Un patinador y alg¨²n sue?o
Javier Fern¨¢ndez, abanderado espa?ol, lidera a un grupo de 20 deportistas del que es el m¨¢s claro aspirante a medalla
Mientras los periodistas se quejan en Sochi de sus hoteles a medio hacer, las asociaciones de derechos humanos de la falta de respeto del Gobierno ruso hacia los gais y las protectoras de animales del trato dado a los perros callejeros, suceden dos hechos incontestables: el primero es que la seguridad preocupa y mucho a los organizadores y a Vladimir Putin, as¨ª que, dicen, la ciudad a orillas del Mar Negro se llena de militares, polic¨ªas y farragosos controles. Y el segundo es que la competici¨®n ya ha empezado, aunque la inauguraci¨®n oficial de los Juegos de Invierno ser¨¢ hoy a media tarde.
Hay otro hecho presumible. Espa?a, que llega a la cita con 20 deportistas, igualando la mayor representaci¨®n de la historia, la de Grenoble 1968, ve m¨¢s cerca que nunca una medalla en una cita, que por tradici¨®n e instalaciones, suele ser testimonial en un pa¨ªs acostumbrado en los ¨²ltimos a?os a la gloria deportiva. El culpable es un madrile?o de 22 a?os, hijo de militar y a mucha honra, que dej¨® Espa?a hace unos a?os para triunfar en el patinaje art¨ªstico, una especialidad tan minoritaria en su pa¨ªs. Javier Fern¨¢ndez llevar¨¢ hoy orgulloso la bandera espa?ola en el desfile, pero hace cuatro a?os que no vive en Espa?a.
Como muchos de sus compa?eros su ¨¦xodo tiene que ver con la mejora deportiva. Fern¨¢ndez prob¨® en Estados Unidos, pero es en Toronto (Canad¨¢) donde ha escalado hasta la ¨¦lite, lo que se refleja en los dos ¨²ltimos t¨ªtulos europeos que se ha llevado a casa y el bronce mundial. El madrile?o ya sabe lo que son unos Juegos Ol¨ªmpicos (fue 14? en Vancouver), y lo que es m¨¢s importante, los jueces ya saben qui¨¦n es ese chico con facilidad para las piruetas y para la interpretaci¨®n sobre los patines.
Espa?a iguala la mayor representaci¨®n de la historia, la de Grenoble en 1968
A pesar de ello, no lo tendr¨¢ f¨¢cil, pues sobre el papel al menos dos patinadores parecen mejores (el canadiense Chan, campe¨®n del mundo, y el japon¨¦s Hanyu, compa?ero de entrenamientos de Javi). Adem¨¢s, hay otro japon¨¦s que puede dar guerra y nadie puede descartar a los rusos, que patinan en casa, lo que tiene su importancia en un deporte con una parte subjetiva importante.
Fern¨¢ndez, que est¨¢ vez no perdi¨® los patines camino de Sochi pero s¨ª sufri¨® un retraso de varias horas en su vuelo, es la opci¨®n de medalla m¨¢s clara (con todo lo aventurado que supone una afirmaci¨®n de este tipo) y es tambi¨¦n una gran noticia para el deporte espa?ol que, de conseguirla, romper¨ªa un maleficio que solo se ha quebrado dos veces ¡ªel oro de Paquito Fern¨¢ndez Ochoa en Sapporo 1972 y el bronce de su hermana peque?a, Blanca, en Albertville 1992¡ª, borrado ya del mapa ol¨ªmpico el tramposo Juanito Muehlegg. Lo har¨ªa en uno de los grandes deportes de los Juegos, el patinaje art¨ªstico ¡ªuno de esos que tienen tanta demanda que ni siquiera todos los periodistas pueden presenciar la competici¨®n¡ª, ahora que el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional se ha empe?ado en abrir el calendario a nuevos espect¨¢culos, como el esqu¨ª acrob¨¢tico.
Al margen de Fern¨¢ndez todo es so?ar. Se puede so?ar con Queralt Castellet, a la tercera va la vencida; con los chicos del snowboard, esa disciplina vertiginosa en la que los competidores se van eliminando mientras bajan a toda velocidad sobre la tabla, y hasta con Carolina Ruiz, la m¨¢s experimentada esquiadora espa?ola, o Victoria Padial, que acaba de lograr dos medallas en el Europeo de biatl¨®n. Pero es so?ar. Aunque de ese tipo de sue?os, y de un mont¨®n de trabajo, nace a veces la gloria ol¨ªmpica. Lo importante es que empiece la acci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.