La endemia del rugby espa?ol
La quinta disciplina con m¨¢s federados del pa¨ªs se encalla por la falta de un proyecto definido y de un marco de profesionalizaci¨®n, y por la retirada de subvenciones
La radiograf¨ªa desvela un panorama muy oscuro. ¡°Tanto que somos pr¨¢cticamente invisibles¡±, desprenden desde la Federaci¨®n Espa?ola de Rugby. Estructuras obsoletas, falta de liquidez, la incapacidad de moldear un producto atractivo y una gesti¨®n muy deficitaria en la ¨²ltima d¨¦cada dibujan un escenario enquistado para el deporte del bal¨®n ovalado en Espa?a. ¡°Nos hemos equivocado demasiadas veces. Ya es hora de que tomemos el buen camino¡±, admiten. No despega el rugby, un enfermo cr¨®nico en este pa¨ªs. El XV del Le¨®n finaliz¨® en ¨²ltima posici¨®n el Seis Naciones B y solo levanta algo la cabeza en la modalidad a siete.
En Inglaterra, un debutante gana 2.500 euros; en Espa?a, un buen jugador, 1.500
El nuevo gobierno federativo, con el presidente Javier Gonz¨¢lez Cancho a la cabeza, reuni¨® hace unas semanas a todos los agentes principales del rugby espa?ol en un congreso en Madrid para trazar una nueva hoja de ruta. ¡°La ra¨ªz est¨¢ en los Juegos del 92¡±, explica Tom¨¢s Garc¨ªa Men¨¦ndez, director deportivo de la Federaci¨®n; ¡°todo lo que pas¨® en el deporte espa?ol desde ese instante fue un despegue absoluto, menos en el rugby. Est¨¢bamos a la par con Italia, y ahora ellos est¨¢n en la ¨¦lite, porque ha habido inversi¨®n, y aqu¨ª el entorno es sangrante. Los no ol¨ªmpicos somos el hermano pobre¡±. ¡°Estamos hist¨®ricamente ligados a las universidades, pero apenas se ense?a en los colegios. La gente empieza a jugar cuando ya es demasiado mayor¡±, opina Nicol¨¢s Orozco, presidente del Alcobendas.
¡°Es una cuesti¨®n cultural. El f¨²tbol se lo come todo¡±, aduce Pablo Feij¨®o, internacional espa?ol y capit¨¢n del equipo de rugby a siete; ¡°como siempre hemos sido amateurs y hemos vivido de la buena voluntad de la gente, no se exig¨ªa la excelencia en el trabajo. Necesitamos profesionalizar toda la estructura, de arriba abajo¡±. ?l, como otros jugadores que despuntan, emigr¨® a Leicester hace unos a?os antes para saborear la alta competici¨®n. ¡°Pesa, sobre todo, el deseo de competir. Aqu¨ª eso es complicado¡±, dice de vuelta en el Bera Bera. Tambi¨¦n ayudan a dar el paso las cifras. ¡°En Inglaterra, un debutante gana 2.500 euros. En Espa?a, un jugador importante percibe unos 1.500. En Francia, el sueldo m¨ªnimo es de 6.000¡±, detalla.
Es una cuesti¨®n cultural. El f¨²tbol se lo come todo¡± Pablo Feij¨®o, internacional espa?ol
Por eso, los jugadores con proyecci¨®n preparan el hato y los clubes espa?oles y la selecci¨®n reclutan forasteros. ¡°Aqu¨ª lo que hay es un cutreprofesionalismo¡±, se?ala Juanjo Peloco, presidente del club Las Rozas; ¡°no podemos empezar la pir¨¢mide por la c¨²spide, los cimientos no son buenos. El rugby gusta y el n¨²mero de practicantes crece ¡ªcon alrededor de 24.000 federados, es el quinto deporte con m¨¢s licencias del pa¨ªs¡ª, pero no produce un retorno econ¨®mico¡±. ¡°Estamos en una gran crisis, no hay subvenciones, se caen los patrocinadores... es un bucle. Un reflejo del entorno¡±, matiza Jos¨¦ Ignacio Inchausti, seleccionador del equipo nacional de Seven, modalidad integrada en los Juegos de R¨ªo 2016; ¡°es nuestra gran esperanza. Ah¨ª es d¨®nde puede haber un peque?o golpe de tim¨®n¡±.
Aqu¨ª lo que hay es un cutreprofesionalismo¡±
Pudo haberse producido un viraje trascendental hace cuatro a?os. Entonces emergi¨® el proyecto de la Superib¨¦rica, un torneo sugestivo, con franquicias, financiado y retransmitido por Canal+. ¡°Fue la gran oportunidad perdida. Quemamos un tren muy valioso. No solo lo perdimos, sino que se paraliz¨® cualquier intento de despegue¡±, arguye Garc¨ªa Men¨¦ndez, el encargado de darle forma; ¡°la anterior Federaci¨®n lo conceb¨ªa como una amenaza. Pensaban que esta liga medi¨¢tica les iba a invadir o a quitar el pastel. Creamos el caldo de cultivo, pero al final todo el mundo perdi¨® dinero¡±. ¡°Si somos cuatro y encima estamos todo el d¨ªa peleados¡¡±, agrega Peloco.
No fructific¨® el primer intento serio de profesionalizar el rubgy en Espa?a y hoy se intenta revertir la situaci¨®n. ¡°Somos un gran deporte, el eterno desconocido entre el gran p¨²blico, pero con unos valores inmensos. El proceso ser¨¢ largo¡±, defiende el presidente Gonz¨¢lez Cancho, al volante de un periplo tan prometedor como espinoso.
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