?Y si Madrid gana?
La elecci¨®n el pr¨®ximo s¨¢bado de la sede de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2020 marcar¨¢ el futuro de una ciudad acosada por la deuda y sin plan alternativo
El ¨¦xito en unos Juegos Ol¨ªmpicos se mide en el tart¨¢n, las piscinas y los podios, pero sobre todo en los aud¨ªmetros. El mayor espect¨¢culo televisivo del planeta transforma durante dos semanas una ciudad en el plat¨® ideal. Todo debe estar medido desde el primer segundo para que sea profesional y teleg¨¦nico. Por eso Terrence Burns sabe que hay cosas que no se pueden permitir.
Por ejemplo, en 2000 el entonces alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, present¨® la primera intentona ol¨ªmpica del Madrid democr¨¢tico (hubo otra en 1965). El alcalde compareci¨® ante las c¨¢maras sin papeles y, para tener algo que leer, pidi¨® a los periodistas que le prestaran la nota de prensa que les hab¨ªan repartido. Tambi¨¦n dio datos err¨®neos sobre el proyecto bas¨¢ndose en un informe anticuado. Terrence Burns hubiera necesitado que le sujetasen para no abofetear al regidor.
Porque Burns es algo m¨¢s que un hombre en¨¦rgico, de pelo blanco y radicado en Atlanta: es el principal asesor del equipo de Madrid para conseguir los Juegos Ol¨ªmpicos de 2020. Presume de haber logrado ya los de Pek¨ªn, Vancouver y Sochi, la Universiada de Kazan y la elecci¨®n de Rusia como sede del Mundial de f¨²tbol de 2018. Por eso estos d¨ªas Burns corre de un lado para otro en Buenos Aires preparando los detalles de la presentaci¨®n madrile?a ante el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), en la que se juega imponerse el d¨ªa 7 a Tokio y Estambul. Quienes han tratado al gran gur¨² lo definen como ¡°duro e inflexible¡±. No soporta los errores porque sabe que el COI tampoco lo hace. Escribe todos los discursos de la candidatura, incluso los del Pr¨ªncipe, dirige la expresi¨®n corporal y no admite disensiones. Bajo su supervisi¨®n la alcaldesa Ana Botella toma clases de ingl¨¦s, y un equipo de asesores visit¨® en julio las instalaciones de Madrid antes que los verdaderos inspectores del COI para asegurarse de que todo saliera bien. La selecci¨®n de sparrings la compon¨ªan profesionales del Olimpismo, como Simon Clegg, uno de los arquitectos de Londres 2012. Sus ¨®rdenes fueron claras: aparcar las peleas que recorren la candidatura, no lisonjear a los miembros del COI, mirarles a los ojos, apagar los tel¨¦fonos... Demostrarles que los invitados son lo primero. Eso es lo que se tiene que notar por televisi¨®n.
Madrid vive obsesionada con sus Juegos. Es la tercera vez consecutiva que intenta organizarlos, y el salto en marketing que ha dado durante el trayecto ha sido notable. Con menos rivales que nunca y con el proyecto m¨¢s valorado por el COI ¡ªun 8,08, por delante de Tokio (8,02) y Estambul (6,98)¡ª esta parece la oportunidad ideal para llevarse un evento que definir¨¢ para bien o para mal el devenir de la ciudad en una d¨¦cada que se adivina dura.
Pero la candidatura no solo ha aprendido a venderse. Tambi¨¦n asegura que ha construido ya el 80% de las infraestructuras necesarias. Manuel Llanos, por aquel entonces director de deportes del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE), fue uno de los autores de un informe que en el a?o 2000 resaltaba las carencias de la candidatura de ?lvarez del Manzano. Criticaba principalmente la falta de infraestructuras deportivas y su dispersi¨®n en contraste con la mod¨¦lica organizaci¨®n de Barcelona 92. En una conversaci¨®n telef¨®nica, Llanos recuerda lo lejos que queda ese informe. ¡°Ahora se han hecho muchos avances en infraestructuras¡±, asegura: ¡°No tantas como dicen que tienen, pero eso es normal. A las dem¨¢s candidaturas seguro que les ocurre lo mismo¡±.
