Pirlo, exhibicionismo cero
Ovacionado hace 15 d¨ªas en el Bernab¨¦u, el medio confiesa su frialdad para lanzar los penaltis y c¨®mo estuvo a punto de firmar por el Madrid en 2006 y por el Bar?a en 2010
Al contrario de Francesco Totti, un esteta que ya avis¨® de c¨®mo batir¨ªa al gigantesco Van der Saar en la semifinal Italia-Holanda de la Eurocopa de 2000: ¡®Mo je faccio er cucchiaio (yo le hago la cuchara), les dijo a sus espantados compa?eros Maldini y Di Biagio antes de marcar, Andrea Pirlo es una calculadora con botas. No hubo ninguna intenci¨®n po¨¦tica en aquel penalti a Hart, cuartos de final del Italia-Inglaterra de la pasada Eurocopa, cuando elev¨® suav¨ªsimo el bal¨®n y anot¨® por el centro de la porter¨ªa. ¡°Elijo la mejor soluci¨®n para reducir la posibilidad de error. Lo decido a ¨²ltima hora, cuando veo a Hart moverse sobre la raya de gol. Por puro c¨¢lculo¡±, cuenta el medio del Juventus en su autobiograf¨ªa, Penso quindi gioco (Pienso, luego juego).
Pirlo es ¡°un campe¨®n transversal, el jugador de todos¡±, lo define el seleccionador azzurro, Cesare Prandelli. Un Iniesta a la italiana. Ovacionado hace 15 d¨ªas por el Bernab¨¦u, Andrea Pirlo (Flero, 1979) lo vivi¨® como uno de los momentos ¡°m¨¢s satisfactorios¡± de su carrera. ¡°Espa?a era el pa¨ªs dominante de nuestros discursos, un deseo, un pensamiento, una fuga, un proyecto ambicioso construido de palabras ¡±, confiesa antes de explicar su frustrada relaci¨®n con el Madrid en el verano de 2006, borracho de ¨¦xito, reci¨¦n proclamado campe¨®n del Mundo con Italia. ¡°Me imaginaba con la camiseta blanca, inmaculada y al mismo tiempo agresiva. Pensaba en el Bernab¨¦u, un campo capaz de aterrorizar a los adversarios, servidores maltratados a la cena del rey¡±. Fabio Capello, t¨¦cnico blanco, lo quer¨ªa. Adriano Galliani, director general del Milan, se neg¨®.
M¨¢s tarde lleg¨® el Bar?a, en un trofeo Gamper, 25 de agosto de 2010. ¡°Estaba saliendo del vestuario y me encontr¨¦ con el hombre de confianza de Pep Guardiola, un 007 con corbata, Manuel Estiarte¡±. Este lo llev¨® al despacho del jefe. ¡°Somos fort¨ªsimos en el centro del campo, pero podr¨ªas ser la guinda. Buscamos un medio que alterne con Xavi, Busquets e Iniesta y ese eres t¨²¡±, le dijo Guardiola. ¡°Sal¨ª trastornado del despacho¡±, relata Pirlo. ¡°Ibrahimovic le llam¨® fil¨®sofo para insultarlo, pero es un elogio: buscar la sabidur¨ªa, tener una idea que te gu¨ªa¡±. Galliani volvi¨® a negarse. Eran tiempos de un poderoso Milan, campe¨®n de Europa en 2007 con Carlo Ancelotti. A ¨¦l dedica las palabras m¨¢s cari?osas del libro. ¡°Un pap¨¢, un maestro, divertido, la persona con la que he pasado los mejores a?os. ¡®Carletto, quiero ver un equipo con dos atacantes¡¯, le dec¨ªa Berlusconi. Ancelotti ten¨ªa dos cojones as¨ª, una gran personalidad¡±.
Ven¨ªa Pirlo de una sima. ¡°Despu¨¦s de Estambul nada ten¨ªa sentido [la final de Champions perdida ante el Liverpool tras remontarle un 3-0 al Milan, el 25 de mayo de 2005]. Insomnio, rabia, vac¨ªo: hab¨ªamos inventado una enfermedad, el s¨ªndrome de Estambul. No me miraba al espejo. Sentirse invencible es el primer paso hacia el punto de no retorno¡±.
Ancelotti fue un pap¨¢, un maestro, divertido, la persona con la que he pasado los mejores a?os, gran personalidad¡±
A los 16 a?os debut¨® en Primera con el Brescia, un ni?o prodigio. ¡°De peque?o sab¨ªa que era m¨¢s fuerte que los dem¨¢s (...) Tanto que mi padre, Luigi, abandonaba la tribuna para huir a la otra parte del campo, solo, como Forrest Gump, para no escuchar los comentarios de los otros padres¡±. Y a los 14 a?os se sinti¨® aislado en medio de un partido del Brescia. ¡°Pasadme el bal¨®n. Silencio. El bal¨®n no me lo pasaba nadie. Romp¨ª a llorar. Corr¨ªa y lloraba¡±.
Todo en ¨¦l es instintivo o producto de su capacidad de an¨¢lisis. ¡°Yo me concentro en el espacio entre mi posici¨®n y la de los atacantes para hacer pasar el bal¨®n¡±, se define Pirlo, que se pas¨® semanas estudiando el golpeo de falta de Juninho Pernambucano (con tres dedos). El libro le permite ajustar cuentas con sus algunos de sus exclubes. ¡°Sacadme de este manicomio, nunca m¨¢s al Inter, nunca¡±, grit¨® sobre su equipo del alma (Matth?us y Roberto Baggio fueron sus ¨ªdolos). Marco Tardelli no confi¨® en ¨¦l, aunque Moratti era ¡°un trozo de pan entre escualos¡±.
En el Milan marc¨® una ¨¦poca. Pero Galliani lo despidi¨® de mala manera. ¡°Andrea, nuestro entrenador [Massimiliano Allegri] piensa que si te quedas no podr¨¢s jugar delante de la defensa¡±. Ambrosini y Van Bommel ocupaban ese puesto. El Juventus s¨ª le respet¨® la jerarqu¨ªa. Dos scudetti despu¨¦s, sigue siendo, a los 34 a?os, ¡°el jugador de todos¡±. Con la autoridad para retirarse de Italia cuando ¨¦l diga: tras el Mundial de Brasil 2014. ¡°Jugar en La Azzurra es muchas veces mejor que el sexo¡±, afirma tras recordar, del Mundial conquistado en 2006, las broncas de Marcelo Lippi antes de ganar (¡°sois una mierda, me dais asco¡±), y su penalti, el primero de la tanda, marcado a Francia. ¡°Lo tiro centrado, un poco elevado, seguro que Barthez se tira y no puede pararlo ni con los pies¡±. Puro c¨¢lculo. Exhibicionismo cero.
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