Nadie niega a Cristiano

La Liga empieza a jugar con los nervios de los equipos, con sus urgencias o sus prudencias. Para el Madrid se ha convertido en una suerte de pasaje preparatorio para mantener estados de forma o recuperarlos con vistas a sus desaf¨ªos en Europa y en la final de la Copa, para equipos como el Celta comienza a ser un tr¨¢nsito sobre el alambre, una cuenta atr¨¢s en la b¨²squeda de los puntos para seguir en la categor¨ªa. En ese cruce de caminos surgen partidos como el que les enfrent¨® en Bala¨ªdos, un ameno espect¨¢culo, un ida y vuelta con un final de moneda al aire. Y s¨ª, como de costumbre, ganan los grandes.

El Celta mereci¨® el empate, pero se expuso a una goleada. Comenz¨® mand¨®n, se fue al piso y acab¨® enviando, por medio de Park, un bal¨®n al larguero que le pudo dar la igualada en el tramo final del partido. Fue n¨ªtidamente superior al inicio, durante el primer cuarto de hora, cuando al Madrid le cost¨® engranar marchas y coger velocidad de crucero. Aletargado, con una alineaci¨®n que alertaba su mirada hacia otros escenarios, comenz¨® perezoso, despistado en las marcas, superado, incomodado por el plan del Celta, del que se esperaba alguna precauci¨®n defensiva, pero que parti¨® sin ambages, con la idea que trata de inculcarle Abel Resino: agrupar al equipo en unos pocos metros y situar la l¨ªnea zaguera cerca de la medular.

Se fue adelante el Celta, exigido en la clasificaci¨®n tras la victoria del Mallorca, atento para encimar la salida de bal¨®n del rival, hu¨¦rfano de Alonso, reservado, y sin caminos hacia Modric u ?zil, que apenas se mostraron. Y lo pas¨® mal el Madrid porque perdi¨® alguna posesi¨®n en lugares sensibles, cerca de Aspas o de ?lex L¨®pez, una conexi¨®n especialmente productiva porque el primero suele mejorar cada bal¨®n que le llega, pero es adem¨¢s uno de esos delanteros inc¨®modos para los centrales porque no los fija sino que se mueve en torno a ellos, de aqu¨ª para all¨¢, dispuesto a convertir cada chispa en un incendio. Diego L¨®pez ejerci¨® de bombero, salvo alg¨²n despiste epis¨®dico una vez m¨¢s impecable, de nuevo pilar de su equipo cuando todo lo dem¨¢s falla.

Pero ese Celta dominador y codicioso se cay¨® de improviso. Al Madrid le bast¨® con encontrar la precisi¨®n, con un par de cambios de orientaci¨®n y dos galopadas para sembrar el p¨¢nico. Apareci¨® Marcelo, al que se espera desde hace tiempo. Seguramente no luce todav¨ªa una tableta en el abdomen, pero atesora el gen desprendido de los grandes laterales brasile?os, la capacidad para sorprender y volcar el f¨²tbol de su equipo hacia un flanco. Punzante como en sus mejores d¨ªas lider¨®, hasta que a la hora de partido se le acab¨® el combustible, a un equipo que convirti¨® al meta Javi Varas en h¨¦roe. A Cristiano, a Callej¨®n, al propio Marcelo, les neg¨® el gol el portero propiedad del Sevilla. Y sobre todo se lo neg¨® a Benzema, que evidenci¨® una vez m¨¢s una capacidad que pone en duda si es delantero para un equipo del m¨¢ximo nivel continental.

Pocos m¨¢s vistosos que ¨¦l, impecable en los movimientos y apoyos, capaz de dejar un par de regates que fueron un regalo para la vista y para Cristiano, que remat¨® al larguero un monumental caracoleo y centro del galo. Hay un potencial que siempre se entrev¨¦, que no parece tener final, pero s¨ª lo tiene: el gol. Ese es el l¨ªmite de Benzema y lo evidenci¨® en Bala¨ªdos, cuando en el ¨²ltimo tramo de la primera mitad su equipo super¨® de largo al Celta. Carece de la codicia, del anhelo del killer, de ese CR7 que est¨¢ donde debe para que el bal¨®n le caiga en los pies tras varios rechaces. As¨ª abri¨® el partido el Madrid, ya tras el descanso, as¨ª lo cerr¨® tras un penalti convertido por el voraz luso despu¨¦s de que el inevitable Aspas empatar¨¢ y Mourinho hubiera vuelto a agrupar a Kak¨¢, ?zil y Modric tal y como hizo en Old Trafford.

Benzema ya ve¨ªa entonces el partido desde la banqueta. Era tiempo para Higua¨ªn y Kak¨¢. Tambi¨¦n para Alonso, que hab¨ªa reemplazado al irrelevante Khedira y fabric¨® un penalti sobre el brasile?o que decidi¨® el partido porque el Celta para entonces ten¨ªa m¨¢s fe que f¨²tbol, sin la capacidad de ?lex L¨®pez, que se fue lesionado al empezar la segunda parte, para romper entre l¨ªneas. Regresaron con un segundo aire los locales para un todo o nada, destap¨¢ndose incluso ante las contras del Madrid, para el que Higua¨ªn, delantero de rachas que tambi¨¦n parece haber olvidado el aroma del gol, dej¨® pasar en dos ocasiones la sentencia cuando el mediocampo del Celta ya no estaba en su sitio, generoso como el resto del equipo en el esfuerzo para rescatar al menos un punto, oro en una Liga que se iguala por abajo y en la que pierde pie, una competici¨®n en la que el Madrid comienza a sentirse por fin c¨®modo.

Mourinho iguala los 103 partidos de Miljanic en Liga

Jos¨¦ Mourinho dirige hoy en Bala¨ªdos su partido 103 en Liga con el Real Madrid igualando a Miljanic como el quinto entrenador con m¨¢s encuentros en esta competici¨®n en la historia del club blanco. El portugu¨¦s es el que mejor porcentaje de victorias tiene al frente del banquillo madridista, un 76%, en los 102 partidos que ha dirigido hasta la fecha.

Mourinho tiene el mejor porcentaje de victorias (76%) entre los 10 entrenadores con m¨¢s partidos dirigidos al Real Madrid en el campeonato merced a sus 78 victorias y solo quedar¨¢ por detr¨¢s de Miguel Mu?oz (424), Del Bosque (153), Beenhakker (139) y Molowny (122) en la lista de entrenadores con m¨¢s partidos en la competici¨®n nacional.