El Atl¨¦tico asalta San Mam¨¦s
En dos escaramuzas, el equipo de Simeone remonta el gol inicial de Aduriz para el Athletic y certifica su pase a semifinales
Y al final se perdi¨® la magia. Cuando parec¨ªa que bajo la manga no hab¨ªa nada, apareci¨® el conejo y San Mam¨¦s descubri¨® que para el truco no hac¨ªan falta muchos elementos. El partido se hab¨ªa preparado para la ocasi¨®n. Pe?as, acompa?amiento del equipo, fogonazos period¨ªsticos, tradici¨®n, influjo y todos los sustantivos y adjetivos que se quieran usar para facilitar el placer de la Copa del Rey. Pero a la postre, con cinco disparos a puerta el Atl¨¦tico, el rey de la simplicidad, se llev¨® el partido y la eliminatoria sin tener muy claro por qu¨¦. Ni c¨®mo. Pero se lo llev¨® con dos goles oportunos, adecuados, sin demasiado lustre, pero efectivos, y se enfrentar¨¢ en semifinales al Real Madrid.
Athletic, 1 - Atl¨¦tico, 2
Athletic: Iago Herrer¨ªn; Iraola, San Jos¨¦, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico (Iabi G¨®mez, m. 67); Susaeta (Kike Sola, m. 75), Ander Herrera (Be?at, m. 78), Muniain; y Aduriz. No utilizados: Iraizoz; De Marcos, Erik Mor¨¢n y Gurpegi.
Atl¨¦tico: Courtois; Juanfran, Miranda, God¨ªn, Filipe Luis (Insua, m. 14); Gabi, Koke; 'Cebolla' Rodr¨ªguez, Ra¨²l Garc¨ªa, Adri¨¢n (Sosa, m. 79); y Diego Costa (Alderweireld, m. 90). No utilizados: Aranzubia; Mario Su¨¢rez, Villa y Manquillo.
Goles: 1-0. M. 42. Aduriz. 1-1. M. 55. Ra¨²l Garc¨ªa. 1-2. M. 86. Diego Costa.
?rbitro: Mateu Lahoz. Amonest¨® a Laporte, Ra¨²l Garc¨ªa, San Jos¨¦, Koke e Iraola.
Unos 30.000 espectadores en el estadio de San Mam¨¦s.
Que fluya el bal¨®n, dijo Valverde, es decir, que nada es todo, fluye que dijo el fil¨®sofo del r¨ªo. No consta en el acta previa lo que dijo Simeone a los suyos en el vestuario, pero lo que dijo no lo debieron de entender. El partido no se trab¨®, no fue una madeja imposible de encontrarle la ves¨ªcula. El Atl¨¦tico, aleccionado o no, sordo o no, decidi¨® que la primera parte iba en el inventario de un almac¨¦n vac¨ªo: es decir, proteger la estanter¨ªa donde reposaba el gol conseguido en el Vicente Calder¨®n y que trabajase el necesitado. Es decir, el Athletic era un n¨¢ufrago braceando, y el Atl¨¦tico era un ba?ista viendo morir las olas. Diego Costa se anim¨® de salida en un mano a mano con Herrer¨ªn que desacredit¨® su jerarqu¨ªa. El hispano brasile?o no vio la luz, solo una camisola granate que le ceg¨® el horizonte. Hasta ah¨ª lleg¨® el Atl¨¦tico, que decidi¨® que el buzo era su traje. Y a partir de ah¨ª surgi¨® el Athletic, quiz¨¢s no en su mejor versi¨®n pero s¨ª en la m¨¢s adecuada al evento: redujo el campo a la mitad (que para eso era suyo), se adue?¨® del bal¨®n (que para eso era suyo) y acometi¨® a veces con talento, a veces con orgullo hasta convertir a su rival, siendo quien es, a la condici¨®n de actor secundario.
No era mal negocio para el Athletic robarle al Atl¨¦tico la posibilidad de disfrute porque quien no goza, por lo general juega peor. Si tiene jerarqu¨ªa se aburre. Y se aburr¨ªa Koke, y se helaba Diego Costa, enredado en la guerra de guerrillas. Y as¨ª crec¨ªa el Athletic. Y creci¨® m¨¢s a¨²n cuando Aduriz caz¨® un centro de Balenziaga y lo mand¨® 10 cent¨ªmetros m¨¢s lejos de los largos brazos de Courtois. En poco m¨¢s de media hora el Athletic hab¨ªa liquidado la deuda del Vicente Calder¨®n. La resurrecci¨®n era posible teniendo en cuenta que el carcelero estaba dormitando, so?ando con la conjunci¨®n astral, ll¨¢mese esp¨ªritu Simeone o el se?or de los anillos.
El Athletic lament¨® al final no sacar m¨¢s provecho de la primera mitad
Mor¨ªa el Atl¨¦tico en su ¨¢rea y viv¨ªa el Athletic en casa ajena. El gol le dejaba con 70 minutos para la ¨¦pica. Pero el Atl¨¦tico tiene un chip interactivo y en el descanso vio que el camino era el equivocado, que defendiendo la portezuela de su ¨¢rea dif¨ªcilmente iba a salvarse del desahucio. Y sali¨® en la segunda mitad de otra manera: m¨¢s arriba, m¨¢s agresivo, con su 4-5-1 desde la temprana lesi¨®n de Filipe Luis (m. 15) por un problema muscular. Y entonces la batalla cambi¨®: la batalla fue de uno contra uno en vez de uno contra nada. Ra¨²l Garc¨ªa pill¨® un bal¨®n suelto, Herrer¨ªn se lo despej¨®. El futbolista navarro se adecent¨® la camisola y lament¨® no haberle dado m¨¢s rosca al bal¨®n. La pelota le volvi¨® y entonces la puso en la red como quien lava para subir el gol del empate.
Los visitantes no hicieron otra cosa que trabajar, como si fueran una roca
Ah¨ª (minuto 54) muri¨® la eliminatoria. No estaba el partido para virtuosos sino para esforzados de la ruta y los puertos de monta?a eran demasiados en poco tiempo. El Atl¨¦tico es una roca, as¨ª que la monta?a no le asusta. Con que intimide su presencia le vale para sobrevivir o para deslumbrar. Ayer tir¨® del kit de supervivencia que incluso le dio para un segundo gol, obra de Diego Costa en un fuera de juego mal tirado por el Athletic, que el brasile?o aloj¨® en la red como quien deja la llave a un amigo: se fue, mir¨® por si ven¨ªa un compa?ero, quebr¨® al portero y dej¨® el bal¨®n en el lugar que dice gol. Si el Athletic estaba moribundo con el gol de Ra¨²l Garc¨ªa, Diego Costa le apuntill¨®.
Si se repasa el partido, el Atl¨¦tico no hizo otra cosa que trabajar, que enfangarse y el Athletic lamentar¨¢ no haber traducido en una novela de ¨¦xito sus apuntes de la primera mitad. Ah¨ª tuvo el Athletic el ofrecimiento a su premio, la virtud, el genio, la esperanza en su visi¨®n primigenia. No la aprovech¨®. El Atl¨¦tico, m¨¢s cient¨ªfico, una roca, calcul¨® las probabilidades, midi¨® su espacio, rebusc¨® en el caj¨®n de las sorpresas y encontr¨® el collar de perlas de la abuela. Y de paso se llev¨® no solo la eliminatoria sino el placer hist¨®rico de ser el primer equipo que gana en el nuevo San Mam¨¦s. Nunca se sabe que es m¨¢s importante en la historia.
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