Muguruza no tiene v¨¦rtigo
Con 20 a?os, gana a Wozniacki, su tercera victoria ante una top-10
Garbi?e Muguruza empieza a subir la escalera hacia el estrellato sent¨¢ndose en una silla. Ocurre en 2013. Se ha operado de un tobillo. No puede apoyar el pie. Quiere entrenarse. Coge una raqueta, y empieza a pelotear sentada durante dos meses. Cuando ayer gana 4-6, 7-5 y 6-3 a Caroline Wozniacki, lo que le clasifica para octavos del Abierto de Australia, ese mismo impulso que le llev¨® a ejercitarse sin ponerse en pie es el que lleva a la victoria contra la n¨²mero diez del mundo. ¡°Tengo fe en que puedo llegar a ser una gran jugadora¡±, dice.
La hispanovenezolana, nacida para el tenis de fuerza, salv¨® cinco bolas de break en la segunda manga y once en total
Por primera vez en cinco a?os, una espa?ola buscar¨¢ los cuartos del Abierto de Australia. Muguruza se enfrentar¨¢ a la polaca Radwanska, que es la n¨²mero cinco mundial. El r¨¢nking no impresionar¨¢ a la tenista nacida en Caracas. Su triunfo de tercera ronda supuso su tercera victoria contra una de los diez mejores tenistas del planeta cuando a¨²n no ha cumplido los 21 a?os. De las tenistas espa?olas en activo, solo le superan Carla Su¨¢rez (8; la canaria, v¨ªctima del desgaste de su ¨¦pico partido de segunda ronda, perdi¨® ayer 1-6 y 0-6 ante Cibulkova) y Anabel Medina (5). Ninguna de esas dos competidoras, sin embargo, logr¨® sus triunfos con las maneras de la hispanovenezolana. Muguruza juega tenis del siglo XXII, basado en la decisi¨®n, el riesgo y la potencia que le permite su 1,82m. Tiene, tambi¨¦n, tripas para sufrir: digiri¨® que hab¨ªa perdido una primera manga que ganaba 4-2.
¡°Me encanta jugar en las centrales¡±, explica la tenista, apoyada desde el banquillo por Conchita Mart¨ªnez, la seleccionadora espa?ola. ¡°Es una motivaci¨®n. No tengo nada que perder y me siento libre para jugar sin presi¨®n¡±, prosigue para explicar una victoria lograda contra una tenista con experiencia en finales grandes, quiz¨¢s la mejor defensora del circuito, que se procur¨® cinco bolas de break en la segunda manga y no consigui¨® convertir ninguna (en total, se le escaparon once). ¡°Estaba preparada para la lucha. La clave fue estar fuerte mentalmente, seguir luchando, eso es lo que hizo la diferencia¡±.
En Melbourne, Garbi?e sigue creciendo. Solo mira hacia arriba, y ya no necesita silla que le ayude.
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