Ni?os ¡®fichados¡¯, niebla y lujo
Los Juegos m¨¢s caros de la historia no se vieron afectados por las manifestaciones contra Putin La comodidad de las sedes ha contrastado con la escasez de visitantes extranjeros
En unos Juegos Ol¨ªmpicos no todo es competici¨®n. Estos son algunos de los temas que m¨¢s debate han generado durante los d¨ªas de exaltaci¨®n deportiva en Sochi, considerados los Juegos Ol¨ªmpicos m¨¢s caros de la historia, con un coste estimado por fuentes independientes en m¨¢s de 50.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 36.000 millones de euros).
? Seguridad. El secreto est¨¢ en la agilidad. Temerosos de una acci¨®n terrorista y sobrado de dinero, el Gobierno ruso no escatim¨® un rublo en garantizar la seguridad de los Juegos, en la que participaron 70.000 efectivos (40.000 de ellos polic¨ªas y hasta 1.000 cosacos). Hasta los ni?os de cuatro a?os estaban fichados, pues para acceder a los recintos ol¨ªmpicos todos los espectadores deb¨ªan llevar una acreditaci¨®n con foto, lo que provoc¨® largas colas en los centros de registro los primeros d¨ªas.
Llegar al centro de prensa desde un hotel ajeno al sistema ol¨ªmpico supuso siempre una carrera de obst¨¢culos: hab¨ªa que pasar un control para acceder a la estaci¨®n de Adler, donde un esc¨¢ner analizaba los bultos de mano, y otro m¨¢s exhaustivo para acceder a las v¨ªas ol¨ªmpicas, las que conducen hasta las instalaciones junto a la costa del Mar Negro. En el acceso al recinto se repet¨ªa la operaci¨®n, una vez grabado el c¨®digo de barras que lleva cada acreditaci¨®n. Ya en el recinto ol¨ªmpico para acceder a los estadios bastaba con fichar.
A pesar de lo que pueda parecer, los rusos son maestros en estas cosas y el tr¨¢mite no se alargaba m¨¢s all¨¢ de unos minutos. Alguno incluso sonre¨ªa al saber que eras espa?ol: ¡°?Real Madrid? ?Cristiano?¡±.
La monta?a era otra cosa. Estaba fortificada. Si se llegaba en tren el procedimiento era id¨¦ntico. En coche o autob¨²s se a?ad¨ªa un minucioso registro, con espejos para buscar bombas en los bajos incluido, y un curioso sistema para asegurarse de que ning¨²n intruso se met¨ªa en el veh¨ªculo a medio camino: se precintaban con peque?as pegatinas todas las puertas, el maletero y el cap¨® delantero, que deb¨ªan mantenerse intactas hasta el fin del recorrido.
? Clima. Calor y niebla. Los organizadores de unos Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno se pasan la vida mirando al cielo. O mejor, a las previsiones. El sol y el calor atacaron durante la primera semana de competici¨®n y se temi¨® lo peor en unas monta?as que solo aparec¨ªan completamente nevadas en la cumbre. Pero fue la niebla, los primeros d¨ªas de la segunda semana, la ¨²nica capaz de trastocar algunas pruebas, como el snowboard y el biatl¨®n, r¨¢pidamente encajadas de nuevo en el apretado calendario ol¨ªmpico invernal.
? Transporte. Todo a estrenar. Buena parte de la inversi¨®n total fue destinada a mejorar las carreteras y el transporte ferroviario. Se construyeron 367 kil¨®metros de carreteras ¡ªla que une el Parque Ol¨ªmpico con las sedes de la monta?a es nueva¡ª, m¨¢s de 200 kil¨®metros de v¨ªas f¨¦rreas y 22 t¨²neles, seg¨²n la informaci¨®n oficial. Hay quien sostuvo que el mismo Putin se ha beneficiado de estas inversiones porque uno de los nuevos accesos conduce directamente a una de sus residencias de verano.
El sistema funcion¨® razonablemente bien si se tiene en cuenta la lejan¨ªa de las sedes y la realidad de esta ciudad, construida a lo largo de la costa: desde Sochi centro a las instalaciones ol¨ªmpicas m¨¢s cercanas hay casi 40 kil¨®metros en coche. El servicio de tren acababa a las 2.00 de la ma?ana.
? Los voluntarios: muchas sonrisas y pocos idiomas. Los 25.000 voluntarios de Sochi eran f¨¢cilmente distinguibles a decenas de metros de distancia por sus coloridos atuendos, made in Bosco, tan dif¨ªciles de describir con palabras. Seg¨²n los organizadores, han tenido que empezar de cero porque la ley rusa ni siquiera contemplaba esta figura. Eran en su mayor¨ªa j¨®venes (el 82% tiene entre 18 y 30 a?os y la media es de 23) y se pod¨ªan encontrar por todas partes. Uno de los mayores problemas en esta ciudad era comunicarse. Solo el 9% de los rusos tiene un nivel medio de ingl¨¦s, porcentaje que baja hasta el 2% en Sochi.
? Las sedes. Lujo y comodidad. A primera vista, el Parque Ol¨ªmpico, junto a la costa, era un cemental con seis champi?ones gigantes y un poco futuristas que son los distintos estadios. Por la noche la cosa cambiaba. Era la luz. La iluminaci¨®n de cada una de las sedes era impresionante, la que m¨¢s la del Bolshoy, que acog¨ªa los grandes partidos de hockey. Seg¨²n oscurec¨ªa se iluminaba todo el estadio, con forma de platillo volante gigante, con el marcador y las banderas de los contrincantes.
? P¨²blico. Pocos visitantes internacionales. Cada d¨ªa visitaron el Parque Ol¨ªmpico unos 100.000 espectadores, seg¨²n el recuento oficial que habla de casi dos millones de entradas vendidas. El colorido, sin embargo, fue claramente local. Los estadios han estado razonablemente llenos (no as¨ª las tribunas de las pruebas de monta?a), aunque se ha echado de menos un ambiente m¨¢s internacional.
? Incidentes. La pol¨ªtica se queda fuera. Como ocurriera en Pek¨ªn en 2008, los Juegos Ol¨ªmpicos son como una gran burbuja dif¨ªcil de penetrar. A pesar de las manifestaciones contra el Gobierno de Putin, la mayor¨ªa antes de que empezaran los Juegos y lejos de Sochi, han sido muy pocos los incidentes dentro del anillo ol¨ªmpico. Quiz¨¢ el m¨¢s llamativo fue el de la activista italiana por los derechos de los gays Luxuria, que se pase¨® por el Parque Ol¨ªmpico vestida de arco¨ªris. Seg¨²n ella, fue detenida cuando estaba en uno de los estadios de hockey; seg¨²n el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, fue invitada a abandonar el recinto de forma pac¨ªfica. Luxuria volvi¨® a Italia un par de d¨ªas despu¨¦s. Lejos de las instalaciones ol¨ªmpicas tambi¨¦n fueron detenidas dos integrantes de las Pussy Riot.
El COI, como siempre, mantuvo el equilibrio: ¡°El Gobierno ruso prometi¨® que respetar¨ªa la carta ol¨ªmpica durante los Juegos y ha cumplido con creces¡±.
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