Pasan los a?os y Barcelona sigue siendo el referente ol¨ªmpico. Por lo que ofreci¨® y por lo que consigui¨®. Pero Madrid a principios del siglo XXI no es la Barcelona de finales del siglo XX. La capital catalana era entonces una ciudad industrial que aprovech¨® la oportunidad para transformarse en un centro de turismo y servicios. Aquellos fueron los Juegos del optimismo, de la presentaci¨®n ante el mundo del milagro espa?ol. Estos se presentan con orgullo como los Juegos low cost.
El proyecto de 1992 fue la guinda en la inauguraci¨®n de la Barcelona que hab¨ªa comenzado a construirse desde los ochenta a base de plazas, parques y mejores servicios p¨²blicos. Aquella ciudad a¨²n carec¨ªa de comunicaciones de primer nivel (autopistas, un aeropuerto puntero¡) y ped¨ªa a gritos una salida al mar. El coste de los Juegos estuvo ¡ªseg¨²n quien haga las cuentas¡ª entre los 6.000 y los 10.000 millones de euros, un desembolso p¨²blico sin precedentes que se concentr¨® en la obra civil (en torno al 60%, seg¨²n diversos estudios), dejando solo el 10% para instalaciones deportivas. La fotograf¨ªa no se parece nada a la de Madrid, una ciudad con un perfil ya definido y que acaba de renovar sus infraestructuras ampliando el aeropuerto y la red de metro, adem¨¢s de soterrar la v¨ªa de circunvalaci¨®n (M-30) para recuperar el r¨ªo Manzanares y su entorno con jardines. Una panoplia de obras onerosas que han convertido a su Ayuntamiento en el m¨¢s endeudado de Espa?a con 7.000 millones de n¨²meros rojos, la mitad de la de todos los municipios espa?oles juntos.
En 2005, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, entonces alcalde de la capital, se propuso rematar el bucle virtuoso de la econom¨ªa espa?ola con unos Juegos. Lo volvi¨® a intentar en 2009 con una econom¨ªa ya renqueante que quiso ver en la llama ol¨ªmpica un faro. En 2011, con Madrid en el fondo del cr¨¢ter, insisti¨®. ?Es este el ¨²ltimo cartucho de una ciudad arruinada, con problemas para pagar a sus proveedores y el 20% de su poblaci¨®n activa sin empleo? Desde luego, el Ayuntamiento se frota las manos porque hay un compromiso de que la inversi¨®n ol¨ªmpica se repartir¨¢ a tercios con el Gobierno y la Comunidad, y no habr¨¢ muchas m¨¢s oportunidades de recibir 1.000 millones de euros. ?Pero y si tras los excesos la resaca es a¨²n m¨¢s dura?
Perder por ganar
El multipremiado arquitecto Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, con una larga experiencia trabajando para la Administraci¨®n madrile?a, explica por qu¨¦ cree que en el proyecto ol¨ªmpico supone una oportunidad. Ezquiaga recibe en su estudio junto al parque de El Retiro, en bermudas por el intenso calor que hace en la ciudad, y mientras cierra los detalles de un viaje a Bogot¨¢. Todas las mesas del apartamento est¨¢n enterradas bajo pilas de libros.
El punto de partida es que la ciudad no va a cambiar en su carcasa haya o no Juegos. La candidatura madrile?a implica muy pocos cambios urban¨ªsticos: la construcci¨®n de una Villa Ol¨ªmpica orillada de la ciudad y pinceladas como paradas de metro, tren y menos de un centenar de kil¨®metros de carretera para conexiones. Esta propuesta que orgullosamente se reclama de bajo coste encaja muy bien con los postulados de Ezquiaga, partidario del reciclaje. ¡°Madrid no puede aspirar a una gran transformaci¨®n en lo f¨ªsico¡±, explica: ¡°Las grandes infraestructuras se han hecho ya, y ahora hay que darles sentido¡±. Ezquiaga cree que hay que impulsar una Villa Ol¨ªmpica verde conectada con la red de parques de la ciudad para que el mundo se maraville de una capital limpia, con tecnolog¨ªas ecol¨®gicas exportables.
