Ni sangre, ni delito, ni culpables
Comienzan los alegaciones de las defensas, que niegan la mayor: no hay pruebas de hechos condenables sencillamente porque nadie hizo nada que estuviera prohibido
En la calle, detr¨¢s de las persianas gradulux permanentemente bajadas, se oscurece el d¨ªa, ya primavera, y llueve mientras desde su pupitre habla Juli¨¢n P¨¦rez-Templado, abogado defensor. Sus clientes, Vicente Belda, piernas al aire bailando incansables, e Ignacio Labarta, corte de pelo de pocas horas, cara de ni?o bueno, aplauden con las orejas maravillados y felices, y le escuchan: y s¨ª, claro, obvio, mis clientes sab¨ªan que lo que hac¨ªan iba contra la legislaci¨®n deportiva, eran conscientes de la infracci¨®n deportiva, mis clientes admiten el dopaje, ?y qu¨¦? ?y qu¨¦? ?y qu¨¦? Pues que les sancionen por lo deportivo, pero eso no es delito penal, que es lo que aqu¨ª se juzga.
Y as¨ª, horas, P¨¦rez-Templado, embriagado con su discurso que flu¨ªa como el agua. ¡°No estamos en eso¡±, remata, ¡°el juicio del dopaje paralelo no es nuestro juicio. Y, en todo caso, si lo que hac¨ªan, de lo que no hay pruebas, era delito penal, ellos no eran conscientes de ello. Sufr¨ªan un error invencible¡±.
Cuando a¨²n el sol se colaba por entre las lamas de vinilo a espaldas de la juzgadora, horas antes, las ¨²ltimas acusaciones hab¨ªan edificado sus alegatos desde el cimiento de la sangre y con el adorno medi¨¢tico del dopaje. ¡°Estamos ante el medicamento de la sangre¡±, hab¨ªa establecido la abogada de la federaci¨®n espa?ola de ciclismo con argumentos hist¨®ricos, teleol¨®gicos, culturales, de sentido com¨²n tambi¨¦n. ¡°Y como la sangre es un medicamento, el art¨ªculo 361 del C¨®digo penal, que se basa en la palabra medicamento, es de plena aplicaci¨®n¡±.
Y despu¨¦s de proclamar id¨¦ntica verdad, la abogada de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) sigui¨®: ¡°En este juicio sin precedentes en el mundo, suplico una sentencia ejemplarizante que refleje el compromiso de las autoridades espa?olas contra el dopaje¡±. Y, tras un par¨¦ntesis dedicado a precisar, hechos, pruebas, tipos, concluy¨®, su tonillo siempre, ante la juez atenta: ¡°Y a ver si de una vez se cumplen los compromisos y las obligaciones que el Estado contrajo al ratificar la convenci¨®n de la Unesco contra el dopaje¡±.
A ver si de una vez el Estado cumple su compromisos contra el dopaje¡±, exigi¨® la AMA
Muy bien, muy bien, admiti¨® luego P¨¦rez-Templado, ¡°pero llegamos a un muro infranqueable: la sangre no es medicamento porque as¨ª lo dice la ley, la regulaci¨®n legal, as¨ª que no hay delito¡±.
Pero por si acaso s¨ª que pudiera ser delito el establecimiento del banco privado de sangre por Eufemiano Fuentes y su grupo en condiciones que contravienen todas las normas sanitarias, su uso con personas sanas, y los medicamentos prohibidos por las normas antidopaje y todo aquello que han reconocido que hac¨ªan, P¨¦rez-Templado ten¨ªa tambi¨¦n preparados sus argumentos. Estos no eran otros que el elogio del juez instructor (el que tard¨® siete a?os en cerrar una instrucci¨®n en la que prohibi¨® cualquier investigaci¨®n m¨¢s all¨¢ de lo que palmariamente pod¨ªa verse), quien ¡°clarividente, en los albores¡± ya dijo que no hab¨ªa caso, la petici¨®n de la anulaci¨®n de las escuchas que compromet¨ªan a sus detenidos y, sobre todo, la conversi¨®n de la Operaci¨®n Puerto en un mero caso Manzano.
¡°No he visto nunca un testigo m¨¢s indigno de credibilidad que Manzano¡±, dijo del exciclista cuyo testimonio tanto da?o hizo a Belda, aquel que dec¨ªa lo de los ciclistas que ¡°mug¨ªan y ladraban¡±.
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