El comandante antidopaje
G¨®mez Bastida, el guardia civil que dirigi¨® la Operaci¨®n Puerto con 28 a?os, es el nuevo responsable de la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de la Salud en el Deporte
Hace unos a?os hubo un momento en el que alguno con alma de novelista y devoci¨®n por las historias de misterios y los polic¨ªas o detectives que las protagonizan y las hacen memorables pens¨® que no estar¨ªa mal contar la Operaci¨®n Puerto contemplada a trav¨¦s de la mirada y las acciones del teniente de la Guardia Civil que la dirigi¨®, que acabar¨ªa siendo, quiz¨¢, una especie de inspector Rebus sin alcohol y sin dolor nost¨¢lgico, sin pasado, pero s¨ª con su capacidad de sumergirse en su caso y nadar en sus intuiciones contra corriente si es necesario, y su imaginaci¨®n para salir a flote, o un comisario Montalbano sin debilidades gastron¨®micas, pero s¨ª con la capacidad de amar y ser amado por sus colaboradores. Ser¨ªa un poco soso, s¨ª, pero ser¨ªa m¨¢s realista, un polic¨ªa nacido en Cartagena en 1977, hijo de un oficial gallego de la Marina, que creci¨® en Ferrol, otro puerto importante de la Armada, pero que no pudo ser marino, como mandaban la cuna y la tradici¨®n por un problema en la vista. O, si no, si le hubiera dado por lo visual al creador que contara su vida y su trabajo, le habr¨ªa incluido en un cap¨ªtulo de The wire, donde la observaci¨®n, la paciencia y las escuchas son las virtudes del investigador y forman el cogollo del ¨¦xito y el sinsabor.
Con 28 a?os, Enrique G¨®mez Bastida dirigi¨® la Operaci¨®n Puerto, se acerc¨® un mediod¨ªa de mayo a Eufemiano Fuentes y le dijo: ¡°Est¨¢ detenido, se?or Fuentes¡±. Despu¨¦s de varios a?os de investigaci¨®n, G¨®mez Bastida alcanz¨® aquel d¨ªa aquel ¨¦xito (la mayor acci¨®n policial jam¨¢s emprendida en el mundo contra el dopaje deportivo), su momento m¨¢s alto como investigador: desde aquel d¨ªa, toda su carrera (al mismo tiempo que la historia del deporte espa?ol) deber¨ªa acabar impepinablemente unida a la Operaci¨®n Puerto. Y ahora, casi ocho a?os m¨¢s tarde, y cuando acaba de ser nombrado director de la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de la Salud en el Deporte (AEPSAD, el gran organismo espa?ol antidopaje), no hay forma de contar su vida y su peripecia sin pasar por la Operaci¨®n Puerto. Aunque ¨¦l preferir¨ªa olvidarla, quiz¨¢. Aunque haya mucho m¨¢s. ¡°La lucha antidopaje¡±, afirma, ¡°no vive, ni puede vivir, de operaciones policiales especiales. Hay mucho m¨¢s, prevenci¨®n, educaci¨®n...¡±.
Lo habitual es que abogados, pol¨ªticos o exdeportistas dirijan las agencias antidopaje
¡°O marino, o guardia civil¡¯, me dec¨ªa desde chaval¡±, recuerda Roberto, el padre del comandante G¨®mez Bastida. ¡°Para mi hijo no hab¨ªa m¨¢s elecci¨®n en la vida. Sin embargo, cuando le echaron atr¨¢s por la vista quer¨ªa dejarlo todo, pero le convenc¨ª, aunque me cost¨®, para que volviera a intentarlo. Ingres¨® en la Academia de Zaragoza a los 18 a?os, sali¨® guardia civil y desde entonces no ha parado. Su obstinaci¨®n es ¨²nica¡±.
Uno de sus primeros destinos fue la comandancia de Salou, en Tarragona, donde se encarg¨®, con ¨¦xito, seg¨²n testigos de la ¨¦poca, y m¨¦todos imaginativos, de limpiar las calles de los camellos que espantaban a los turistas. ¡°Y acab¨¦ en el dopaje deportivo, metido hasta el fondo, pero no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s ni curiosidad previos¡±, dice. Lleg¨® a Eufemiano, es una forma de decirlo, y al sistema con el que funciona el deporte profesional en Espa?a casi sin quererlo, sino, como corresponde a todo buen investigador, porque una cosa lleva a otra y quien sigue un hilo nunca sabe d¨®nde va a terminar. Especializado de entrada en el tr¨¢fico y en la falsificaci¨®n de medicamentos, el descubrimiento de una imprenta clandestina en la que se fabricaban cartonajes de IGF-1, un medicamento no comercializado en Espa?a con un abundante uso como sustancia dopante, le llev¨® a conocer una curiosa trama que, apoyada por un cient¨ªfico del CSIC, se dedicaba a importar materia prima de un laboratorio australiano, envasarla en Espa?a y distribuirla en el mercado negro deportivo. Los nombres de Manuel Pascua Piqueras, el entrenador posteriormente imputado en la Operaci¨®n Galgo, y de Eufemiano Fuentes fueron de los primeros en llamarle la atenci¨®n. Fue el comienzo de la Operaci¨®n Puerto, la primera operaci¨®n policial contra el dopaje deportivo emprendida en Espa?a. Una investigaci¨®n cl¨¢sica ¡ªseguimientos, escuchas, horas de tedio en coches camuflados esperando movimientos de los sospechosos, registro de los cubos de basura¡ª cuyo lent¨ªsimo desarrollo judicial (a¨²n ocho a?os despu¨¦s, un juez de la Audiencia Provincial de Madrid debe pronunciarse sobre los recursos de los condenados y los acusadores tras la sentencia del tribunal de primera instancia) podr¨ªa deparar una situaci¨®n curiosa: si el juez acepta el recurso del Consejo Superior de Deportes, que solicita la entrega de las bolsas de sangre para analizarlas y saber finalmente a qu¨¦ deportistas corresponden, ser¨¢ tarea de G¨®mez Bastida, el guardia civil que dirigi¨® los registros en que se hallaron las bolsas, dirigir las labores de identificaci¨®n v¨ªa ADN, ahora como m¨¢ximo responsable del antidopaje espa?ol.