El urbanista ha redactado recientemente un informe para el Banco Iberoamericano de Desarrollo, que en relaci¨®n con los Juegos de Brasil quer¨ªa saber qu¨¦ ser¨ªa sabio financiar en el pa¨ªs. Repasa los Juegos de Sidney, Tur¨ªn y Londres, adem¨¢s del Mundial de f¨²tbol de Sud¨¢frica. ¡°Los Juegos, una vez ganados, se pueden perder", ha concluido a partir de gestiones como la de Sud¨¢frica, donde las deudas y la corrupci¨®n pos-Mundial han sepultado el ¨¦xito de organizaci¨®n. ¡°Si el proyecto no es atractivo o no se gestiona bien, se revuelve contra la ciudad. Madrid tendr¨ªa que hacer un esfuerzo de venta de unos Juegos verdes de aqu¨ª a 2020, como hizo Sidney. Los Juegos son siempre keynesianos, pero esa inversi¨®n p¨²blica debe tener un argumento para que el dinero tenga efecto de arrastre¡±.
Dos decepciones y una ocurrencia
1965. Por qu¨¦ no es bueno improvisar.
En 1964 Espa?a volvi¨® sin una medalla de los Juegos de Tokio, pero esas Navidades Carlos Arias Navarro, alcalde de Madrid, firm¨® la carta con la que la ciudad se convert¨ªa en candidata para organizar los Juegos de 1972. El texto que se present¨® al COI cantando las bondades de Madrid lo escribi¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n y lo ilustraban fotos de las barcas de El Retiro. La desgana de la intentona fue tal que Arias ni se present¨® a la votaci¨®n en Roma.
2005. M¨®naco tiene una pregunta.
Unos atribuyen la derrota a un delegado del COI griego que se equivoc¨® y vot¨® a Par¨ªs cuando quer¨ªa hacerlo por Madrid (¨¦l lo desminti¨®), otros a la brillante actuaci¨®n de Tony Blair y Sebastian Coe para vender la candidatura londinense. Pero para el imaginario popular todo fue culpa de Alberto de M¨®naco, que puso en duda la seguridad de Madrid, recordando una explosi¨®n d¨ªas antes frente a La Peineta. Gan¨® Londres, que estuvo a punto de retirarse unos meses antes por su mala imagen.
2009. Ni Obama ni Gallard¨®n
En Copenhague se llev¨® un chasco hasta Barack Obama, que compareci¨® por sorpresa con aureola de estrella del rock para apoyar a Chicago. R¨ªo de Janeiro hab¨ªa quedado la ¨²ltima en la calificaci¨®n t¨¦cnica, ¡°pero sac¨® un mapa en el que se marcaban todos los pa¨ªses que hab¨ªan organizado Juegos, y no hab¨ªa un solo punto en Am¨¦rica Latina. Vi¨¦ndolo, parec¨ªa justo que se los dieran¡±, recuerda Manuel Cobo, entonces vicealcalde de Madrid. El golpe dej¨® con los ojos rojos al alcalde, Alberto Ruiz Gallard¨®n, que hab¨ªa apostado como nadie por la bala ol¨ªmpica.
Vender una imagen de eficiencia al mundo para atraer inversiones es uno de los grandes objetivos de la ciudad posol¨ªmpica. El otro, es seducir al turista. Ricard Santom¨¤, director de la escuela Turismo Sant Ignasi, del ESADE, cree que tambi¨¦n en este aspecto los Juegos son un deporte de riesgo: ¡°Los a?os de los Juegos, el PIB sube una barbaridad, pero es por lo que se construye. Luego baja, y ah¨ª lo importante es c¨®mo se gestiona el legado. Para Madrid es un reto bonito mostrarse distinta y crear una imagen atractiva. Que te den unos Juegos significa: ¡®Chico, est¨¢s en el escaparate y vamos a hablar de ti durante ocho a?os; ya ver¨¢s t¨² si bien o mal¡±.
