Sin Messi, bandera blanca
La ausencia del argentino, consensuada por el cuerpo t¨¦cnico y los m¨¦dicos, conmociona al Camp Nou ¡°Hab¨ªa riesgo de que se rompiera y no se sent¨ªa c¨®modo¡±, argumenta Tito
¡°¡Y que Messi participe mucho¡±, recet¨® la v¨ªspera del partido Piqu¨¦, invitando a los barcelonistas a so?ar en la posibilidad de lograr la gesta de remontarle al Bayern la ventaja que se tra¨ªa del Allianz Arena (4-0). Pero Messi no pudo saltar al terreno de juego porque su estado f¨ªsico lo desaconsej¨®. Tampoco pudo contar Vilanova con Busquets, pero ten¨ªa a Song. Y, aunque no sea lo mismo, el problema asustaba lo justo, porque el camerun¨¦s ofrece siempre una soluci¨®n, mejor o peor. Pero no hay quien sustituya a Messi, y por ah¨ª se le rompieron los sue?os al Barcelona al mediod¨ªa, en el hotel de concentraci¨®n, frente al mar.
Lo explic¨® Tito: ¡°El lunes no se entren¨® y hoy por la ma?ana ¡ªpor ayer¡ª despu¨¦s del entrenamiento, despu¨¦s de hablar con los doctores y los fisios, lo he hecho con ¨¦l al llegar al hotel. Tal como estaba, hab¨ªa riesgo de que se rompiera. Y ¨¦l, que no se sent¨ªa c¨®modo, pensaba que as¨ª no podr¨ªa ayudar al equipo¡±. Lo incluy¨® en el banquillo: ¡°Por si las cosas iban rodadas y necesit¨¢bamos arriesgar con ¨¦l al final, pero no ten¨ªa sentido arriesgar despu¨¦s del gol de Robben¡±. ¡°Lo intu¨ªamos¡±, advirti¨® Villa al considerar el efecto causado por la ausencia de la Pulga. ¡°Es el que mete los goles y el mejor del mundo. Es normal que se notara su ausencia¡±, admiti¨® Bartra. ¡°Con ¨¦l la cosa no hubiera cambiado mucho, el Bayern ha sido superior. Pero siempre se le echa de menos¡±, cerr¨® Piqu¨¦. ¡°Fue un alivio que no jugara Messi. Nos sorprendi¨®¡±, confes¨® Javi Mart¨ªnez, del Bayern.
Estaba en el banquillo por si las cosas iban rodadas y hab¨ªa que arriesgar al final¡± Tito Vilanova
Y es que no es lo mismo jugar con un 9 falso que jugar sin el 10. Qued¨® de nuevo muy evidente. Le busc¨® Xavi y no estaba, le esper¨® Alves en sus carreras y nunca apareci¨®, y cuando picaron Villa o Pedro, no encontraron sus pases en superioridad, as¨ª que le a?or¨® el Bar?a, digno al inicio, pero fumigado en el segundo tiempo. El premio de la final fue para el Bayern, que demostr¨® una superioridad insultante. Entre los cul¨¦s quedar¨¢ la duda de qu¨¦ hubiera pasado si Messi hubiera podido competir, pero en la ida estuvo tieso y en la vuelta, en el banquillo.
La noticia de la suplencia del argentino conmocion¨® a los aficionados locales y sorprendi¨® a los visitantes. De Leo no hab¨ªa noticias desde su ¨²ltima genialidad en San Mam¨¦s (2-2). Lesionado en el partido de ida de los cuartos de final, en Par¨ªs contra el PSG, la Pulga jug¨® media hora en la vuelta y su sola presencia intimid¨® a los franceses. Bast¨® con un rato para decidir el pase a las semifinales en el Camp Nou. A partir de esa noche, Leo particip¨® en funci¨®n de sus sensaciones y el criterio m¨¦dico, antes que por la voluntad de Vilanova o la suya. ¡°Sin Messi es otra cosa. Es fundamental para el Bar?a¡±, reconoci¨® Heynckes. ¡°S¨ª, es cierto, siempre que te falta un jugador determinante lo notas. El Bayern, sin Robben o Rib¨¦ry no hubiera jugado tan bien¡±, defendi¨® Tito.
Ni todo el orgullo del mundo, ese que se reclamaba al equipo desde el mosaico que recibi¨® a los futbolistas, alcanz¨® para suplir a la Pulga
Messi lleg¨® a tiempo de saltar al campo en M¨²nich, donde pis¨® el c¨¦sped pero no jug¨® (4-0). Desde entonces se le cuid¨® so?ando con tenerle a punto para afrontar el reto de la remontada. El pasado s¨¢bado reapareci¨® en Bilbao, supuestamente en perfecto estado, y marc¨® un golazo. Se dio por hecho que estaba en condiciones de jugar de titular contra el Bayern. Le necesitaban sus compa?eros y le tem¨ªan los alemanes, pero Messi se qued¨® en el banco.
El Barcelona fue inofensivo para Neuer, al que apenas s¨ª intimid¨® un disparo lejano de Pedro en el primer tiempo y un remate de cabeza de Villa en el segundo. Fueron los ¨²nicos remates de los cinco a puerta que firm¨® el Bar?a que llevaron peligro a la puerta del Bayern. Ni todo el orgullo del mundo, ese que se reclamaba al equipo desde el mosaico que recibi¨® a los futbolistas en el Camp Nou, alcanz¨® para suplir a la Pulga, que estaba para jugar media hora, pero que, tras el primer gol, el de Robben, en el minuto tres de la segunda parte, ni se quit¨® el ch¨¢ndal. Vilanova levant¨® la bandera blanca.
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