El l¨ªmite lo pone Puyol
El central entiende que sus lesiones no le permiten rendir al m¨¢ximo y anuncia su marcha del Bar?a a final de curso reserv¨¢ndose la opci¨®n de seguir en una competici¨®n y equipo menores
Acostumbrado a jugar al l¨ªmite, independientemente del rival y del torneo, incluso del potencial de su propio equipo, Carles Puyol anunci¨® ayer, a sus 35 a?os, que en junio pondr¨¢ fin a su carrera como futbolista del Bar?a. Ni las dos temporadas de contrato que le quedan por cumplir (2016), firmadas por el expresidente Sandro Rosell, ni la confianza de un entrenador como Tata Martino, que nada m¨¢s llegar descart¨® el fichaje de un central en una declaraci¨®n de generosidad y admiraci¨®n hacia el capit¨¢n azulgrana, han condicionado su continuidad en el Camp Nou.
Puyol decidi¨® a los 17 a?os, nada m¨¢s llegar a La Masia, que ser¨ªa jugador azulgrana hasta que le diera la gana y nadie desde entonces ha sido capaz de llevarle la contraria, sino que fue ayer el propio central quien anunci¨® en una intervenci¨®n de un minuto y medio su salida. Acompa?ado de los mejores representantes de los distintos estamentos del club, el zaguero de La Pobla de Segur no admiti¨® preguntas porque todav¨ªa piensa en competir hasta el final del ejercicio.
Nadie dud¨® nunca del compromiso del zaguero catal¨¢n con su club ni con la selecci¨®n, de manera que con su decisi¨®n liber¨® a Martino y a Del Bosque de cualquier suspicacia en las futuras convocatorias. Acostumbrado a jugar con una m¨¢scara para proteger la nariz y sus p¨®mulos del acoso de los arietes m¨¢s fieros, Puyol entiende que sus lesiones en las rodillas y dem¨¢s ¡ªhasta 30¡ª no le permiten afrontar los encuentros de mayor exigencia y por tanto se reserva la opci¨®n de seguir en una competici¨®n y equipo menores.
Le avala su curr¨ªculo: 392 partidos de Liga, solo superado en el Barcelona por su compa?ero Xavi (463), y 23 t¨ªtulos, presididos por seis ligas, tres Champions y el Mundial de Sud¨¢frica 2010, cuyo trofeo consigui¨® La Roja despu¨¦s de un cabezazo soberbio de Puyol a Alemania en la semifinal. Puyol y Xavi han compartido trayectoria en la selecci¨®n y en el equipo barcelonista en tanto que jugadores de club por excelencia, ambos emparentados de alguna manera con Louis Van Gaal: el central debut¨® el 2 de octubre de 1999 con el t¨¦cnico holand¨¦s y el volante salv¨® la cabeza del entrenador con un tanto en Valladolid.
Puyol alcanz¨® la gloria despu¨¦s de cinco temporadas sin t¨ªtulos en el Camp Nou, tiempos en que no se sab¨ªa muy bien si era volante, interior, lateral o central, o moneda de cambio en operaciones tan rocambolescas como una que le situaba en el M¨¢laga. El expresidente Joan Laporta sabe bien que un d¨ªa Puyol y Xavi le fueron a ver para que tomara medidas con el fin de reactivar al equipo campe¨®n que dormitaba en la cuna de Frank Rijkaard.
Ha contagiado siempre su esp¨ªritu irreductible tanto en la cancha como en el vestuario
Aunque siempre fue un admirador de la cultura defensiva del Milan, Puyol solo se ha reconocido como futbolista con la zamarra del Bar?a. Y su historia est¨¢ plagada de pasajes que iluminan su militancia barcelonista: la marca a Figo en el regreso del portugu¨¦s al Camp Nou; el gol que evita con el coraz¨®n en 2002 contra el Lokomotiv de Mosc¨²; el cabezazo en el Bernab¨¦u en el 2-6; y la noche en que cede a Abidal el brazalete para levantar la Champions de 2011 en Wembley.
Aseguraba Guardiola que no hab¨ªa mejor zaguero para marcar la presi¨®n, juntar al equipo y anticipar en los partidos m¨¢s dif¨ªciles que Puyol. No solo ejerce en la cancha ¡ªderecha, centro o izquierda¡ª sino tambi¨¦n en el vestuario porque defiende su condici¨®n de jugador y capit¨¢n, y contagia su esp¨ªritu irreductible, expresado en su melena. Tal que fuera Sans¨®n, el pelo refuerza la condici¨®n de coloso de Puyol en un equipo de virtuosos por la presencia de Xavi, Iniesta y Messi. La ¨¦pica le condiciona para disputar cada pelota como si le fuera la vida y para gritar a sus compa?eros en la defensa de cada jugada.
Acorde con su vida, Puyol jam¨¢s habr¨ªa aceptado que le jubilaran o se insinuara que sobraba, as¨ª que que ha decidido irse cuando acaba de ser padre, ha perdido influencia en un vestuario disperso y no se siente con fuerzas para defender honestamente el escudo a la altura que merece el club. Ante los esc¨¦pticos, los l¨ªmites siempre se los puso el propio Puyol.
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