Santom¨¤ opina que muchas veces las Administraciones venden el turismo como una consecuencia directa de la concesi¨®n de los Juegos, pero que esto no tiene por qu¨¦ ser as¨ª: ¡°Si la ciudad es muy conocida, como Londres, puede bajar el turismo, que es lo que ha pasado all¨ª. La gente se esper¨® a que acabara todo antes de visitarla¡±. Lo fundamental es que, en un momento en el que la ciudad pierde visitantes a marchas forzadas, se asegure que el tir¨®n sirva para mejorar su oferta hotelera y situarse como una ciudad atractiva para los congresos profesionales. Un atentado como el que vivi¨® Atlanta, problemas en el metro, alta contaminaci¨®n, colas en Barajas...: ¡°Eso ser¨ªan errores que convertir¨ªan la oportunidad ol¨ªmpica en un batacazo¡±.
Balance m¨¢s que incierto
Ante la insistencia en que no hay nada garantizado y todo puede salir tan bien como mal, parece ¨²til recurrir al balance de las anteriores citas ol¨ªmpicas. No es f¨¢cil medir el impacto a medio o largo plazo. El COI, como corresponde a quien quiere vender su negocio, promociona toda clase de estudios previos, pero no se entretiene en hacer evaluaciones. Mientras, los informes acad¨¦micos presentan abundantes claroscuros. Uno de los m¨¢s citados es el de Flyvbjerg y Stewart (Oxford, 2012) que concluye que el ol¨ªmpico es el proyecto m¨¢s imprevisible y peligroso del mundo porque el sobrecosto de las obras suele ser enorme. En el caso de Montreal, uno de los Juegos m¨¢s desastrosos de la historia ¡ªla ciudad tard¨® 30 a?os en pagar su deuda¡ª, los costos se dispararon un 796% respecto a lo presupuestado. La exitosa Barcelona se alej¨® el 417% de lo previsto, pero el desarrollo posterior de los hechos ha sido feliz, al contrario que en Atenas, donde las deudas por el evento (m¨¢s de 9.000 millones) contribuyeron a la quiebra del pa¨ªs.
En el otro extremo, tambi¨¦n hay grandes ¨¦xitos, como Tokio 1964, que Jap¨®n utiliz¨® para mandarle al mundo el mensaje de que ya no era un pa¨ªs de samur¨¢is, sino un para¨ªso de la tecnolog¨ªa. Y para terminar de confundir m¨¢s, Rose y Spiegel (2011) apuntan que, aunque los pa¨ªses que albergan unos Juegos elevan el 30% su comercio exterior, no fue porque ganaran la nominaci¨®n de sede, como demuestra el hecho de que el resto de ciudades candidatas crecieran en t¨¦rminos parecidos. Este estudio plantea que a todas les fue bien porque su candidatura era una muestra de que estaban preparadas para abrirse al mundo.
Ferran Brunet, investigador del Centro de Estudios Ol¨ªmpicos de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, ha evaluado el impacto de los Juegos de 1992 y ejerci¨® de consultor de Londres y R¨ªo. Tambi¨¦n ha documentado grandes diferencias en el resultado de los eventos que ha analizado, pero cree que son, en general, un hecho positivo: ¡°Los r¨¦ditos pueden ser muy grandes. Incluso en el supuesto de que la candidatura no gane se deducir¨¢n beneficios: llama a la inversi¨®n privada, y al amparo de estas convocatorias ha crecido una generaci¨®n de gestores de eventos internacionales que es un material valioso¡±.
