Un formidable duelo de altura
En un cuerpo a cuerpo excitante en Silverstone, Lorenzo responde al ataque en la ¨²ltima curva de un M¨¢rquez malherido tras dislocarse un hombro en una ca¨ªda antes de la carrera
Fue un duelo de altura. Una persecuci¨®n insaciable. Una continua b¨²squeda de los l¨ªmites. Un roce de carenados por aqu¨ª. Un me subo por los pianos por all¨¢. Un cuerpo a cuerpo excitante. Y, finalmente, un hoy, aqu¨ª, gano yo, que ya me toca. Eso fue lo que grit¨® Lorenzo, con su coraz¨®n palpitando como nunca, con su Yamaha revolucionada, cuando se col¨® por donde ya nadie ve¨ªa un metro libre, en la ¨²ltima curva, un semic¨ªrculo a la derecha que parece no terminar nunca. Tuvo que ense?ar los dientes, eso s¨ª. Porque hac¨ªa tiempo que alguien no se le resist¨ªa tanto como M¨¢rquez. Un M¨¢rquez malherido ¡ªcon una subluxaci¨®n en el hombro izquierdo como consecuencia de una ca¨ªda a toda velocidad esa misma ma?ana¡ª, pero M¨¢rquez al fin y al cabo. Limitado por su cuerpo, pero impulsado por una mentalidad ganadora, en plena efervescencia, el debutante dio la cara desde la salida hasta aquel ¨²ltimo viraje.
No hay mejor escenario para la Yamaha que Silverstone y la M1 fue como nunca. Era el d¨ªa para reenganchare a la lucha por el t¨ªtulo
Tom¨® Lorenzo la primera curva antes que nadie. Sali¨® como un cohete, desde la segunda plaza, nada m¨¢s se apag¨® el sem¨¢foro. Y se dispuso a dar buena cuenta de su envidiable constancia. Iba a ser una comuni¨®n perfecta entre el piloto, excelso, la m¨¢quina, delicada y veloz, y el circuito, rapid¨ªsimo. En Silverstone se salta de una curva a otra, los cambios de direcci¨®n son continuos y las chicanes se multiplican. Todo sucede a gran velocidad, pues apenas existen frenadas fuertes. No hay mejor escenario para la Yamaha. Y esa M1 iba como nunca: fina en las trazadas y atenta cuando el piloto tiraba de los frenos. Era el d¨ªa. Era su oportunidad para reengancharse a la pelea por el t¨ªtulo, tan lejana como parec¨ªa cuando dej¨® Brno una semana atr¨¢s. Y Lorenzo quiso aprovecharla.
Lo hizo. Solo que con alguna dificultad m¨¢s de las previstas inicialmente. Salvada la duda sobre si ser¨ªa m¨¢s conveniente correr con el neum¨¢tico m¨¢s duro o con el blando ¡ªlos aspirantes a la victoria calzaban todos la goma dura¡ª visto el aire fr¨ªo que soplaba en tierras brit¨¢nicas, Lorenzo ya solo tuvo que pelearse con un chaval incansable. Pese al accidente unas horas antes ¡ªel incidente le vali¨® una sanci¨®n de dos puntos en el carn¨¦ de amonestaciones por no ralentizar el ritmo con bandera amarilla¡ª, tras los calmantes, el hielo para rebajar la inflamaci¨®n y gracias a un vendaje de sujeci¨®n, M¨¢rquez se crey¨® dispuesto para dar guerra. Y se peg¨® a Lorenzo desde el mismo instante en que se apag¨® el sem¨¢foro. Tanto que casi se tocan antes de llegar al primer viraje. No se separ¨® del mallorqu¨ªn en toda la carrera, no estuvo nunca a m¨¢s de tres d¨¦cimas de segundo. Rodaba tan pegado a los pianos que a cada curva parec¨ªa haberle tomado el interior, pero Lorenzo, que aprovecha como nadie el paso por curva, ten¨ªa clara cu¨¢l era su trazada. Y as¨ª ocurri¨® en innumerables ocasiones. Salvo en dos.
Lorenzo hizo un imposible para ganar, 81 mil¨¦simas de segundo antes de que lo hiciera el l¨ªder de la categor¨ªa
Intent¨® M¨¢rquez ganar su quinta carrera consecutiva con un adelantamiento agresivo, rozando los l¨ªmites, avisando con un ligero toque a su rival de que estaba por all¨ª y deb¨ªa darle paso. Faltaban tres vueltas para el final y el ¨²nico que hab¨ªa resistido el tir¨®n dado por estos dos pilotos salvajes fue Pedrosa, que termin¨® convertido en un mero espectador despu¨¦s de una mala salida y una fant¨¢stica remontada para poder seguirles la pista. Parec¨ªa que se sumar¨ªa a la pelea, pero se conform¨® con subir al tercer escal¨®n del podio y disfrutar del espect¨¢culo. Apenas le quedaba neum¨¢tico para m¨¢s. Con m¨¢s o menos goma, a falta de dos vueltas fue Lorenzo el que se la jug¨® con otro interior, despu¨¦s de la bajada que sigue a la contrarecta m¨¢s larga del circuito, en una de esas tantas chicanes que abundan en Silverstone. Y recuper¨® la primera posici¨®n.
Pero quedaba la ¨²ltima vuelta. Y ni Lorenzo ni M¨¢rquez suelen darse por vencidos con facilidad. El debutante atac¨® primero, segundo como rodaba tras la rueda de la Yamaha. Esper¨® a alcanzar el ¨²ltimo tramo del circuito. Para evitar la r¨¦plica. Y en la curva 16, la misma en la que lo hab¨ªa logrado antes, a la izquierda, al terminar una larga recta, le busc¨®, otra vez, el interior a Lorenzo. Todo parec¨ªa perdido. El ¨²ltimo viraje no es muy propicio para un adelantamiento. Pero ten¨ªa que intentarlo. ¡°Me he dicho ¡®ahora o nunca¡±, confesar¨ªa luego el campe¨®n de MotoGP. Y fue en aquel ahora cuando se resisti¨® a perder otra carrera. M¨¢rquez dej¨® una peque?a rendija y ¨¦l hizo un imposible. Cruz¨® la meta en primer lugar, 81 mil¨¦simas de segundo antes de que lo hiciera el l¨ªder de la categor¨ªa, que le ovacionar¨ªa en medio de la pista, agradecido por encontrarse un contrincante tan testarudo como ¨¦l mismo.
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