Un entrenador de futbolistas
Carlo Ancelotti, el t¨¦cnico que quiere fichar Florentino P¨¦rez para el Madrid, busca la comprensi¨®n de sus jugadores
Paolo Maldini recuerda que Carlo Ancelotti contaba chistes en el vestuario del Milan antes de una final de Champions. Que los jugadores re¨ªan hasta las l¨¢grimas mientras escuchaban el silencio en el reducto del rival. El viejo capit¨¢n del Milan describe con afecto al que fuera su compa?ero y entrenador. Lo retrata como a un hombre t¨ªmido que pod¨ªa ser muy gracioso y rara vez se enfadaba. Si lo hac¨ªa, era en situaciones inesperadas, como en Lugano, despu¨¦s de perder un amistoso de verano contra un equipo de la Segunda B suiza. Ese d¨ªa su gran cabeza p¨¢lida se puso roja y por su boca dej¨® escapar el estallido. Maldijo a los jugadores. Les reproch¨® cosas terribles. Luego, arrepentido, les pidi¨® disculpas. ¡°Porque en el fondo es dulce¡±, advierte Maldini. Derramada su rabia, con la calma llegaba la pregunta puntual: ¡°Paolo, ?me he equivocado?¡±.
As¨ª prologa Maldini la autobiograf¨ªa de Ancelotti, titulada, con iron¨ªa, Preferisco la coppa. Prefiero la copa, con doble sentido: copa es la copa de los trofeos, pero tambi¨¦n es la coppa emiliana, embutido de lomo de cerdo t¨ªpico de la regi¨®n donde naci¨® este hombre de 53 a?os que jam¨¢s olvid¨® su origen campesino. ¡°Si no hubiese sido por el sudor de mi mam¨¢ y mi pap¨¢ yo habr¨ªa sido un cualquiera¡±, dice.
El entrenador que Florentino P¨¦rez ha ido a buscar al Paris Saint Germain para reemplazar a Mourinho se parece muy poco al hombre a quien deber¨¢ suceder. Son tan escasos los puntos de coincidencia que cabe preguntarse por el criterio que inspira al presidente cuando se compone la idea de club y de equipo que quiere para el futuro.
Para triunfar no sirve de nada ser el ¡®Special One, Two, o Three¡¯¡±, considera Maldini
Mourinho jam¨¢s habr¨ªa pedido a uno de sus capitanes que examine sus actos m¨¢s mesurados, mucho menos los arrebatos. El entrenador portugu¨¦s ¡ªquiz¨¢ porque nunca fue jugador profesional¡ª cree que el f¨²tbol es un negocio demasiado importante como para dejarlo en manos de futbolistas. Ancelotti, en cambio, fue futbolista. Y no uno cualquiera.
Lo primero que hizo Arrigo Sacchi cuando lleg¨® al Milan en 1987 fue exigir su fichaje a Silvio Berlusconi. El due?o del equipo no le comprendi¨® bien. Solo sali¨® de su escepticismo al ver que el centrocampista que acababa de arrebatarle a el Roma era la pieza que necesitaba para poner en marcha la m¨¢quina m¨¢s perfecta que ha visto la historia de la Serie A. Donadoni, Costacurta, Rijkaard y Ancelotti formaron la l¨ªnea media del equipo que fulmin¨® al Madrid en las semifinales de la Champions de 1989. El gol que inaugur¨® el 5-0 fue un derechazo desde fuera del ¨¢rea. Disimulando su habilidad con la falta de garbo, Ancelotti sorprendi¨® a Schuster y a Sanchis con anticipaci¨®n, dos recortes, y un latigazo.
¡°Ancelotti era gordo y parec¨ªa lento¡±, dice Sacchi. ¡°Yo le ense?¨¦ a moverse y result¨® que pensaba m¨¢s r¨¢pido que nadie. Era un perfecto entrenador en el campo¡±.
El delantero espa?ol Javi Moreno jug¨® a las ¨®rdenes de Ancelotti en el Milan, entre 2001 y 2002. Dice que el t¨¦cnico que conoci¨® compart¨ªa el culto italiano por el orden defensivo sin descuidar la esencia del f¨²tbol entendido como espect¨¢culo. ¡°Trabaja t¨¢cticamente mucho¡±, rememora Moreno, ¡°pero luego nos obligaba a jugar la pelota desde atr¨¢s. Iniciar el juego sin regalar la posesi¨®n: esa es la filosof¨ªa del f¨²tbol nacional en Espa?a y el Madrid tiene que jugar as¨ª porque tiene muy buenos jugadores para hacerlo¡±.
¡°?ltimamente el Madrid no siempre ha cuidado la elaboraci¨®n porque ha buscado tener el bal¨®n lo m¨¢s lejos posible de su porter¨ªa, y llegar arriba r¨¢pido¡±, observa Moreno. ¡°Creo que a ese equipo se le puede sacar m¨¢s partido. Hay jugadores como Benzema que tienen una calidad impresionante y pueden dar mucho m¨¢s si se les da confianza. Ancelotti es muy buen t¨ªo. Sabe llegar al jugador. Se preocupa por resolver todos tus problemas y en el Milan supo llevar un vestuario lleno de monstruos: Simone, Maldini, Pirlo, Shevchenko, Inzaghi, Pirlo, Rui Costa...¡±.
En el Milan nos obligaba a jugar la pelota desde atr¨¢s¡±, dice Javi Moreno
Kak¨¢ vivi¨® su mejor ¨¦poca como jugador en el Milan de Ancelotti. El brasile?o tambi¨¦n suele decir que a su ext¨¦cnico le gusta contragolpear, pero sin rifar el bal¨®n como hace Mourinho cuando enfrenta a adversarios poderosos. Hace hincapi¨¦ en el orden, cierra el medio campo con un doble pivote, pero escoge a sus centrocampistas con buen gusto y le agrada alinear a m¨¢s de un media punta. Como la mayor¨ªa de los futbolistas que le han tenido, Kak¨¢ destaca que Ancelotti es un caballero.
Hay entrenadores de entrenadores, y entrenadores de futbolistas. Quiz¨¢ el disc¨ªpulo m¨¢s avanzado de Sacchi se diferenciara de su maestro en este punto: la mirada compasiva hacia el jugador.
¡°El secreto de nuestras victorias estaba en su normalidad¡±, asegura Maldini, nost¨¢lgico de Ancelotti, en su pr¨®logo. ¡°No sirve de nada ser el Special One, Two, o Three para triunfar. Basta con tener equilibrio y mantenerse por debajo del podio de quienes hacen los fuegos artificiales delante de las c¨¢maras¡±.
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