El c¨¢ntaro sigue yendo a la fuente de San Mam¨¦s

Se aplicaba en San Mam¨¦s el refr¨¢n de que tanto va el c¨¢ntaro a la fuente que el grifo acababa por dar agua como cuando se limpian las impurezas del filtro y el l¨ªquido elemento surge a borbotones salpicando toda la fregadera. As¨ª jugaba el Athletic, a borbotones en San Mam¨¦s, ampar¨¢ndose en la magia del agua, un elemento que pase lo que pase, siempre encuentra la salida. Agua y fuego para salir de los atolladeros en los que le han metido todos los rivales que han visitado la nueva Catedral.

Hasta el p¨²blico se acostumbr¨® a esa ¨¦pica del sufrimiento, contagiado por los propios futbolistas, como un homenaje a aquellas gestas del pasado que no quer¨ªan romper el cord¨®n umbilical del viejo y el nuevo San Mam¨¦s. Hasta el punto de que ya la gente llega tarde al estadio a sabiendas de que no se perder¨¢n el intr¨ªngulis del partido.

Y as¨ª el Levante de Caparr¨®s, cumpli¨® el guion convenido y se adelant¨® en el marcador en una magn¨ªfica jugada de Xumetra, que tras conseguir la heroicidad de superar en carrera a De Marcos, bail¨® sobre la l¨ªnea de fondo antes de asistir a Barral cuyo remate a bocajarro lo repeli¨® Iraizoz, pero luego el gaditano lo empuj¨® a la red. Ya estaba el partido en su guion, el m¨¢s previsible del mundo: un Levante ordenado y un Athletic que fallaba lo que ten¨ªa a mano porque en su libreto no consta que deba adelantarse en San Mam¨¦s. Quiz¨¢s por eso el debutante Guillermo se atrac¨® de bal¨®n en vez de asistir a sus compa?eros que se enmadejaron en la red... pero sin bal¨®n. O por lo mismo, Susaeta remat¨® de forma injusta con su calidad un magn¨ªfico servicio de Ibai G¨®mez.

El Levante era el t¨ªpico rival que se le atraganta al Athletic en su campo. El orden y la estrategia son dos asuntos que al Athletic le ponen de los nervios. Ah¨ª se maneja como un muchacho asustadizo y sin ideas al que le quema el bal¨®n. Y para eso Diop y Simao, y sobre todo Xumetra, eran futbolistas que pod¨ªan, y pudieron sacarle de sus casillas, robarle el bal¨®n y reducirle el campo al tama?o de un futbol¨ªn donde el Athletic se maneja como un esquimal en el Sahara.

Solo Ibai G¨®mez parec¨ªa un verso suelto, siempre empe?ado en ponerle velocidad a sus acciones y en atreverse a encarar a sus rivales con un ojo en el bal¨®n y otro en el espacio. Pedro L¨®pez sufri¨® de lo lindo con el extremo vizca¨ªno, empe?ado en ser ¨¦l quien sujetara el c¨¢ntaro y no Susaeta, como suele ser habitual, ayer muy desdibujado... hasta la segunda parte donde pone el turbo y vuela.

Y quiz¨¢ por todo eso, por la cosa del guion, por lo que entra?a, de momento, San Mam¨¦s de pel¨ªcula de suspense, el Levante prefiri¨® esconder su bot¨ªn en una mara?a de defensas, como paraguas a la espera de la tormenta, en vez de echar a correr hacia la otra porter¨ªa para ahuyentar a los ladrones. Caparr¨®s dio entrada al griego Nikos para jugar con tres centrales, en espera del ataque a¨¦reo de los ladrones, que obviamente lleg¨® con un cargamento de bombas para asolar el ¨¢rea de Keylor Navas.

Y el ladr¨®n fue Mikel Rico, que aprovech¨® el ¨²nico error del portero costarricense (portentoso por lo dem¨¢s) al despejar, mal, un bal¨®n que deb¨ªa haber acunado con los brazos. Ning¨²n futbolista del Athletic esperaba la ca¨ªda del bal¨®n y solo un defensa del Levante acompa?aba la salida del portero. En vez de con el pu?o debi¨® darle con un nudillo y Mikel Rico se encontr¨® con un bal¨®n muerto en el ¨¢rea grande cuando los futbolistas del Levante estaban m¨¢s ocupados en abandonar el ¨¢rea que en protegerla. La dio mordida, pero se fue a la red.

Y contagiado, en pleno toque de generala rojiblanco, Aduriz (al que le sientan mejor las segundas partes que los partidos enteros) caz¨® con el flequillo un centro de Iturraspe y puso el The End previsto en el guioi. Bueno, trat¨¢ndose de suspense cab¨ªan distintos finales, porque el Levante apret¨® los dientes con rabia, m¨¢s a¨²n cuando en per¨ªodo de prolongaci¨®n Aduriz se fue al vestuario expulsado por una acci¨®n defensiva innecesaria e impropia de su experiencia, ante un saque de banda. ?Y si el mayordomo no era el asesino como parec¨ªa decidido?, pens¨® San Mam¨¦s con tres minutos por delante. Pero el c¨¢ntaro sigue yendo a la fuente y sigue sin romperse, aunque tiene algunas grietas y quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa el guionista de San Mam¨¦s le haga una jugarreta.