La lesi¨®n de ?zil asusta al Bernab¨¦u
El p¨²blico vuelve a pitar a Mourinho y a ovacionar el nombre de Casillas, y sufre ante la retirada en camilla del alem¨¢n
Faltaban menos de 10 minutos para el final de uno de los partidos m¨¢s irrelevantes de la temporada en el Bernab¨¦u cuando ?zil hizo un control en suspensi¨®n, de espaldas a Camacho, y al volver al suelo apoy¨® mal el pie derecho. El peso le venci¨® el tobillo y qued¨® tendido en la hierba. Fue una imagen extra?a porque el alem¨¢n no es ni un demagogo ni dramatiza el dolor f¨ªsico. Levant¨® la mano y pidi¨® la asistencia de los m¨¦dicos y a continuaci¨®n el cambio. No volvi¨® a apoyarse en la pierna da?ada. Lo retiraron en camilla mientras la hinchada asist¨ªa espantada al sufrimiento del futbolista m¨¢s genial del equipo. Su infortunio extiende una sombra sobre la final de Copa del pr¨®ximo 17 de mayo, contra el Atl¨¦tico en el mismo Bernab¨¦u.
La hinchada volvi¨® a pitar a Jos¨¦ Mourinho de forma mayoritaria en un acto que ya forma parte del ritual de la temporada en Chamart¨ªn. La megafon¨ªa anuncia el equipo titular, los ocupantes del banquillo, y por ¨²ltimo el entrenador. Uno por uno. Los decibelios suben y bajan seg¨²n el grado de simpat¨ªa que inspiran los hombres mencionados entre los seguidores. Un profundo silencio sucede a ¡°?Carvalho!¡±, a ¡°?Coentr?o!¡±, a ¡°?Kak¨¢!¡±. La ovaci¨®n es fuerte con ¡°?Cristiano!¡± y el estadio entra en erupci¨®n cuando escucha ¡°?Casillas!¡±. Las palmas atruenan en el grader¨ªo. Luego se hace un silencio. Y por fin el speaker dice el nombre fat¨ªdico: ¡°?Mourinho!¡±. Entonces la muchedumbre pita. Los pitidos arreciaron ayer a la menci¨®n del nombre del m¨¢nager, y una minor¨ªa discrepante aplaudi¨® l¨¢nguida, nost¨¢lgica de otros tiempos, no tan lejanos, en los que la idolatr¨ªa del entrenador estaba de moda.
A 10 minutos del final el alem¨¢n pidi¨® el cambio; no volvi¨® a apoyarse en la pierna derecha
Mourinho no sali¨® de la caseta. El hombre permaneci¨® bajo la b¨®veda del banquillo, medio sumergido en el foso, incrustado entre Rui Faria y Karanka, sus ayudantes principales. No sali¨® a la zona t¨¦cnica ni una vez. No indic¨® nada a sus jugadores. No alter¨® el partido, ni para bien ni para mal. Permaneci¨® inmutable por segunda jornada consecutiva, despu¨¦s de que contra el Valladolid mandara a Karanka a dar las indicaciones en el descanso del partido. Los jugadores le contemplan como si fuera uno de esos ni?os enfurecidos que anuncian que no respirar¨¢n m¨¢s. ?l no parece enfurecido sino ausente. Como si los castigara con la indiferencia. Y no le crecen las ojeras, ni se pasea encorvado, abrumado en Valdebebas, como si oyera voces. Su aspecto es espl¨¦ndido. Ha recuperado el color, el peinado, el tono, y hasta cierto entusiasmo ¨ªntimo. Se dir¨ªa que desde los primeros meses de su estancia en Madrid no se le ve¨ªa tan a gusto. Pero se resiste a mostrarse en la zona t¨¦cnica. El equipo va con el piloto autom¨¢tico.
No hizo falta un gran intervencionismo del entrenador. Xabi Alonso, Modric y ?zil se ocuparon de poner orden en el equipo y Cristiano sembr¨® el terror en el conjunto andaluz. El equipo de Pellegrini se dobleg¨® en el minuto tres con un gol de Albiol y sufri¨® los rigores del ¨¢rbitro Jse¨²s Gil Manzano, que le pit¨® un penalti y una cesi¨®n en cinco minutos, y le expuls¨® a dos futbolistas, uno en la primera media hora y otro a falta de 15 minutos. El equipo visitante se venci¨® sin poder ofrecer una gran resistencia. En estas circunstancias, y con la Liga agotada, el entrenador local es una inversi¨®n amortizada.
Mourinho no sali¨® de la caseta, permaneci¨® bajo la b¨®veda del banquillo
El Bernab¨¦u registr¨® algo m¨¢s de media entrada. Salvo el par¨¦ntesis de las pitadas, rein¨® un silencio salpicado de rumores. El sonido del aburrimiento, alterado a ratos con la euforia que producen algunos gestos de ?zil, algunos pases de Modric, cositas de Alonso, arranques de Cristiano. Hubo mezcla de pitos y aplausos para Higua¨ªn cuando sustituy¨® a Benzema. Es temporada de juicios sumarios y algunos no olvidan que el goleador argentino se qued¨® sin marcar al Dortmund en los dos encuentro de semifinales de la Champions.
Para rematar la velada, Mourinho hizo debutar al segundo canterano en dos semanas. Antes fue Casemiro. Ayer, Fabinho. Dos extranjeros. Dos jugadores que en el vestuario conectan, directa o indirectamente, con el agente del m¨¢nager, Jorge Mendes.
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