La falacia de los derechos de televisi¨®n
Es una creencia ampliamente aceptada que con un reparto m¨¢s equitativo de los derechos de televisi¨®n la Liga espa?ola recuperar¨ªa la competitividad perdida ante el dominio apabullante de FC Barcelona y Real Madrid. Se sugiere como ejemplo la Liga inglesa, donde los ingresos televisivos est¨¢n colectivizados. Es un argumento recurrente. As¨ª, y aunque no se refiriera directamente a ellos, el entrenador de Osasuna, Jos¨¦ Luis Mendil¨ªbar, opin¨® recientemente en este peri¨®dico que ¡°hay que replantearse el modelo econ¨®mico de la Liga¡±.
La falta de competitividad de la Liga espa?ola y la raz¨®n de los derechos de televisi¨®n ha traspasado las fronteras. Hace poco tuve la ocasi¨®n de comprobarlo en el transcurso de una conferencia que di en la Universidad de Vic a unos alumnos de Liverpool de ciencias del deporte sobre la inevitabilidad de la Superliga europea. Tambi¨¦n defend¨ªan que el d¨¦ficit que arrastra la Premier, el m¨¢s alto de los cinco principales campeonatos dom¨¦sticos, quedar¨ªa enjuagado con el pr¨®ximo contrato de British Telecom, que entrar¨¢ en vigor la temporada que viene y que aportar¨¢ 3.790 millones de euros en tres temporadas, un 70% de incremento respecto a las cifras actuales, y repartidas de manera equitativa entre los 20 equipos.
Nada es verdad y casi todo es mentira. Se explica f¨¢cilmente y se comprende r¨¢pidamente.
El problema del f¨²tbol, o uno de ellos, no es de modelo econ¨®mico sino de modelo deportivo
En su ¨²ltima edici¨®n de su informe sobre las finanzas de los 20 clubes de f¨²tbol que m¨¢s ingresos obtienen, los analistas de Deloitte dividen las tres fuentes ordinarias en matchday, commercial y broadcasting. La nomenclatura de los ep¨ªgrafes contables ha ido adapt¨¢ndose a la realidad comercial de unos clubes convertidos en multinacionales del ocio, situados a caballo de las industrias del deporte y del entretenimiento.
El ep¨ªgrafe partido del d¨ªa responde mucho m¨¢s adecuadamente a la fuente de ingresos que antes conoc¨ªamos como cuotas y abonos. Lejos quedan los tiempos en los que los socios de los clubes sufragaban dos tercios al menos de los gastos: hoy apenas aportan el 15% de la facturaci¨®n.
Y, sin embargo, esta divisi¨®n de los ingresos en las tres fuentes cl¨¢sicas esconde una falacia y da pie a las lecturas err¨®neas de aquellos que, por convencimiento o inter¨¦s, tratan de explicar y combatir la falta de competitividad de la Liga espa?ola a partir de un supuestamente injusto reparto de los derechos generados por las retransmisiones televisivas.
En primer lugar, la polarizaci¨®n econ¨®mica es la consecuencia y no la causa de la polarizaci¨®n deportiva que se ha acelerado en la ¨²ltima d¨¦cada, aunque una y otra se retroalimentan de manera decisiva. La falta de competitividad es un rasgo com¨²n de todas las grandes ligas: as¨ª, basta con observar los distintos palmar¨¦s para darse cuenta que no m¨¢s de cuatro equipos han conseguido alzarse con el t¨ªtulo en cada una de las cuatro principales y, aun as¨ª, no se ha roto la hegemon¨ªa del Manchester United (cinco t¨ªtulos) y Bayern de M¨²nich (cinco t¨ªtulos). Y lo mismo sucede en la Champions, aunque la falta de un campe¨®n sucesivo sugiera lo contrario porque salvo en 2004, el a?o del Oporto y el Roma, las nueve finales restantes las han disputado solo nueve de los 18 equipos posibles.
Lejos quedan los tiempos en los que los socios de los clubes sufragaban dos tercios al menos de los gastos
Y, en segundo lugar, porque aunque la contabilidad de los clubes no lo refleje adecuadamente el ingreso m¨¢s importante, de hecho el ¨²nico importante es el del d¨ªa del partido, puesto que todos los dem¨¢s les son deudores: no hay derechos de televisi¨®n, ni hay mercadotecnia que valga si no hay un partido por vender. Y solo se pueden vender aquellos partidos en los que existe un m¨ªnimo equilibro competitivo y su resultado genera incertidumbre a una audiencia masiva y tiene trascendencia clasificatoria.
Para comprenderlo completamente, basta con pensar en la semana de los dos cl¨¢sicos: un Madrid-Bar?a con 16 puntos de por medio y una semifinal de la Copa del Rey y unos octavos de final de la Champions complicados y trascendentes para ambos antes y despu¨¦s convertido en un tr¨¢mite en el que lo m¨¢s importante era no hacerse demasiado da?o.
Retorno a Mendil¨ªbar: el problema del f¨²tbol, o uno de ellos, no es de modelo econ¨®mico sino de modelo deportivo. Lo que hay que replantear es la estructura de competiciones en todo su conjunto.
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