El colista arrincona al Madrid
Un Rayo conmovedor lleva al l¨ªmite al equipo blanco, con muchas grietas y colgado de sus estrellas
![Jos¨¦ S¨¢mano](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F65950e2d-87d8-4b87-87d2-e499999b380a.jpg?auth=00cf6232e7a3a64d1deda6c0f646ae477c05fa68bfa4e35ece63fdb41e1e9601&width=100&height=100&smart=true)
![Cristiano y Bale celebran el tercer gol del Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JJSB57D2PWAIU5JDPREAP64QPU.jpg?auth=9a93c418d1233a706d565d0f1ae3c31ac3d56da927da31ca83745ba8ace50ae4&width=414)
Los goles no siempre son hijos del juego. Si as¨ª fuera, el Madrid se hubiera ido atormentado de Vallecas, donde el colista tuvo una respuesta ejemplar, emotiva, con 0-0 y con 0-3. El Rayo perdi¨® un partido en el que se gan¨® salir a hombros por su coraje, su fe ilimitada y su encomiable apuesta por un f¨²tbol a pecho descubierto, sin las ataduras que se le presupone a un equipo de su condici¨®n. Para demostrar que el f¨²tbol es un estado de ¨¢nimo, ah¨ª est¨¢ este Rayo. Con todos sus ingredientes puso al Madrid al borde del precipicio cuando todo apuntaba a un paseo jer¨¢rquico de los de Ancelotti. Otra vez, el Madrid hizo m¨¢s concesiones de la cuenta. Se agarr¨® a sus megaestrellas para escalar en el encuentro y se olvid¨® del juego, con lo que qued¨® anclado por Diego L¨®pez y subido en una noria de la que bien pudo despe?arse. El equipo no acaba de ser redondo.
RAYO VALLECANO, 2; REAL MADRID, 3
Rayo Vallecano: Rub¨¦n; Tito, G¨¢lvez, Arbilla (Larrivey, m. 51), Nacho; Sa¨²l, Trashorras; Lass, Adri¨¢n Gonz¨¢lez (Bueno, m. 42), Iago Falqu¨¦ (Embarba, m. 69); y Jonathan Viera. No utilizados: Cobe?o; Baena, Perea, y Mojica.
Real Madrid: Diego L¨®pez; Carvajal (Arbeloa, m. 59), Pepe, Ramos, Coentr?o (Marcelo, m. 44); Xabi Alonso (Illarra, m. 46), Modric; Di Mar¨ªa; Bale, Cristiano; y Benzema. No utilizados: Casillas; Isco, Jes¨¦ y Morata.
Goles: 0-1. M. 3. Cristiano. 0-2. M. 31. Benzema. 0-3. M. 49 Cristiano. 1-3. M. 53. Jonathan Viera, de penalti. 2-3. M. 55. Jonathan Viera, de penalti.
?rbitro: ?lvarez Izquierdo. Amonest¨® a Carvajal, Xabi Alonso, Nacho, Di Mar¨ªa, Marcelo, Tito y Trashorras.
En Vallecas, donde muchos equipos se sienten en una habitaci¨®n cerrada, el Real Madrid se impuso jugando al solitario, del que sacaron provecho gente como Cristiano y Benzema, ilustres que se bastan por s¨ª mismos para ganar partidos. Eso pareci¨® en la genuina barriada madrile?a. Puro espejismo. Ante la precisi¨®n cirujana de futbolistas de tanto talento no se rindi¨® este conmovedor Rayo, que con Paco J¨¦mez abandera desde su infinita modestia el f¨²tbol protesta. Un patad¨®n, ya sea de su portero cuando est¨¢ apurado, es un ultraje a su orgullo. M¨¢xima fidelidad a la pelota. No importa que le falten trovadores, que arrancara ante un gigante como el Madrid en posici¨®n de colista. Con J¨¦mez no es posible negociar otro f¨²tbol, si el equipo se va a la lona que sea con honrilla y dignidad. Jam¨¢s capitula.
