¢laga cuajado de jugadores de peque?a talla, caso de Saviola, Seba, Duda o Buonanotte, que bastante hicieron con mantenerse de pie sobre el barro. No debe extra?ar, por lo tanto, que ante esas circunstancias la evidente diferencia de calidad t¨¦cnica entre el M¨¢laga y el Eibar quedara reducida a su m¨ªnima expresi¨®n. Fue mejor el equipo vasco, que, adem¨¢s, no est¨¢ plagado de tuercebotas, incluso actuando con muchos suplentes. Quiso m¨¢s el Eibar, que goz¨® de las ¨²nicas ocasiones claras de gol, aunque todo se decidi¨® en el tramo final. El remate de A?ibarro puso en el horizonte al Barcelona, pero el sue?o se desvaneci¨® en el descuento con el gol de Onyewu. El M¨¢laga cobr¨® as¨ª ventaja para la vuelta.