Diego Costa: ?traidor o ant¨ªdoto contra el nacionalismo?
La decisi¨®n del brasile?o de jugar con la selecci¨®n espa?ola despierta la ira en su pa¨ªs Otros ven en el gesto del futbolista una actitud universalista
El futbolista brasile?o Diego Costa, hoy delantero del Atl¨¦tico de Madrid, es en su pa¨ªs de nacimiento objeto de lapidaci¨®n. Su decisi¨®n de querer disputar el Mundial del pr¨®ximo a?o en la selecci¨®n de Espa?a y?no en la patria que ¡°le dio todo¡±, lo ha convertido entre los suyos poco menos que en un proscrito. El adjetivo m¨¢s blando que se le achaca es el de ¡°traidor¡± y se le recuerda que no es justo ¡°escupir sobre el plato que le dio de comer cuando ten¨ªa hambre¡±.
Otros, menos propensos a alimentar lo que un editorial del diario Folha de S?o Paulo critica como ¡°nacionalismo sectario¡±, prefieren incluso ver la actitud universalista de Costa como un ¡°ant¨ªdoto contra el viejo pecado del nacionalismo¡±.
En Brasil se escribe que el jugador del Atl¨¦tico de Madrid es un traidor porque hab¨ªa afirmado que desde peque?o "su sue?o era jugar en la nacional brasile?a¡± y que ahora, ¡°por dinero¡±, ha traicionado su viejo deseo.?
Algunos prefieren pensar que esa ola de antipat¨ªa y agresi¨®n verbal contra el jugador se debe, sobre todo, a que vaya a disputar la Copa con Espa?a, uno de los equipos m¨¢s temidos por la selecci¨®n brasile?a. ¡°Si hubiese decidido disputar el Mundial en un equipo africano desconocido nadie se hubiese interesado por ¨¦l¡±, dice a EL PA?S un periodista que ha trabajado en la televisi¨®n y que hoy prefiere vender pisos porque le ¡°rinde m¨¢s¡±.
De cualquier modo, el caso de Costa ha servido para despertar el eterno tema del nacionalismo brasile?o, que dicen se arrastra desde los tiempos del Imperio y que puede ser uno de los motivos por el que los brasile?os de ning¨²n modo se sienten latinoamericanos. Tampoco europeos. ¡°Nos sentimos eso, brasile?os¡±, dicen todos.
?C¨®mo conciliar ese sentimiento fuerte de nacionalismo, que tiene sus ventajas como el de desconocer rivalidades sangrientas entre algunos Estados regionales tan distantes unos de otros como China de Par¨ªs, con el viejo complejo de inferioridad de los brasile?os acu?ado por el escritor Nelson Rodrigues como ¡°complejo de perro callejero¡±?
Es esa una de las anomal¨ªas de un pa¨ªs no f¨¢cil de entender ni analizar, un pa¨ªs rico y contradictorio a la vez, lleno de fascinaci¨®n por su carga de humanidad y con fuerte acento de superioridad cuando se compara con sus vecinos.
El editorial de Folha, que pone en guardia con ocasi¨®n de la guerra levantada contra el jugador brasile?o, recuerda que existe una especie de contradicci¨®n incluso entre los m¨¢ximos responsables de la selecci¨®n nacional, como el entrenador Luiz Felipe Scolari, que parece olvidarse, en sus cr¨ªticas a Costa, de que ¨¦l mismo entren¨® al equipo de Portugal despu¨¦s de haber conquistado la Copa en 2002. Y su colega, Alberto Parreira, ya ha entrenado a cuatro selecciones extranjeras.
Brasil es un pa¨ªs en el que los viejos resabios de nacionalismo est¨¢n siendo anulados por la irrupci¨®n de la globalizaci¨®n en todos los campos. Es un pa¨ªs moderno, donde conviven personas de m¨¢s de cien nacionalidades, donde se saborean todas las cocinas del mundo y donde est¨¢n a gusto y en paz gentes de los credos e ideolog¨ªas m¨¢s diferentes. ?Por qu¨¦ mantener en ¨¦l resquicios de viejos nacionalismos?
El caso de Diego Costa, su gesto ¡°globalizado¡±, podr¨ªa y deber¨ªa leerse como un signo m¨¢s de unos tiempos en los que la verdadera civilizaci¨®n deber¨ªa alejarse del virus del nacionalismo y de las fronteras que separan a los pueblos. ?No se ha dicho que el f¨²tbol, y el deporte en general, deber¨ªan ser el substitutivo moderno a las viejas guerras???Y qu¨¦ mayor ant¨ªdoto contra la guerra que el gesto de Diego Costa de disputar el Mundial bajo una bandera que no es la de su nacimiento, pero s¨ª la de la universalidad de un mundo que se desea sin m¨¢s distintivo y carnet de identidad que pertenecer a la raza humana?
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