La candidatura de Madrid presume de que la apoya alrededor del 80% de los ciudadanos, pero ante la incertidumbre que arrojan todos estos n¨²meros se entiende la persistencia de cierto escepticismo. Ante la convocatoria de 2016 cerca de dos millares de ciudadanos firmaron un manifiesto por una auditor¨ªa ol¨ªmpica para Madrid que exig¨ªa tambi¨¦n un refer¨¦ndum ¡ªen Viena acaban de rechazar con el 72% de votos postularse como sede en 2028¡ª. Y, sin embargo, ante 2020 casi no ha habido protestas en Madrid; el motivo lo explica Nacho Murgui, presidente de la Federaci¨®n Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid: ¡°Nos posicionamos contra 2016 porque con la crisis no nos parec¨ªa la prioridad, pero es que esta vez ni nos hemos parado a discutirlo¡±. Murgui cuenta que la crisis les ha tenido demasiado ocupados con la lucha contra los recortes y los desahucios. Tampoco nadie ha preguntado a los vecinos por su opini¨®n. No ha habido reuniones con la Administraci¨®n ni con la candidatura: ¡°Han buscado un gran consenso institucional, pero no en lo social¡±.
Hay ciudades que perdieron dinero con unos Juegos pero les mereci¨® la pena¡±, dice el urbanista Ezquiaga
Las cr¨ªticas que se plantean son de muy diversa naturaleza. En general ha crecido la desconfianza ante la pol¨ªtica de eventos como estrategia de desarrollo. Copa Am¨¦rica, F¨®rmula 1 en Valencia, la Expo de Zaragoza de 2008¡ Ninguna de estas citas sali¨® bien. No solo se pone en duda su eficacia, sino el opaco manejo del dinero p¨²blico que suponen los grandes fastos en un pa¨ªs donde la corrupci¨®n se ha convertido en el segundo problema para los ciudadanos, seg¨²n el CIS.
En un contexto de recortes, fuerzas como Izquierda Unida temen que la financiaci¨®n ol¨ªmpica vaya a salir de partidas sociales. Tambi¨¦n se cuestiona que la imagen exterior est¨¦ siendo realmente buena: el Wall Street Journal ya se ha preguntado en voz alta qu¨¦ es eso de organizar una fiesta despu¨¦s de requerir 41.000 millones de ayuda europea para sanear la banca; y la retirada de Roma de la carrera ol¨ªmpica por cuestiones de austeridad sonroj¨® a muchos a pesar de que el presidente de la candidatura espa?ola, Alejandro Blanco, explicara que no es lo mismo empezar una candidatura desde cero que contar ya con unas inversiones de miles de millones a sus espaldas, como es el caso madrile?o.
Los elefantes blancos (estructuras que luego no se utilizan) tambi¨¦n preocupan. Ya hay un ejemplo: el pabell¨®n de la Caja M¨¢gica, construido en 2009 con 300 millones de euros, pasa casi todo el a?o sin actividad. Otros critican la poca claridad de las cuentas planteadas por la candidatura de Madrid. Por ejemplo, los de creaci¨®n de empleo. En un principio la alcaldesa, Ana Botella, prometi¨® 320.000 puestos; posteriormente, un estudio econ¨®mico del Ayuntamiento los redujo a poco m¨¢s de 150.000. Y aun as¨ª, casi la mitad de estos se atribuyen a los 6.536 millones de euros movilizados por infraestructuras que ya se han construido en esta d¨¦cada, con el agravante de que algunos de esos empleos ya han sido destruidos por la crisis. En total, la previsi¨®n para los pr¨®ximos a?os quedar¨ªa en unos 56.000 empleos hasta 2015 (173.000, incluyendo los indirectos), y sin definir muy bien c¨®mo se hacen los c¨¢lculos.
M¨¢s all¨¢ de que la decisi¨®n de optar a unos Juegos se revele con los a?os como correcta o err¨®nea, la ambig¨¹edad de las cifras y determinados argumentos despistan. Madrid 2020 quiere ser infinitamente m¨¢s barato que Barcelona 92, pero producir el mismo efecto catalizador. ?Son compatibles esos objetivos? Los Juegos son una fiesta, y las fiestas no tienen por qu¨¦ ser rentables: basta con que aporten alegr¨ªa, oportunidades para convertirse en alguien popular o para hacer negocios en un futuro.
Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga avala esta interpretaci¨®n: ¡°Siendo realistas, varias ciudades perdieron dinero organizando unos Juegos, pero les mereci¨® la pena porque lanzaron un proyecto que a la larga ha sido muy positivo. Es muy probable que los Juegos nos cuesten, pero eso es invertir¡±.
