Aceleraci¨®n de Froome
El corredor ingl¨¦s quiere impresionar a los rivales con un m¨ªnimo ataque antes de que Bakelants ganara en Ajaccio
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Cuando la monta?a era eso, monta?a, una dentadura gris de las de antes de la ortodoncia que corta como una sierra la isla en norte y sur, atac¨® Thomas Voeckler con su aire de perrito Mil¨² y sus malas pulgas, y su exageraci¨®n gestual habitual. Era un puerto de tercera (la monta?a la ten¨ªa un poco a su derecha), un paso entre dos valles, y sus gritos, que los daba mientras ascend¨ªa, sus invectivas (no tan feroces como los insultos que se autoinflig¨ªa el viejo loco Ferdi Kubler, que asustaba), se transformaban en el aire en olor a maquis, al monte bajo bajo los pinos y abetos, romero, brezo y lavanda que aman las abejas, y en humo de los m¨¦chouis que los paisanos ard¨ªan al paso de la carrera. Era un tercera y Voeckler, el m¨¢s amado, lo ascend¨ªa como si fuera un col de los Pirineos, all¨ª en el continente. Una manera de subir que anim¨® la carrera y las rivalidades francesas all¨ª donde pueden, permiti¨® m¨¢s tarde a su compa?ero Rolland coronar el primero el primer segunda del Tour, el col de Vizzavona, tras esprintar pose¨ªdo y ponerse l¨ªder de la monta?a, y conden¨® a la hipersudoraci¨®n al Kittel de los enormes muslos de espr¨ªnter y su maillot amarillo, que empez¨® a perder minutos.
CLASIFICACIONES
ETAPA
Bastia-Ajaccio: 156 km.
Velocidad media: 45,6 Km/h.
1. Jan Bakelants (Radioshack) 3h 43m 11s
2. Peter Sagan (Cannondale) a 1s
3. Michal Kwiatkowski (QuikStep) a 1s
17. J. Izaguirre Insausti (Euskaltel) a 1s
GENERAL
1. Jan Bakelants (Radioshack) 8h 40m 03s
2. David Millar (Garmin) a 1s
3. Julien Simon (Sojasun) a 1s
14. Alejandro Valverde (Movistar) a 1s
PR?XIMA ETAPA
Ajaccio-Calvi: 145,5 km.
Cuando la monta?a se hizo mar, ya en Ajaccio, donde Napole¨®n tocaba el tambor, y el olor a maquis fue olor a salaz¨®n y a calles viejas salpicadas por la espuma que levantan los yates en el puerto, vol¨® Froome, ave zancuda. Vol¨® como una cig¨¹e?a, con una aceleraci¨®n fulgurante sobre los pedales al final de la calle del Salario, donde la cuesta ya era llana y Flecha, que hab¨ªa atacado al comienzo de la subida para divertirse ya echaba el bofe. Fue un acto gratuito y por eso importante, cargado de sentido, una representaci¨®n a la que los rivales asistieron desde primera fila, como ni?os que por la noche tendr¨¢n pesadillas y no dormir¨¢n pensando en el coco que les asusta con su aleteo y su ruido. ¡°Es bueno tener siempre a los rivales en estado de alerta¡±, dijo Froome el africano despu¨¦s para explicar el valor estrat¨¦gico de las cuatro pedaladas con las que gan¨® una decena de metros y algo m¨¢s antes de levantar el pie mediado el descenso y dejarse coger. ¡°Ya le vi a Froome, pero sab¨ªa que no pod¨ªa ir a ninguna parte¡±, dijo Contador, poco impresionable el doble ganador de Tour, que no movi¨® ni una ceja. ¡°Ten¨ªa al equipo conmigo y no hubo ning¨²n problema¡±. Y Valverde, que tambi¨¦n estaba cerca, dijo, con desprecio a los intangibles de la carrera, a los matices: ¡°Si quiere gastar fuerzas, que lo haga, ya las echar¨¢ de menos¡±.
Pero otros ciclistas que tambi¨¦n estaban cerca y no ser¨¢n rivales, ciclistas que saben interpretar cualquier gesto t¨¦cnico, se quedaron impresionados por la explosi¨®n en¨¦rgica de Froome, uno al que no se le supon¨ªa tal chispa.
Si quiere gastar fuerzas, que lo haga. Ya las echar¨¦ de menos¡± Alejandro Valverde
Lo dijo Flecha entre otros, quien persisti¨® hacia meta junto a otros por la v¨ªa de las Sanguinarias, m¨¢s all¨¢ de los barrios de pescadores y por donde los ricos van a la playa y donde la cuesta se hizo recta y el viento soplaba de lado hasta el fin de la carretera abrupto en la punta Parata, donde la isla se acaba y a pocos metros en el mar emergen las islas Sanguinarias, no de sangre sino de sanguina, del color que adquieren al crep¨²sculo sus rocas desnudas. Con Chavanel e Izagirre y tambi¨¦n con un belga duro llamado Jan Bakelants y un dan¨¦s, Fuglsang, y el italiano Mori, el grupo mantuvo unos segundos feroces durante media docena de kil¨®metros. A dos de la meta, cuando sus compa?eros miraban atr¨¢s esperando la llegada del tren del terrible Sagan rendidos, Bakelants, que tiene clase y fe ¡ªno es un cualquiera el belga, de 27 a?os, capaz de ganar hace cinco a?os gracias a una fuga de media monta?a un Tour del Porvenir que inclu¨ªa la subida a Guzet Neige, en los Pirineos, y a gente que ya brilla como Costa, Amador, Taaram?e o Van Garderen jovenc¨ªsimo como rivales¡ª, apret¨® m¨¢s los dientes, como quien quiere destrozar todas las fundas, y resisti¨®. Lleg¨® con 1s. Gan¨® la etapa y se visti¨® de amarillo, y el azul cursi y pastel de su Trek inund¨® la tarde. ¡°Se ven viene estas bicis, ?eh?¡±, dijo feliz su compa?ero Haimar Zubeldia, no tan feliz sin embargo como otro compa?ero, Markel Irizar, quien cruz¨® la meta cuatro minutos m¨¢s tarde dando alaridos de alegr¨ªa por su Bakelants.
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