Aire fresco en el nuevo ¡®circo¡¯

Por si las escuder¨ªas no estuvieran suficientemente distra¨ªdas con el festival de cambios en el reglamento que se les ha venido encima, los tres equipos m¨¢s potentes deber¨¢n adem¨¢s entretenerse en calmar a sus fieras, que se largaron de Melbourne bastante cabreadas despu¨¦s de un arranque de campeonato absolutamente explosivo pero muy acorde con lo esperado. Mercedes har¨¢ bien en asegurarse de que los problemas de fiabilidad que borraron del mapa a Lewis Hamilton no se repetir¨¢n cada dos por tres. Red Bull tiene que lograr como sea que el coche de Sebastian Vettel vaya tan bien como el de Daniel Ricciardo, su compa?ero, pero que gaste menos. Y Ferrari no puede hacer otra cosa que ponerse pronto las pilas porque el F14T que debut¨® en Australia tiene pinta de ser tan robusto como perezoso, independientemente de si quien lo conduce es Fernando Alonso o Kimi Raikkonen.

El b¨®lido de la escuder¨ªa italiana parece tan robusto como perezoso

Nico Rosberg sac¨® tajada del gatillazo de Hamilton y se coloc¨® por primera vez en su vida al frente de la tabla de puntos, inicialmente justo por delante de Daniel Ricciardo, que tres horas despu¨¦s fue descalificado por los comisarios al haber excedido el l¨ªmite m¨¢ximo en el flujo de combustible de su RB10 que establece el nuevo reglamento (100 kilos por hora). El d¨ªa de su debut en la F-1, Kevin Magnussen asumi¨® encantado la segunda plaza del australiano y el de McLaren se convirti¨®, por detr¨¢s de Vettel, en el segundo piloto m¨¢s precoz de la historia en subirse el podio (21 a?os, cinco meses y 11 d¨ªas), al margen de ser tambi¨¦n el primer dan¨¦s que lo consigue. El fallo de los comisarios encaram¨® al brit¨¢nico Jenson Button al caj¨®n para suerte de la tropa de Woking, que en un gran premio ya ha conseguido m¨¢s r¨¦ditos que en todo 2013 y que lidera el apartado de constructores.

Mercedes presum¨ªa de contar con una de las parejas m¨¢s potentes de la parrilla adem¨¢s de ser la que m¨¢s buen rollo ten¨ªa. Sin embargo, algo ha cambiado en la relaci¨®n entre Hamilton y Rosberg, que circulan en paralelo desde que coincidieron en su etapa en los karts, con 13 a?os. Si los ensayos invernales se?alaron la estructura de Brackley como la principal favorita a llevarse de calle las primeras paradas del calendario, la cita inaugural confirm¨® que el W05 es en estos momentos el monoplaza m¨¢s equilibrado de todos. Eso otorga al brit¨¢nico y al alem¨¢n una posibilidad que hasta ahora no hab¨ªan tenido compartiendo garaje, la de llevarse el t¨ªtulo. Un objetivo muy goloso que ha desatado una irremediable guerra psicol¨®gica entre ambos que comenz¨® incluso antes de llegar a Australia y que probablemente ofrezca pronto m¨¢s cap¨ªtulos.

En este curso la incidencia de las ruedas ha dado paso a los propulsores

Los contratiempos que Mercedes no sufri¨® en toda la pretemporada se le concentraron a Hamilton en el momento m¨¢s inoportuno. El viernes por la ma?ana ni siquiera pudo completar su vuelta de instalaci¨®n por culpa de un fallo en un sensor que le dej¨® tirado en mitad de la pista, una aver¨ªa distinta de la que le noque¨® el domingo. Entonces, su b¨®lido perdi¨® un cilindro y ¨¦l no pudo hacer m¨¢s que ver c¨®mo Rosberg le abrasaba en menos de 100 metros subido a un cohete te¨®ricamente id¨¦ntico al suyo.

Al volante del prototipo m¨¢s afilado del momento, el germano lider¨® el pelot¨®n de principio a fin sin que nadie se le acercara y as¨ª, contemporizando, alcanz¨® la cuarta victoria de su palmar¨¦s y la n¨²mero 100 de un coche propulsado por la marca de la estrella de plata. En un curso en el que la incidencia de los neum¨¢ticos ha dado el relevo a los propulsores, rebautizados incluso como unidad de potencia, los 240 millones de euros y los cuatro a?os que el gigante de Stuttgart ha invertido en el suyo decidieron a su favor la primera carrera de esta nueva era en la F-1, una prueba en la que los cuatro primeros clasificados incorporaban este motor, algo que no ocurr¨ªa desde el Gran Premio de China de hace dos a?os (Hamilton/Button/Rosberg).