De entrada, con una defensa almibarada y un ataque de cart¨®n piedra poco pudo oponer el Rayo al conjunto de Ancelotti, que en sus contrarreformas permanentes esta vez tir¨® de Di Mar¨ªa y Modric como custodios de Xabi Alonso, de nuevo felizmente titular, aunque fuera solo por un tiempo. En el cascar¨®n de Vallecas la trama no estaba en el medio campo, territorio vedado en este barrio. A la primera lo entendi¨® el Madrid. Conocido el desabrigo vallecano, tres minutos tard¨® Cristiano en poner el turbo. Con Tito, su marcador, a la aventura y sin retorno, Modric le habilit¨® un pase al espacio a unas cuantas cuadras de la porter¨ªa de Rub¨¦n. Ronaldo, como un velocista jamaicano, se plant¨® ante el meta del Rayo en un parpadeo, ca?ito incluido a G¨¢lvez, y resolvi¨® la jugada como el genio que es. Un coloso.
En sus contrarreformas permanentes, Ancelotti tir¨® de Di Mar¨ªa y Modric como custodios de Alonso
El gol no inmut¨® al Rayo, que no claudica ni a tiros. Ni siquiera aquel jugador que se vea encapsulado tiene derecho a reventar el bal¨®n. La pelota al pie. Tal es su destape que su medio centro menos defensivo, Trashorras, es quien se enquista m¨¢s cerca de los centrales, porque el tr¨¢nsito empieza desde la propia porter¨ªa. Sa¨²l, que alterna como defensa, se ubic¨® por delante, como llegador. Con el Madrid sin vuelo, inicialmente la ruleta no sonri¨® al Rayo. Una buena parada de Diego L¨®pez, un presumible penalti de Carvajal a Nacho y el colmo del infortunio, un gol bien invalidado por un rebote involuntario. Al en¨¦simo centro desde la derecha de Lass lleg¨® Falqu¨¦, pero su remate estamp¨® en Viera, que estaba en fuera de juego. Sin tiempo para musitar la desdicha, anot¨® Benzema en la segunda aproximaci¨®n del Madrid. La precisa asistencia de Bale desde el costado derecho la culmin¨® el franc¨¦s con buen cabezazo.
Solo a partir del 0-2 se sinti¨® pulgarcito el Rayo. El Madrid cerr¨® el primer acto con el bast¨®n de mando de Alonso, que tir¨® de muleta para que los suyos ganaran el medio campo, para que templaran el partido. Por si a los de J¨¦mez les faltaba la puntilla, de nuevo aparecieron Cristiano y Bale. Nada m¨¢s concluir el intermedio, el brit¨¢nico hizo un nudo a Arbilla, que se confi¨® con exceso al pensar que la pelota se ir¨ªa por la banda. Bale, m¨¢s espabilado, se col¨® por el ¨¢rea y sirvi¨® el gol a Cristiano. J¨¦mez, maravillosamente quijotesco como es, se descamis¨® a¨²n m¨¢s. A riesgo de llevarse una zurra, retir¨® a Arbilla, que lleg¨® al banquillo entre sollozos, desconsolado, orden¨® una defensa de tres y toc¨® la corneta con Larrivey, un ariete.
El Rayo ten¨ªa por delante un macizo extremo, pero con su t¨¦cnico es un dep¨®sito de fe. Lo que pod¨ªa parecer un desmesurado atrevimiento surti¨® un efecto demoledor para el Madrid, que se vio tirado de la hamaca y pas¨® el segundo acto angustiado. Cuando su adversario parec¨ªa pisar sobre cenizas, su empe?o dej¨® tan contrariado al grupo de Ancelotti que en un suspiro se vio en un enredo descomunal.
En un suspiro, penalti de Pepe a Viera y de Marcelo a Falqu¨¦. Con 2-3 y Vallecas en una nube, a punto estuvo de ser expulsado Carvajal y un parad¨®n de Diego L¨®pez a disparo de Bueno que acab¨® estrell¨¢ndose en el poste izquierdo del portero lucense¡ Como ante el Sevilla, el Madrid otra vez en un tobog¨¢n, incapaz de cerrar una cita que ten¨ªa en el bolsillo. Con m¨²ltiples grietas, perdi¨® el hilo de sus estrellas en ataque, las que le hab¨ªan empinado el partido, y qued¨® a merced del ¨¢nimo infinito de la muchachada vallecana, que se fue con motivos sobrados para brindar por sus corsarios.
El resumen del partido
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