Hay que investigar a m¨¦dicos y entrenadores. El deportista es aliado, no enemigo¡±, dice Bastida
En la agencia entr¨® hace unos meses por elecci¨®n de la entonces directora, Ana Mu?oz Merino, quien consider¨® que era la persona ideal para responsabilizarse del departamento de inteligencia. Pese a desvincularse de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil poco despu¨¦s de la Operaci¨®n Puerto, G¨®mez Bastida se hab¨ªa convertido en una de las personas de Espa?a con m¨¢s curiosidad y conocimientos sobre el dopaje. Nunca dej¨® de beber de sus fuentes de informaci¨®n, a las que citaba en un bar irland¨¦s; nunca dej¨® de completar en su cabeza el mapa del dopaje en Espa?a, como si su cerebro fuera la corchera de The wire, en la que se pegaban fotos y se trazaban flechas de conexi¨®n entre m¨¦dicos, deportistas, lugares, clanes. Su idea adem¨¢s era n¨ªtida: ¡°Lo importante es investigar al entorno, a m¨¦dicos y entrenadores, pues ellos conducir¨¢n hasta el deportista y permitir¨¢n destripar el sistema, que es el enemigo. Nunca hay que hacerlo al rev¨¦s, pues el deportista, en todo caso, debe ser un aliado, nunca el enemigo¡±.
Ese conocimiento era oro puro para el departamento de inteligencia, cuyo principal objetivo era planificar los controles: controlar solo a los sospechosos y en los momentos en que ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil encontrarlos con dopaje en el organismo. Tambi¨¦n en ese departamento empez¨® su tarea de conocer, de hablar directamente con los deportistas, de enterarse de sus historias, de la joven a la que su padre guio por el camino del dopaje, del joven que se empe?a en negar lo evidente, del campe¨®n que se niega a revelar lo evidente pese a haber estado al borde de la muerte por ello...
Despu¨¦s del fallido e invisible paso de Manuel Quintanar por la agencia, la propia Ana Mu?oz, fascinada por su lealtad, capacidad de trabajo en equipo, sus dotes para dirigir, su inteligencia y su claridad de ideas, aconsej¨® al secretario de Estado Miguel Cardenal que lo nombrara nuevo director, cargo que tom¨® posesi¨®n esta semana con un perfil que rompe con lo habitual, no solo en Espa?a, sino en las dem¨¢s agencias de otros pa¨ªses: ni es abogado, ni es pol¨ªtico, ni es exdeportista, ni es cient¨ªfico. Y quiz¨¢ eso, su singularidad y su falta de prejuicios, sea su gran valor.
Desde su despacho en la plaza de Valpara¨ªso, en Madrid, la visi¨®n debe ser m¨¢s grande. Quien crea que, por su formaci¨®n policial y militar, G¨®mez Bastida actuar¨¢ como un sheriff, solo preocupado por acabar con la delincuencia por cualquier medio, se equivoca, dicen sus colaboradores. Cuando nos transmite sus inquietudes, dicen sus cercanos, lo que menos deja traslucir es la cuesti¨®n de las operaciones policiales: de hecho, pese a haberse hecho hombre en cierta forma gracias a una, cree que nunca podr¨¢n ser la base de una pol¨ªtica antidopaje seria. Prefiere hablarles a su gente de otro tema, de un asunto que parece no tanto una asignatura pendiente, sino un verdadero hecho diferencial del car¨¢cter espa?ol. Si en otros pa¨ªses se han puesto desde hace tiempo en marcha mecanismos para lograr la colaboraci¨®n de los deportistas en el desentra?amiento del pasado, ?por qu¨¦ eso no ha sido posible en Espa?a? Ese es su desaf¨ªo, que seguramente en sus manos, las de un joven que deber¨ªa haber sido marino y acab¨® siendo guardia civil, nunca ser¨¢ una misi¨®n imposible.
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