En el otro extremo, Jaime Lissavetzky, jefe de la oposici¨®n del PSOE en Madrid, defiende que los Juegos ¡°tienen que ser rentables¡± porque en un momento de escasez como este no se entender¨ªa otra cosa. Como secretario de Estado para el Deporte entre 2004 y 2011, Lissavetzky tuvo un papel relevante en las dos ¨²ltimas candidaturas. En esta, volar¨¢ a Buenos Aires el 5 de septiembre para un apoyo m¨¢s simb¨®lico. Al hablar del proyecto recurre constantemente a la f¨®rmula ¡°apoyo sin fisuras¡±, pero no reh¨²ye criticar al Ayuntamiento del PP en su preparaci¨®n para la eventualidad de una derrota: ¡°El PP ha puesto todos los huevos en una cesta. El modelo de esta ciudad era muy desarrollista, muy americano. Y naufrag¨®. Ahora se ha apostado por los Juegos, que est¨¢ muy bien, pero si tambi¨¦n fracasan, habr¨¢ que dinamizarse: yo apuesto por convertirse en una capital cient¨ªfica¡±. ?Y no tendr¨ªa m¨¢s sentido apostar por el modelo cient¨ªfico dejando de lado los Juegos? ¡°No tiene que ir una cosa contra la otra¡±, responde.
Una charla con pol¨ªticos recuerda que las consecuencias electorales que tendr¨¢ para la ciudad la decisi¨®n del COI son tan jugosas como impredecibles. La continuidad de Ana Botella, muy cuestionada dentro de su partido, parece ligada al ¨¦xito del proyecto. En el PSOE tampoco creen que la victoria de la candidatura suponga entregarle la ciudad al PP y cuentan con que la experiencia de Lissavetzky como gestor de eventos deportivos puede resultar un argumento electoral convincente. A ninguno de los dos grandes partidos se le escapa que si Madrid triunfa, la alcald¨ªa ser¨¢ un bomb¨®n, con el compromiso de inversiones estatales y regionales; por el contrario, la derrota implicar¨ªa gobernar una ciudad sin capacidad de inversi¨®n. Y todos los partidos saben que la batalla de Madrid puede tener una gran trascendencia en la preparaci¨®n de las elecciones generales.
Mientras esto llega, Lissavetzky reconoce que le resulta complicado justificar la fiesta ol¨ªmpica ante una parte de su electorado muy combativa con los recortes sociales: ¡°A veces me ha costado explicar por qu¨¦ defendemos el proyecto. Pues por dos cosas: porque los socialistas decimos basta de austeridad en una ciudad paralizada y queremos una inversi¨®n que tire de la econom¨ªa. Y porque se ha gastado un gran dinero en instalaciones: ?se va a dejar aparcado ahora, cuando lo que queda es asumible?¡±.
Inversiones sin garant¨ªas
Pese a las memorias presentadas al COI, cu¨¢nto queda realmente por invertir es un gran misterio. Las planificaciones de inversiones en unos Juegos son muy optimistas, y la propia candidatura las ha ido estrechando a voluntad, normalmente sin dar demasiadas explicaciones sobre c¨®mo se reducir¨ªan los costos en obras.
Los 2.419 millones que cuesta la organizaci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos se autofinancian con los patrocinios privados, la venta de entradas y los derechos de televisi¨®n (aunque las Administraciones garantizan que correr¨ªan con unos eventuales n¨²meros rojos). Lo que deben aportar a fondo perdido la ciudad, la Comunidad y el Estado son las inversiones en infraestructuras y en gastos de organizaci¨®n (seguridad, transporte¡), que ascienden a 1.594 millones.
