Espa?a se queda a cero
Pese a un estupendo encuentro de Feliciano, que salva cuatro puntos de partido, Alemania se adelanta 2-0 en primera ronda y obliga a los de Moy¨¤ a imponerse el s¨¢bado en el dobles para no caer eliminados
Al final del d¨ªa, Espa?a abandona el Fraport Arena cediendo por 2-0 contra Alemania en la primera ronda de la Copa Davis: Philippe Kohlschreiber maniata 6-2, 6-4 y 6-2 a Roberto Bautista (¡°He ido de culo durante todo el partido¡±, dice el debutante, que no celebra ni una bola de break) y Florian Mayer doma 7-6, 7-6, 1-6, 5-7 y 6-3 un bello partido contra Feliciano L¨®pez, que vive y muere en la red, entre voleas gloriosas (suyas) y pasantes estupendos (de su contrario). El s¨¢bado (13.00, Tdp), Fernando Verdasco y David Marrero, maestros de maestros en 2013, est¨¢n obligados a ganar a Tommy Haas y Daniel Brands para mantener con opciones a Espa?a. Si ceden, por segundo a?o consecutivo la selecci¨®n tendr¨¢ que jugar en septiembre para evitar el descenso.
Al primer encuentro, por el que el castellonense pasa sin dejar huella, le sucede otro vistoso, el¨¦ctrico y lleno de alternativas. Pura Davis. Feliciano lo discute con el saque (32 aces) y haciendo de cada punto una cita con el peligro a pecho descubierto. Ataca la red con la fe de los iluminados y deja algunas voleas antol¨®gicas, como la que le niega a su contrario la primera bola de set, una aut¨¦ntica delicia. Mayer, que es ese hombre, responde con su ampl¨ªsima gama de recursos. Firma globos que tienen la suavidad de un murmullo y el efecto del mejor veneno. Pasantes de rev¨¦s que parecen disparos l¨¢ser. De fondo, manda y no se siente intimidado por el rev¨¦s cortado del toledano, hasta que el desgaste del encuentro empieza a hacer mella.
Pendiente siempre de su tobillo derecho, sobre el que a veces teme apoyarse con fuerza, Mayer acaba por los suelos en un par de ocasiones. Durante los dos primeros sets, es la ¨²nica se?al de debilidad que transmite. Gobierna con autoridad los dos tie-breaks, pese a que el espa?ol se revuelve frente a sus magn¨ªficos arranques. Son dos sets contra ninguno para el alem¨¢n. Momento de que el espa?ol dimita, de que diga adi¨®s con la tranquilidad de no haber pedido nunca el saque. No pasa eso. Lo que ocurre es que Feliciano, al que nunca se ha tenido por un guerrero, aprieta los dientes y baja el culo para restar los saques de Mayer. Que su contrario, dolido de un hombro tras uno de esos golpetazos con el suelo, tiene un baj¨®n f¨ªsico en cuanto llegan las dificultades. Y que Feliciano devora la tercera y la cuarta manga (donde supera dos puntos de partido en contra, como luego otros dos en el quinto), con la voracidad del hambriento.
Es el momento del espa?ol, un enamorado de la competici¨®n por equipos. Con la bandera en las mu?ecas y en el pecho, Feliciano piensa en culminar la remontada. Rapado como un soldado, en el peor momento su fusil se encasquilla. En su primer saque del segundo set, dispara dos dobles faltas. Despu¨¦s de negar nueve bolas de rotura, esos errores le cuestan el break en un momento decisivo. Sin poder aprovechar la din¨¢mica positiva que hab¨ªa generado en los dos parciales anteriores, el toledano se ve obligado a remar de nuevo contra corriente. Aprieta el p¨²blico. Retumban los aplausos contra el cemento del Fraport Arena. Mayer reclama su apoyo levantando los brazos. La victoria, finalmente, es suya¡ y Espa?a se queda a cero.
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