En¨¦simo fracaso del Arsenal

La agresividad mal entendida del Arsenal (peg¨® mucho m¨¢s de la cuenta) retrat¨® una impotencia pesada y antigua (1-3). La de esas siete temporadas ¡ªesta ser¨ªa la octava¡ªsin un solo t¨ªtulo ni opciones de conseguirlo. Un equipo renovado cada a?o, con futbolistas de muy buena pinta, pero sin astucia ni maldad en las ¨¢reas. Ah¨ª choca Wenger contra un muro, incapaz de recuperar la exhuberancia de los gunner a principios del milenio. Los tiempos de Henry, Pir¨¨s y Cesc F¨¤bregas despiertan nostalgia. Su bella corte de centrocampistas ¡ªRamsey, Arteta, Cazorla y Wilshere¡ª se qued¨® seca ante la negaci¨®n de su delantera para abrir espacios y la de su defensa para cerrarlos. La cara de Cazorla, tras muchos pases pifiados, era un poema. Las aceleraciones de Wilshere se dieron de bruces contra la s¨®lida defensa b¨¢vara.

El Bayern de M¨²nich jug¨® con la arrogancia de un emperador en Europa. Lahm dio un recital del oficio de lateral, esta vez fue el derecho pero puede actuar con la misma eficacia por el otro costado. Los centrocampistas manejaron los tiempos a su antojo, reparti¨¦ndose la recuperaci¨®n (Javi Mart¨ªnez), la organizaci¨®n (Schweinsteiger) y la llegada (Kroos y M¨¹ller, autores de los dos primeros goles). A eso le sum¨® Heynckes un delantero en vena, Mandzukic, lanz¨¢ndose como lobos sobre la zaga gunner (Sagna, Koscielny, Mertesacker y Vermaelen), tan temerosa con la pelota como sin ella.

Tras el descanso, el Arsenal aprovech¨® un error monumental de Neuer, a mitad de camino al centro de c¨®rner combado de Wilshere, para ilusionarse con un repunte o una remontada. Marc¨® Podolslki de cabeza ante los gestos destemplados de Neuer, que buscaba un culpable aunque no lo hallaba porque era ¨¦l mismo. El Emirates observ¨® un recorrido muy corto de sus jugadores. El cuadro de Wenger cay¨® otra vez en un ataque previsible y horizontal, sin ninguna profundidad. Solo Giroud, reci¨¦n ingresado, apur¨® un remate repelido por las manoplas de Neuer. Respondi¨® Lahm con su en¨¦sima llegada hasta l¨ªnea de fondo. Su centro raso al segundo palo lo empal¨® Mandzukic, de manera acrob¨¢tica, para rubricar el fracaso del Arsenal.