Una regata de infarto
Cornelis Van Rietschoten fue el primer doble vencedor de la Volvo ocultando un ataque al coraz¨®n a su gran rival
Una foto en el museo de la Volvo Ocean Race, en Alicante, representa todo lo que aquellos que se embarcan en la regata m¨¢s dura del mundo persiguen: la victoria y la satisfacci¨®n de conseguirla tras un esfuerzo tit¨¢nico. La imagen muestra aquel d¨ªa azulado de 1982 en el que Conny Van Rietschoten se convirti¨® en el primer patr¨®n en ganar dos ediciones de la vuelta al mundo mar¨ªtima. El marino holand¨¦s sonr¨ªe al cielo mientras sus compa?eros de tripulaci¨®n, visiblemente felices, celebran su victoria sobre los otros 28 equipos restantes. La mirada de Van Rierschoten delata la felicidad del vencedor. Pero su media sonrisa es la de alguien que contiene un orgullo intenso y tambi¨¦n un secreto recientemente desvelado. Nada pudo arrebatarle el t¨ªtulo: ni el mar, ni rival alguno. Ni siquiera un ataque al coraz¨®n.
La enfermedad nunca fue un obst¨¢culo para el hombre nacido Cornelis Van Rietschoten. Amante del mar desde los tres a?os, una tuberculosis trunc¨® su carrera profesional en la treintena y le intern¨® durante un a?o en un sanatorio suizo del que sali¨® renovado, determinado a impulsar un negocio familiar de ingenier¨ªa el¨¦ctrica que le permiti¨® retirarse a los 45 a?os. Encontr¨® un nuevo desaf¨ªo: la llamada Whitbread the World Race (precursora de la Volvo Ocean Race). Apenas nadie le conoc¨ªa cuando zarp¨® de Portsmouth aquel 1977 en el que se har¨ªa con su primera victoria, ni siquiera los navegantes holandeses.
Cuando en 1982 regres¨® a defender su t¨ªtulo, la situaci¨®n era distinta: todos sab¨ªan de lo meticuloso que era preparando su Flyer, una embarcaci¨®n de dise?o americano ligeramente distinto al de la gesta del 77. Era el hombre a batir y el neozeland¨¦s Peter Blake, quien se convertir¨ªa posteriormente en otra de las leyendas de esta regata, no perdi¨® su casco de vista.
Aquella regata, hasta recientemente, se resum¨ªa como un duelo muy parejo en el que Van Rietschoten se impuso a Blake realizando la circunvalaci¨®n m¨¢s r¨¢pida de la historia. Hoy la an¨¦cdota es otra. Ya no es la regata que convirti¨® a Cornelis Van Rietschoten en el ¨²nico vencedor por dos veces de la Volvo Ocean Race. Sino, aquella en la que hizo prometer a toda su tripulaci¨®n que nadie sabr¨ªa que sufri¨® un infarto en la segunda jornada de navegaci¨®n. La convicci¨®n de Van Rietschoten evidenci¨® su car¨¢cter real: Peter Blake, su rival m¨¢s importante, no tendr¨ªa ni un soplo de ventaja, ni siquiera mental.
Oblig¨® a su tripulaci¨®n a que no dijeran nada sobre su enfermedad
Fue cruzando las aguas m¨¢s al sur del globo. Entre Auckland (Nueva Zelanda) y el Cabo de Hornos, Van Rietschoten y Blake regateaban agarrados a sus timones casco contra casco en algunas ocasiones, super¨¢ndose constantemente el uno al otro. La tensi¨®n era palpable y el holand¨¦s perdi¨® la conciencia. Era un infarto y hab¨ªa que conseguir atenci¨®n m¨¦dica a bordo. ¡°Estamos a diez d¨ªas del puerto m¨¢s cercano¡±, dec¨ªan sus hombres, sabedores que las primeras 24-36 horas tras un infarto son cr¨ªticas. El Ceramco de Blake iba como un torpedo tras ellos. Pero Cornelis tom¨® una decisi¨®n: nadie podr¨ªa saber lo ocurrido. Nada ni nadie podr¨ªa parar a Van Rietschoten. ¡°Quiz¨¢s me vieran c¨®mo nos ¨ªbamos a la deriva, pero estaba seguro que eso ser¨ªa lo ¨²nica que vieran o escucharan del Flyer¡±, record¨® mucho despu¨¦s el holand¨¦s: ¡°De haber sabido de mi problema de salud, hubieran empujado a¨²n m¨¢s su barco¡±.
Cornelis Van Rietschoten lleg¨® el primero a la meta en Portsmouth tras una regata casco contra casco en la que el holand¨¦s y el neozeland¨¦s se superaron constantemente el uno al otro. Van Rietschoten mir¨® al cielo y sonri¨® con complicidad. Misi¨®n cumplida.
El mar nunca trat¨® bien a los d¨¦biles, en la Volvo no hay hueco para ellos. Solo para corazones locos. Y alg¨²n que otro secreto
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