Las consecuencias que tendr¨¢ en la pol¨ªtica madrile?a la decisi¨®n del COI son tan jugosas como impredecibles
Al arranque de la candidatura se sucedieron las promesas de inversiones privadas en infraestructuras, pero a medida que estas se fueron diluyendo los organizadores necesitaron introducir modificaciones que abarataran el proyecto. El baloncesto se jugar¨¢ en Las Ventas una vez que se teche, se han suprimido el centro de hockey (75 millones) y el pabell¨®n de voleibol (68), tampoco se construir¨¢n los dos centros de prensa previstos (254 millones)¡ Lo m¨¢s caro ser¨¢ la Villa Ol¨ªmpica, que deber¨ªa de rondar los mil millones, y para la que la candidatura aspira a movilizar inversores (sin definir c¨®mo) y luego destinar lo edificado a vivienda. Pero otros gastos est¨¢n en el limbo, como la remodelaci¨®n del estado de La Peineta, con un coste te¨®rico de 160 millones que le corresponde al Atl¨¦tico de Madrid si consigue el dinero despu¨¦s de resolver una operaci¨®n inmobiliaria paralizada por la justicia. De lo contrario, el Ayuntamiento garantiza la inversi¨®n.
?Y los rivales, qu¨¦ tienen que decir ante todos estos cuentos de la lechera? Estambul, con su quinta comparecencia consecutiva, demuestra que eso de que a la tercera va la vencida es muy discutible. Tiene un gran d¨¦ficit de infraestructuras (su proyecto est¨¢ tasado en 16.800 millones) y ser¨ªa la apuesta m¨¢s arriesgada, pero al COI le gusta porque representar¨ªa un gui?o al mundo musulm¨¢n y a la multiculturalidad. Jap¨®n repite comparecencia tras 2016, lastrada por la crisis nuclear y la coincidencia de que Pyeongchang (Corea del Sur) organice los Juegos de Invierno de 2018. Al mismo tiempo, el tsunami y la crisis de Fukushima le han granjeado simpat¨ªas a este pa¨ªs de solvencia probada que reclama una ilusi¨®n colectiva para completar su reconstrucci¨®n. Su proyecto cuesta 4.380 millones.
Todo intento de quiniela parece pretencioso frente al COI, una instituci¨®n tan patricia como opaca en la que pesan por igual las relaciones diplom¨¢ticas, la influencia personal e intereses indescifrables. Por ejemplo, ¡°un miembro que sea presidente de la federaci¨®n de cualquier deporte peque?o puede votar a una candidatura porque las instalaciones que ha dedicado ese deporte le parezcan mejores¡±, explica Manuel Cobo, que como vicealcalde acompa?¨® a Gallard¨®n en las candidaturas de 2012 y 2016. Votan un centenar de delegados y las alianzas que se tejan sobre la marcha ser¨¢n la clave del asunto. Evidentemente, no ser descartado en primera ronda es primordial, pero el nombre del ganador lo determinar¨¢ la forma en que se repartan los votos de los eliminados.
Todos los entrevistados coinciden en que la tarea de lobby en los ¨²ltimos d¨ªas ser¨¢ decisiva, y aun as¨ª hay muchas cosas m¨¢s all¨¢ de cualquier esfuerzo humano. Manuel Llanos felicita al equipo de la candidatura, pero cree que con los a?os Espa?a ha perdido cartel ante el COI. ¡°El equipo de ahora se mueve muy bien internacionalmente, pero en 1992 hab¨ªa pesos pesados como Samaranch ¡ªpresidente del COI¡ª, Carlos Ferrer Salat ¡ªpresidente de la CEOE y del COE¡ª y Javier G¨®mez-Navarro ¡ªsecretario de Estado de Deportes¡ª¡±.
El pr¨®ximo s¨¢bado 7 las c¨¢maras se encender¨¢n en Buenos Aires y los televisores de medio planeta dividir¨¢n sus pantallas en tres franjas: Estambul, Madrid y Tokio. En las tres ciudades se disputan miles de millones de inversiones y la oportunidad de disfrutar de una ilusi¨®n colectiva. Todas se juegan algo, pero Madrid en quien ha colocado en la ruleta el dinero de la pr¨®xima d¨¦cada, su devenir pol¨ªtico y la poca alegr¨ªa que le queda. Tampoco puede estar segura de que el premio sea lo que de verdad le hace falta. Parecen muchas cosas para un juego.
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