Un hombre siempre a contracorriente

Oscar Pistorius pasar¨¢ la noche entre rejas. La polic¨ªa sudafricana le ha acusado formalmente de haber asesinado en su domicilio a su novia con una pistola registrada a su nombre. Mientras los investigadores retrasaban a ma?ana su comparecencia ante el juez para recabar muestras de sangre, ya hab¨ªa quedado hecha a?icos la imagen del ganador de ocho medallas paral¨ªmpicas (seis oros, una plata y un bronce); la fama del luchador que pele¨® hasta competir en unos Juegos con atletas sin minusval¨ªas; y su estrella de buen comunicador y mejor entrevistado. Una pistola de calibre nueve mil¨ªmetros ha segado con cuatro disparos la vida de su pareja y su id¨ªlica imagen.

Pistorius, al que le amputaron las piernas a los 11 meses de vida, est¨¢ acostumbrado a las armas. Due?o de un car¨¢cter aventurero, amante de la velocidad dentro y fuera del tart¨¢n de atletismo, es aficionado a la caza. Eso est¨¢ entre sus an¨¦cdotas preferidas: los d¨ªas en los que los compa?eros de habitaci¨®n le escond¨ªan las pr¨®tesis que le sirven de piernas y le despertaban avis¨¢ndole de que hab¨ªa que salir corriendo porque un fuego amenazaba sus vidas; los momentos de tensi¨®n vividos en los aeropuertos cuando las cuchillas que le sostienen hac¨ªan saltar las alarmas o se las cambiaban de sitio en los compartimentos del avi¨®n; la jornada que estuvo a punto de perder la vida en un r¨ªo, accidentado en un bote y rescatado por un helic¨®ptero que le llev¨® a toda mecha a un hospital para que le arreglaran el cuerpo y, sobre todo, la cara.

¡°O eres positivo, o hundes a todo el mundo¡±, suele contar sobre las dificultades que ha superado en su vida, impulsado siempre por una vitalidad contagiosa, que le hace admirar el Bernab¨¦u como un teatro de ensue?o o atacar un cocido en una visita a Madrid pensando en los beneficios que tendr¨ªa eso o unos buenos huevos rotos contra la resaca. ¡°Creo que los Juegos Paral¨ªmpicos sirven para demostrar a la gente todo lo que puedes conseguir a pesar de tener una discapacidad¡±, dec¨ªa, sabi¨¦ndose un ejemplo, un icono de esperanza.

En las cenas de gala, o frente a un desconocido con el que se sienta por primera vez, Pistorius siempre gusta de contar la misma historia. ¡°Tengo un amigo en silla de ruedas que tiene una novia preciosa¡±, se arranca. ¡°Salimos una noche¡±, contin¨²a, y empieza la representaci¨®n.

-?Qu¨¦ querr¨ªa beber su acompa?ante?, le pregunt¨® el camarero a ella sobre mi amigo.

-Estoy aqu¨ª mismo, me lo puede preguntar usted a m¨ª directamente, le contest¨® mi amigo.

-?Qu¨¦ querr¨ªa beber?, le grit¨® el camarero.

-?Oiga!, le respondi¨® mi amigo. ?Que estoy en una silla de ruedas, no jodidamente sordo!

Es su forma de aclarar con una sonrisa que quiere que le traten como si fuera uno m¨¢s, sin mirarle las pr¨®tesis, sin distingos ni excepciones. D¨ªa a d¨ªa, seguramente hoy tambi¨¦n, el email de Pistorius rebosa de historias de desesperaci¨®n, escritas por personas de todo el mundo que buscan inspiraci¨®n en momentos de dificultad, cuando pierden una mano, un brazo, una pierna. Blade Runner, como se conoce al sudafricano por sus futuristas pr¨®tesis, es mucho m¨¢s que un atleta. Para millones de personas con amputaciones o minusval¨ªas ha sido un ejemplo y una inspiraci¨®n: la confirmaci¨®n de que cualquier limitaci¨®n es superable, como demostr¨® compitiendo en los Juegos de Londres 2012 tras a?os batallando con la IAAF para demostrar cient¨ªficamente que carecer de piernas y correr sobre pr¨®tesis, sin juego de tobillos que ayude en la salida, nunca puede ser considerado como una ventaja biomec¨¢nica. Pistorius hizo de todo para lanzar su mensaje de esperanza. Hasta corri¨® contra un caballo.

En Sud¨¢frica, Pistorius hab¨ªa alcanzado el estatus de estrella, convertido en un habitual de las ceremonias televisivas, las entregas de premios y las revistas del coraz¨®n. Hoy aparece en la secci¨®n de sucesos por un tiroteo, como antes lo hizo por incidentes dom¨¦sticos de los que ya ten¨ªa conocimiento la polic¨ªa. Hoy su nombre se ve mezclado en especulaciones sin confirmar como que habr¨ªa confundido a la mujer encontrada muerta con un ladr¨®n. Hoy la polic¨ªa pisa su casa de Silver Woods para encontrar pruebas con las que aclarar un asesinato.