La naturalidad de Ancelotti
El Madrid abre su entrenamiento por primera vez desde 2006, y el t¨¦cnico explica sus m¨¦todos y confiesa que solo habla en italiano a la plantilla cuando se enfada, como en Elche y Vallecas
![Diego Torres](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F905d2291-3bc7-4951-9b10-14c4000df79f.png?auth=71540af241da7b2d45e7ccd8aac79de09feb0b15263f9f39b72b24c67ae654b5&width=100&height=100&smart=true)
![El entrenador del Real Madrid, el italiano Carlo Ancelotti, durante el partido](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5BTOED5A65JNGEQT7WCKJLK3SI.jpg?auth=16a48c088f37ba3d5411d76a90a4575fe8b927cc3e3fc04eb5d134594eb364a7&width=414)
¡°?Saaaahhhhhhhhhhhhh...! ?Saaahhhhhhhh....!¡±. El grito gutural, autoafirmativo, como de l¨ªder de banda heavy en ¨¦xtasis el¨¦ctrico, se expandi¨® por el aire de Valdebebas. Era Cristiano Ronaldo, que celebraba una victoria. Vociferando, tensando los m¨²sculos, alzando los brazos como invocando a las fuerzas del cosmos. Como un dios pagano. El equipo del peto gris ¡ªel equipo de Cristiano, el que form¨® con Pepe, Coentr?o e Isco¡ª acababa de ganar el torneo que cerr¨® el ¨²ltimo entrenamiento del Madrid, y el goleador quer¨ªa que se supiera. Quer¨ªa que lo vieran los periodistas apostados en el balc¨®n que domina el campo principal. Al retirarse al gimnasio salud¨® a la audiencia con una sonrisa llena de m¨²sculos faciales, abrazado a Pepe y a Coentr?o: ¡°?Qu¨¦ os ha parecido?¡±.
La pregunta era pertinente porque el Madrid hab¨ªa impedido a la prensa asistir a un entrenamiento completo desde que Fabio Capello los cerr¨® en la temporada 2006-2007. Ayer, esta costumbre moderna se interrumpi¨® gracias a la buena voluntad del entrenador, Carlo Ancelotti, responsable del clima pac¨ªfico que envuelve al col¨ªder de la Liga.
La invitaci¨®n sirvi¨® para descubrir que los jugadores parecen encantados de trabajar con p¨²blico. Tambi¨¦n sirvi¨® para que Ancelotti aclarase que es el club el que prefiri¨® enclaustrar al equipo durante a?os, alej¨¢ndolo de los medios y de los socios.
Ancelotti aprovech¨® la ocasi¨®n para reunirse con los corresponsales y explicarles c¨®mo trabaja. Lo hizo a su modo, con una sencillez asombrosa, sin darse importancia, seduciendo a sus oyentes a fuerza de sentido com¨²n y humor. Dijo que pr¨¢cticamente hab¨ªa renunciado a hacer arengas para motivar porque para eso necesitaba emplear su lengua materna: el italiano. A?adi¨® que solo hablaba en italiano cuando estaba furioso, y que eso le hab¨ªa sucedido solo tres veces: durante el Rayo-Madrid, el Elche-Madrid y el Levante-Madrid. ¡°Los jugadores¡±, advirti¨®, ¡°me comprendieron perfectamente¡±.
![Ancelotti durante el entrenamiento de este mi¨¦rcoles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VYHCW6R4DMCUFYMUQPVRXEBDKE.jpg?auth=639eb3b39f7879ee39aedbf3225efe672c4cc8e98206484613496609555200d2&width=414)
Le preguntaron con qu¨¦ clase de entrenadores le gustaba trabajar y apel¨® con cari?o al sueco Nils Liedholm, hombre sereno y bondadoso que se re¨ªa de s¨ª mismo en aquel Roma imponente en el que ¨¦l hab¨ªa militado junto a Falcao, Cerezo y Conti. ¡°Me gustan los entrenadores tranquilos¡±, dijo, ¡°Del Bosque, Mourinho...¡±.
La ir¨®nica menci¨®n de su antecesor, el m¨¢s fren¨¦tico de los personajes que han pasado por la caseta, provoc¨® una explosi¨®n de risa entre los asistentes.
La propaganda mourinhista present¨® al entrenador como una figura de proporciones m¨ªticas que cifraba sus logros con todo tipo de r¨¦cords de producci¨®n: trofeos en mayor n¨²mero de pa¨ªses, partidos imbatido en campo propio, jornadas sin encajar goles y horario laboral compon¨ªan algunos de los valores del h¨¦roe. Los horarios fascinaban a los sicofantas. Un directivo del Madrid sol¨ªa decir que se pod¨ªan poner en hora los relojes con solo esperar a que Jos¨¦ Mourinho pasara por la garita de Valdebebas, emulando la proverbial puntualidad kantiana: el portugu¨¦s llegaba invariablemente a las siete de la ma?ana y se marchaba en penumbras. Solo ve¨ªa el sol en horas de labor.
A la cuesti¨®n de su horario, Ancelotti respondi¨® dibujando una sonrisa: ¡°Llego a las nueve y media porque me gusta dormir un poquito por las ma?anas... y me quedo hasta las seis y media, normalmente, repasando los v¨ªdeos que hacemos de los rivales... Despu¨¦s me gusta estar en casa. Y los mi¨¦rcoles, si puedo, voy al cine¡±.
Llego a las 9.30 porque me gusta dormir un poquito¡± Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid
El t¨¦cnico apunt¨® que en esta fase de la temporada lo fundamental no es extenuar a los jugadores sino recuperar su cuerpo con dosis muy medidas de descanso y trabajo. Record¨® que en su ¨¦poca de jugador se consideraba que un buen entrenamiento deb¨ªa provocar dolor, y se?al¨® sus rodillas deformadas como vestigio de m¨¦todos perversos. Ahora, dijo, el Madrid cuenta con m¨¦dicos y fisioterapeutas que programan los entrenamientos interpretando un an¨¢lisis de sangre mensual. La intensidad de las pr¨¢cticas se calibra en tiempo real leyendo los puls¨®metros y los GPS que porta cada futbolista.
Ancelotti dijo que en las semanas con un solo partido emplea dos d¨ªas para hacer trabajo de recuperaci¨®n, con especial ¨¦nfasis en las rutinas aer¨®bicas en piscina. El tercer d¨ªa lo dedica a los ejercicios de fuerza, el cuarto a la resistencia, el quinto a la velocidad, y el sexto, la previa de la competici¨®n, a la ¡°reactividad¡±.
Ayer el Madrid se concentr¨® en la fuerza. Partidos en campo reducido a uno y dos toques, un ejercicio de transiciones de ataque-defensa-ataque, y, finalmente, un torneo. Ancelotti dividi¨® a la plantilla en cuatro equipos de cinco y jugaron a lo ancho de un campo. Con las porter¨ªas separadas por 40 metros todo se resumi¨® en duelos artilleros. Gan¨® el quinteto con el mejor ca?onero. Para regocijo de Cristiano y para malhumor de los perdedores.
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