El escudero cumpli¨® el sue?o
Dani Moreno, compa?ero de Purito en el Katusha, se viste con el maillot rojo por un segundo de diferencia con Roche
En Valdepe?as de Ja¨¦n hay aceite, c¨®mo no, y cabras lecheras. Pero hay tambi¨¦n una cuesta de la que sus habitantes se sienten orgullosos, cuando llega la Vuelta a Espa?a (ya son tres veces) y no consta si el resto del a?o el orgullo es el mismo. Y en la Vuelta hay un tipo delgadito, supuestamente escudero de otro tipo delgadito, pero m¨¢s compacto, un tal Joaqu¨ªm Rodr¨ªguez, llamado a ganar la carrera. Ambos son una pareja feliz que se van regalando presentes en busca del regalo final. Dani Moreno le regala su esfuerzo a Purito y Purito le suelta las cadenas para que gane etapas. Se conocen al dedillo, se buscan con la mirada e interpretan sus gestos mejor que el m¨¢s afamado jugador de mus. El orgullo de la cuesta de Valdepe?as de Ja¨¦n tambi¨¦n se llevaba bien con Dani Moreno, como hace dos a?os se despos¨® con Joaqu¨ªm Rodr¨ªguez y un a?o antes con Igor Ant¨®n, que estren¨® la victoria en esta cuesta reventona en 2010. Es democr¨¢tica esta cuesta, que son como cuatro en una, porque este a?o los ciclistas llegaron unos metros m¨¢s arriba que en anteriores ocasiones.
La cuesta no es un puerto, porque es corta, es como una trampa en el final del camino que exige fuerza, potencia y velocidad. No es una cuesta para un escalador nato (ya no quedan, por cierto). Por eso la carrera mec¨ªa los nombres de Purito, de Valverde y de Dani Moreno, visto que Nibali hab¨ªa flaqueado un poco a las primeras de cambio. Y hoy por hoy el f¨®rmula 1 de las llegadas explosivas es Dani Moreno, que sub¨ªa por Valdepe?as de Ja¨¦n con la quinta velocidad metida y el pie en el acelerador. Salt¨® donde hab¨ªa saltado Purito dos a?os antes y lleg¨® como lleg¨® su jefe hace dos a?os, sufriendo de felicidad pero esprintando. Llegaba all¨ª Dani Moreno todo vestido de verde buscando la atea como quien busca agua en el desierto y buscando salir todo vestido de rojo. Segundo a segundo se esperaba a Roche, el ya exl¨ªder, una cuenta atr¨¢s que al final le dio el liderato a Moreno, bonificaciones incluidas, por un segundo de diferencia.
Su ataque, tras mirar al jefe, que asinti¨® de alguna manera, fue demoledor.
Un segundo, un instante, para lograr un sue?o: vestir de rojo por primera vez en la Vuelta, aunque su condici¨®n de escudero sigue intacta. Pero ahora disfruta de los placeres del rey de la primera semana, con dos victorias, un maillot rojo, otro verde, otro de lunares, un armario bien repleto para quien est¨¢ citado para ayudar a Purito Rodr¨ªguez a ganar la carrera.
Su ataque, tras mirar al jefe, que asinti¨® de alguna manera, fue demoledor. Le respondi¨® Valverde, otro llamado para la gloria, otro experto en los finales explosivos y a su rueda se fue Purito. Los tres previsibles candidatos se convirtieron en realidades. Ya no hay cajas de sorpresas. La rutina de los fugados habituales (esta vez Aramendia) ya no le caben los premios a la combatividad, Mondory, Roux, Hoogerland y Rowe, dur¨® lo que ten¨ªa que durar poco m¨¢s o menos: a falta de 28 kil¨®metros, poco antes del Alto de los Frailes.
Ah¨ª comenz¨® la etapa. Fue hermoso ver rodar en aquel serpenteo serrano, al noruego Boasson Hagen, al que no pudo alcanzar Luis Le¨®n S¨¢nchez. El Movistar controlaba al errante noruego que en la bajada resultaba espectacular. La fuga y la caza fueron estelares. Fue el Katusha de Moreno y Purito quien se puso manos a la obra visto que el mocet¨®n de Noruega se pon¨ªa gallo y conven¨ªa llegar a Valdepe?as de Ja¨¦n sin sustos y bien colocado.
Y entonces lleg¨® otro momento hermoso de la carrera. Las ascensiones son siempre espectaculares y acercan a la gloria. Pero los descensos no lo son menos. Ver a Paolini, otro escudero de Joaqu¨ªm Rodr¨ªguez, tirar del pelot¨®n por aquellas curvas de una carretera tan estrecha, fue tan bello como el paisaje. Y cazaron r¨¢pido. Entre lo uno y lo otro se hab¨ªan quedado algunos apellidos ilustres: Ur¨¢n, Pinot, Mollema y algunos m¨¢s. La lucha entre Boasson Hagen y Paolini, es decir entre el preso fugado y su perseguidor, fue tan bella como la subida final. All¨ª con los toros en filados, los ayudantes, los aguadores, los escuderos se aparataron dejando v¨ªa libre a los centuriones. Bueno, todos los escuderos no: uno ten¨ªa permiso y se fue hacia arriba como si tambi¨¦n huyera. No hu¨ªa hacia la libertad sino hacia la felicidad y la consigui¨® por partida doble: fue el campe¨®n del d¨ªa y el l¨ªder de la Vuelta. Un segundo, solo un segundo, le hizo so?ar y despertar vestido de rojo. A Roche, su rival en esa lid, le falt¨® una pedalada m¨¢s. Pero en la cuesta de Valdepe?as de Jaen pedaladas son de oro y el oro no se regala. Cada una vale un potos¨ª. Y Dani Moreno, el delgadito dio una m¨¢s para ara?ar el segundo que necesitaba (10 le daba la bonificaci¨®n del vencedor). Y ahora duerme feliz.
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