El Madrid vuelve a naufragar
Olympiacos gana (72-61) e iguala la serie (2-2) que se decidir¨¢ ma?ana en el quinto partido en el Palacio de los Deportes
Definitivamente, al Madrid se le ha complicado esta eliminatoria. En un partido que no hizo honor a la idea primigenia de este juego, la de buscar la canasta, sino que se convirti¨® en una lucha cuerpo a cuerpo defensiva, el Olympiacos volvi¨® a imponerse a un Madrid m¨¢s p¨¢lido incluso que el del lunes. Si en el tercer partido naufrag¨® el juego interior, en el cuarto acto todos los jugadores menos Rudy mostraron una versi¨®n menor. Y as¨ª es dif¨ªcil ganar en Atenas. El mando de c¨®mo y a qu¨¦ ritmo se jugaba corri¨® siempre a cargo de los griegos, priv¨¢ndole en todo momento al Madrid de coger vuelo. En un partido trabado, espeso y duro como el pedernal, los madridistas no se encontraron nunca c¨®modos, sufrieron sequ¨ªas que duraron largos minutos y terminaron deshilachados, asumiendo resignados que su objetivo de no tener que volver a Madrid hab¨ªa fracasado.
Resulta dif¨ªcil saber jugar a todo. El Madrid parec¨ªa ser capaz pues, en su tremenda racha de victorias de esta temporada, ha ganado partidos de todos los colores. Pero no es un secreto que hay cosas que digieren peor que otras. Nadie mejor que Olympiacos y un par de partidos en Grecia para demostrarlo. Por encima de otros valores, el campe¨®n de Europa ha logrado por dos veces consecutivas llevar la voz cantante en cuanto al estilo de juego. Dureza m¨¢xima permitida por los cl¨¢sicos arbitrajes tolerantes que se estilan en la Euroliga, ning¨²n pudor en cometer falta tras falta si con eso se evitaban canastas y por supuesto, de correr, lo justo y necesario. En este escenario al Madrid le cuesta mucho aprovechar sus virtudes, que tienen que ver mucho con la velocidad. Si a esto a?adimos que su juego interior ha salido se?alado y que Sergio Rodr¨ªguez, salvador tantas veces, jug¨® probablemente su partido m¨¢s gris de la temporada, el resultado no pod¨ªa ser otro que 40 minutos extra para resolver la eliminatoria.
OLYMPIACOS, 71-R. MADRID, 62
Olympiacos: Spanoulis (12), Mantzaris (10), Lojeski (13), Petway (0) y Dunston (13) ¡ªcinco inicial¡ª; Shermadini (2), Sloukas, Printezis (10), Collins (2), Katsivelis, Simmons (2) y Papapetrou (7).
Real Madrid: Llull (4), Rudy (18), Darden (10), Mirotic (9) y Bourousis (8) ¡ªcinco inicial¡ª; Sergio Rodr¨ªguez (2), Slaughter (5), D¨ªez, Mejri (2), Carroll y Reyes (4).
?rbitros: Milivoje Jovcic (Serbia), Robert Lottermoser (Alemania) y Jakub Zamojski (Polonia). Sin eliminados.
11.150 espectadores en el pabell¨®n de La Paz y la Amistad de Atenas.
De entrada y como mandan las leyes de una serie de playoff, el Madrid se aplic¨® de inicio en los asuntos m¨¢s importantes por donde se le fue el tercer partido. La vigilancia de Dunston fue mucho m¨¢s efectiva, al menos hasta el ¨²ltimo cuarto, y se intent¨® involucrar en la producci¨®n a Bourousis y Mirotic, improductivos en el tercer partido. Darden volvi¨® a controlar bien a Spanoulis y as¨ª evit¨® ir a remolque desde el principio (15-16, al final del primer cuarto). Las rotaciones comenzaron, terreno donde los blancos suelen sacar ventaja, pero esta vez se encontraron con que los hombres de refresco del Olympiacos como Printezis y Papapetrou aportaron m¨¢s y sobre todo defendieron mejor. Al Madrid se le apagaron las luces hasta el punto de errar sus primeros 11 lanzamientos en el segundo cuarto. Aunque los griegos tampoco eran un dechado de punter¨ªa, tama?a serie de fallos finalmente tuvieron su reflejo en el marcador (32-21). El Madrid se recompuso con los ¨²nicos dos minutos donde Olympiacos no pudo evitar una subida de revoluciones y el partido entr¨® en una fase donde las canastas se cantaban como goles. El intercambio de golpes era constante, los errores se suced¨ªan y los tiros libres eran lo ¨²nico que daba trabajo al encargado del marcador. Un triple de Rudy, quien si no, dej¨® las cosas como al principio (47-47, minuto 29).
El partido estaba igualado, pero las sensaciones que transmit¨ªa el Madrid no eran tan esperanzadoras. Sergio Rodr¨ªguez, uno de los term¨®metros m¨¢s importantes del equipo lo intentaba pero casi todas sus acciones estaban fuera de punto, Bourousis no era el del lunes, pero tampoco estaba fino, y lo mismo se puede decir de Mirotic o Llull. Laso lo intent¨® con Carroll, pero no se le puede pedir mucho todav¨ªa despu¨¦s de tanta inactividad. Se abusaba del triple, no se aprovechaban los emparejamientos con ventaja f¨ªsica o de movilidad y las veces que el bal¨®n llegaba dentro, no sol¨ªa tener final feliz. Otro apag¨®n ofensivo y la aparici¨®n en escena de Dunston, fue el principio del fin (60-51, a falta de cinco minutos). Esta vez no hubo tiros libres a los que echarles la culpa, sino que la mayor agresividad y acierto del Olympiacos le dio la victoria.
Ma?ana en Madrid la serie a cinco se convierte en una final. El Madrid primero debe recuperar la compostura y confianza perdidas (es la primera vez que pierde dos partidos seguidos) y despu¨¦s, al amparo de su p¨²blico, dejar de ir detr¨¢s del Olympiacos y mandar en el campo. Su margen de error ha sido cubierto y, aunque sale magullado, sigue teniendo el viento de cara. Se lo gan¨® en 14 partidos y no deber¨ªa perderlo en uno.
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