Las dos cabezas de Djokovic
El serbio junta por primera vez en un grande a Becker y Vajda, su nueva dupla de t¨¦cnicos, que se dividen el trabajo t¨¢ctico y mental
En Par¨ªs, un sol con dos sat¨¦lites. Novak Djokovic, que busca en Roland Garros el ¨²nico torneo del Grand Slam que le falta, se presenta por primera vez a un grande acompa?ado por sus dos entrenadores: Marian Vajda, el t¨¦cnico que le esculpi¨® desde ni?o; y Boris Becker, una leyenda de la raqueta. La mezcla es ¨²nica. Ning¨²n otro tenista de los que luchan por levantar la Copa se ha atrevido este curso a abrir sus o¨ªdos a dos voces distintas y con el mismo peso. Todos, adem¨¢s, saben lo que le ha ocurrido a Nole: que no pas¨® de cuartos en su templo del Abierto de Australia (cuatro t¨ªtulos), que firm¨® su peor arranque por puntos desde 2006 hasta que lleg¨® el cemento estadounidense, y que, recuperado el rumbo con los trofeos de Indian Wells, Miami y Roma, ahora busca el de Par¨ªs con Becker... que aqu¨ª nunca jug¨® la final.
"Pero Boris no me dice que saque y suba en tierra batida, aunque bromeemos sobre ello", se r¨ªe Nole, que perdi¨® en cuartos de Melbourne (Wawrinka) precisamente sirviendo y subiendo como un kamikaze, el sello como jugador de su nuevo t¨¦cnico, con el que empez¨® a trabajar en enero. "Tiene la experiencia necesaria. Reconoce las situaciones y los retos que se me presentan", subraya el campe¨®n de seis grandes, que hoy se mide al local Chardy. "Eso es lo que m¨¢s importa, que desde una perspectiva mental, es donde m¨¢s puede ayudarme".
En el restaurante de jugadores, las distancias quedan delimitadas. Por un lado van Becker y Gebhard Phil-Gritsch, el preparador f¨ªsico de Nole, dos germano-parlantes. Por el otro, el eslovaco Vajda y el croata Miljan Amanovic, que llevan juntos toda la vida. En medio, obligados todos a usar el ingl¨¦s, Djokovic, un tenista tremendo que ya conoce los riesgos de convertir su equipo en un gallinero: en 2010 le dio un papel menor a Todd Martin... y vivi¨® una crisis de resultados hasta que le despidi¨® por cambiarle el saque.
"Intenta que cada uno le d¨¦ cosas distintas", valora en una terraza Jim Courier, ganador de cuatro grandes. "Marian y ¨¦l han estado juntos mucho tiempo. Boris le aporta una mirada fresca, que estaba buscando. Es su decisi¨®n. ?l es el consejero delegado de ese negocio". "Mientras se comuniquen bien, no es un problema. Al rev¨¦s, tiene beneficios extra".
"Boris no me dice que saque y suba en tierra batida, aunque bromeemos sobre ello", se r¨ªe Nole
"Esto es algo que no es habitual", contin¨²a Javier Duarte, que dirigi¨® a Alex Corretja hasta la Copa de Maestros, y que como seleccionador llev¨® a Espa?a a su primera Copa Davis al frente de una direcci¨®n colegiada (2000; eran cuatro entrenadores). "Creo que son formas de motivaci¨®n, de encarar los Grand Slam de forma distinta, porque no le veo que tenga ventaja para nada", analiza. "No por tener dos entrenadores va a ir mejor. Por la profesionalizaci¨®n, ahora se viaja con el preparador f¨ªsico o el fisio. Tiene sentido. Es un plus. A llevar dos entrenadores no le veo ninguno, no le veo ese plus", a?ade. "A este tipo de entrenadores [Becker] se les puede utilizar m¨¢s para mejorar cosas personales, porque ellos han sido muy buenos como tenistas, para cositas espec¨ªficas, t¨¦cnicas, m¨¢s que para cosas t¨¢cticas de los rivales. Vajda conoce mil veces mejor a los contrarios".
"Marian y ¨¦l llevaban mucho juntos. Boris le da una mirada fresca", dice Jim Courier
El tenis es un deporte de finos equilibrios. Por ejemplo, David Ferrer, que ayer arroll¨® 6-4, 6-3 y 6-1 en su debut a Sijsling, pen¨® para adaptarse a principios de curso a un cambio de t¨¦cnico; Andy Murray, que se deshizo 6-1, 6-4, 3-6 y 6-3 de Golubev, sufre desde que Ivan Lendl decidi¨® romper su relaci¨®n; y el temible Nicol¨¢s Almagro (0-5 y abandono por lesi¨®n ante Sock), no roza la excelencia desde que no trabaja con Jos¨¦ Perlas. Entre los mejores, solo Roger Federer, que hoy juega con el argentino Schwartzman, ha probado con la bicefalia en alg¨²n momento. En su caso, los papeles quedaron muy definidos, porque Paul Annacone (ext¨¦cnico de Sampras) mandaba, y Severin Luthi (seleccionador suizo), solo ayudaba. Para Djokovic, el reto es otro: exprimir sin herir ning¨²n ego la capacidad t¨¢ctica de Vajda y la chispa legendaria de Becker para ganar el ¨²nico grande que le falta.
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