Nadal, de asombro en asombro
El espa?ol remonta ante Del Potro, logra su primer t¨ªtulo sobre cemento desde 2010 y su victoria 600, recupera el n¨²mero cuatro y renuncia a Miami para centrarse en la arcilla
Abran paso, pongan la alfombra roja, Rafael Nadal est¨¢ de vuelta. Arde la pista y quema la pelota. Juan Mart¨ªn del Potro pega y pega, revienta la bola, golpea como si cada tiro fuera la bala de la que depende su vida. Nadal acude al encuentro de esos disparos a pecho descubierto. Primero manda, luego sufre y domina finalmente el t¨ªo vivo de la final de Indian Wells para remontar 4-6, 6-3 y 6-4, alzar su primer t¨ªtulo sobre cemento desde 2010 (Tokio), celebrar su victoria 600, recuperar el n¨²mero cuatro del mundo y gritar alto y claro un mensaje a los cuatro vientos: he vuelto. A falta de la prueba de Novak Djokovic, el n¨²mero uno mundial, el mallorqu¨ªn ha cerrado su vuelta al circuito con resultados impensables. Tras siete meses lesionado con una rotura parcial de ligamento rotuliano y una hoffitis en la rodilla izquierda, suma tres trofeos, una final y cuatro victorias sobre top-10 (Federer, Ferrer, Del Potro y Berdych) desde febrero. Asombroso.
Los tenistas con m¨¢s victorias
- Jimmy Connors, 1.217 victorias.
- Ivan Lendl, 1.071.
- Guillermo Vilas, 923
- Roger Federer, 891.
- John McEnroe, 875.
- Andre Agassi, 870.
- Stefan Edberg, 806.
- Pete Sampras, 762.
- Ilie Nastase, 749.
- Boris Becker, 713.
- Brian Gottfried, 677.
- Michael Chang, 662.
- Manuel Orantes, 647.
- Stan Smith, 642.
- Arthur Ashe, 639.
- Thomas Muster, 622.
- Andy Roddick, 612.
- Yevgeny Kafelnikov, 609.
- Bjorn Borg, 608.
- Rafael Nadal, 600.
Para llegar hasta ah¨ª, Nadal primero tiene que domar al n¨²mero siete mundial. El gigante es un maestro del escapismo. Esto es la final de Indian Wells y Nadal domina 3-0 y doble bola de break para 4-0 y saque frente a Del Potro. Los golpes del espa?ol son un l¨¢tigo en la espalda del argentino, que se pasea cabizbajo, castigado y maniatado, sin dictado en el partido. Nadal revienta la pelota. Ense?a los colmillos, el pu?o, pone su aura de campe¨®n sobre la mesa. El espa?ol juega por el centro, evitando los ¨¢ngulos para negarle a Delpo la posibilidad de armar sus tremendos golpes cruzados. Llegan entonces esas dos bolas de break desaprovechadas. Un juego al saque en el que el mallorqu¨ªn compite con convencimiento pero pierde el servicio con unas cuantas defensas impensables de su contrario. El marcador se iguala. El duelo cambia de sentido. Delpo encuentra su derecha y con ella martiriza a su contrario. Nunca le da tiempo a Nadal para recuperar la partitura. Encaja un 1-7. La final parece perdida, porque pronto se adelanta con break el argentino en la segunda manga. Esta historia es conocida: ya remont¨® Delpo ante Murray en cuartos, y frente a Djokovic en semifinales.
Pero Nadal, que ha renunciado al masters 1000 de Miami para centrarse en la gira europea de tierra, no es el brit¨¢nico ni se parece al serbio. El esp¨ªritu de supervivencia, la alergia a la derrota, siguen ah¨ª. Del Potro brama, pega, grita. Es un gigante desatado, magn¨ªfico, incontenible. Igual que el r¨ªo que desborda su cauce e inunda el mundo, el n¨²mero siete asalta la pista sin darle respiro a su contrario. El argentino manda set y break arriba. Nadal ha perdido el hilo argumental del partido. No le da tiempo a preparar el punto. Le llueven los pelotazos. Los intercambios duran segundos. Y, de repente, ah¨ª est¨¢, ah¨ª viene, ya est¨¢ de vuelta: de ninguna parte, Nadal arranca un break, iguala el marcador, se lleva el set (4-6 y 6-3) y se adelanta en el tercero.
Tras siete meses lesionado suma tres trofeos, una final y cuatro victorias sobre top-10 desde febrero
Entonces, el partido ya no entiende de estrategias, no tiene sitio para t¨¢cticas ni precedentes. Nadal no tiene tiempo para pensar en que juega impulsado por el viento de sus buenos resultados. A su contrario no le llega el aire para pensar en sus victorias de cuartos y semifinales ante tan her¨¢ldicos contrarios, para digerir que eso supone que llegue al encuentro decisivo con 1h 13m m¨¢s de juego que Nadal.
Ahogado en sudor, boqueando como un pez fuera del agua, Delpo aguanta a pelotazos, de saque en saque, de derecha en derecha, evitando cualquier di¨¢logo. Sus gestos hablan de un tenista al borde de la extenuaci¨®n. Sus tiros, de un competidor fiero y heroico, que llega a salvar tres puntos de partido. Nadal, de siempre un cazador, olisquea su agotamiento y reacciona como un lobo frente a una presa herida. Mordiendo. Corriendo. Persiguiendo y agobiando hasta que Del Potro capta el mensaje: no hay sitio al que correr, no hay lugar en el que esconderse, es la derrota o la derrota. Finalmente, el n¨²mero siete se inclina tras un partido vibrante, dominado por un tenista mercurial, herc¨²leo y ¨¦pico. Se llama Rafael Nadal y sus resultados dicen que ha vuelto para quedarse.
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