Otro ¡®hombre Tour¡¯ se infiltra

Quiz¨¢s la pregunta estaba equivocada, aunque la respuesta habr¨ªa sido seguramente la misma. En vez de preguntarle a Alberto Contador si las extremas condiciones meteorol¨®gicas en que se disput¨® la etapa ¡ªesto es, nieve, niebla, fr¨ªo, invierno crudo, todo eso¡ª hab¨ªan condicionado la forma en que se pele¨® ¡ªesto es, trabajo de desgaste hasta los dos ¨²ltimos kil¨®metros, donde, entonces s¨ª, y no antes, no donde se puede hacer da?o y sorprender y hacer juego de equipo y todo eso, se produjeron los consabidos ataques sin futuro¡ª, tal vez habr¨ªa que haberle preguntado si la responsable del quietismo y tanta espera en la etapa reina no habr¨ªa sido la falta de im¨¢genes televisivas que, provocada por la misma niebla y nieve, hubiera hecho a los corredores reflexionar y concluir que para qu¨¦ moverse si nadie les iba a ver.

La respuesta del corredor que ayer, all¨ª, en la monta?a en la que nace el Ter, el r¨ªo catal¨¢n por excelencia, s¨ª que pudo con Purito y con Nairo y con Froome, pero por la m¨ªnima e insuficiente expresi¨®n, y por detr¨¢s de otra pareja de corredores que quieren tambi¨¦n hacer del Tour en julio su carrera, fue sencilla: ¡°El recorrido es el que era. Estuve viendo en Youtube la misma llegada a Vallter 2.000 del a?o pasado y entonces fue igual: un gran grupo de m¨¢s de 20 juntitos hasta los ¨²ltimos kil¨®metros, donde la llegada, y la victoria de Nairo, se resolvi¨® tambi¨¦n por la m¨ªnima. Mi equipo ha intentado endurecer la carrera en el pen¨²ltimo puerto, pero tampoco ha valido para mucho. Con este recorrido¡­¡±.

No era quiz¨¢s Contador, quien probablemente, como todos, da ya la Volta por ganada a Purito aunque solo est¨¦ a 4s en la general de su rival catal¨¢n (y pese a las bonificaciones que se repartir¨¢n en tres d¨ªas de sprint que se esperan), el ¨²nico frustrado tras la invisible etapa reina. Tambi¨¦n los periodistas del siglo XXI, que siguieron la etapa por las informaciones de radio Tour como hac¨ªan sus colegas hace 60 a?os, se quedaron con las ganas de o¨ªr por parte del relator algo m¨¢s que escuetas referencias de tiempos y kil¨®metros con que se rellenaba la nada, lo que ocurr¨ªa, sino algo m¨¢s de acci¨®n radiada que les diera pie a, con la ayuda de una necesaria inventiva creadora, poetizar ataques y derrotas, victorias y desfallecimientos s¨²bitos, ¨¦picos. Nada de esto, por supuesto, le preocupaba en absoluto a Yvon Ledanois, el director del BMC, el equipo del ganador del d¨ªa, el joven (o no tan joven ya: 25 a?os) Tejay van Garderen, quien por la ma?ana, tocando las piernas espigadas de su pupilo y vi¨¦ndolas duras y preparadas para la victoria, le dijo simplemente: ¡°T¨² ni te muevas hasta el ¨²ltimo kil¨®metro. Hagan lo que hagan los cuatro grandes [o sea, Froome, Contador, Purito, Quintana], t¨², vigila y espera, y solo al final ataca¡±.

As¨ª lo hizo Van Garderen, quien el a?o pasado no estuvo a la altura de las esperanzas que despert¨® en el Tour 2012, cuando fue el mejor joven, pero que a¨²n piensa en clave Tour y sue?a con el Tour, y para quien esta victoria, la primera ante rivales tan importantes, es ¡°una semilla de esperanza plantada en invierno¡± (lo dijo como si hubiera le¨ªdo a Walt Whitman, por lo menos). Tiene, sobre todo, Van Garderen, de Montana, donde la soledad, un r¨¦cord, el de la mayor amplitud t¨¦rmica entre dos victorias: en 2013 gan¨® la Vuelta a California a m¨¢s de 40 grados en el desierto; ayer gan¨® bajo cero, entre niebla y nieve. ¡°Me van las condiciones adversas¡±, dijo, simplemente.