Nadal desnorta a Ferrer
Tras perder el primer set, el mallorqu¨ªn le propina un 10-0 al alicantino, gana 4-6, 6-4, 6-0 y 6-1 y llega a semifinales
As¨ª pierde la br¨²jula un tenista, as¨ª cae 6-4, 4-6, 0-6 y 1-6 David Ferrer ante Rafael Nadal en cuartos de final de Roland Garros. De error en error, el alicantino, que suma el primer set, encaja un 0-10 que le condena irremediablemente y catapulta al mallorqu¨ªn hasta las semifinales, donde el viernes le espera Andy Murray. Al n¨²mero cinco se le indigesta la reacci¨®n del n¨²mero uno y sufre un ataque de p¨¢nico cuando el mallorqu¨ªn abre brecha en el marcador y le niega tres bolas de break con 6-4 y 2-3. Se arropa con mantas la gente en la grada, tanto fr¨ªo hace, y mientras a¨²lla el viento Ferrer se queda congelado. ¡°?He perdido el norte!¡±, se grita mientras su rival celebra un 13-1.
Las palabras del derrotado y de su entrenador resumen un encuentro de los que no dejan cicatriz porque quedan para siempre como una herida abierta.
"Ha sido el mejor d¨ªa de la espalda¡±, cuenta el mallorqu¨ªn, que saca a 175 km/h de media
¡°No he estado a la altura. He estado fatal¡±, dijo Ferrer. ¡°Mi actitud no se corresponde a la de un top-10. Me vine abajo. Baj¨¦ los brazos. Pido perd¨®n a los que han pagado una entrada¡±. En la bocana de los vestuarios, Jos¨¦ Altur, su t¨¦cnico, tampoco pone pa?os calientes, porque nadie puede matizar los 50 errores no forzados que comete su pupilo cuando el partido no le sonr¨ªe y le obliga a ser fuerte. ¡°Empez¨® muy bien, a la perfecci¨®n, tuvo oportunidades en el 2-3 del segundo set, las jug¨® con miedo, y a partir de ese momento se qued¨® con el miedo en el cuerpo¡±, opin¨® el entrenador. ¡°Vio que delante ten¨ªa un muro. Ha perdido el norte. Dej¨® de jugar donde tocaba, creo que pens¨® que no pod¨ªa y a partir de ah¨ª no pudo salir de esa rueda¡±
¡°Al principio, David estaba jugando a una intensidad m¨¢s alta que yo¡±, valor¨® Nadal. ¡°Comet¨ª much¨ªsimos errores con mi rev¨¦s, y es dif¨ªcil de entender. Me bloque¨¦ mentalmente¡±, fotografi¨®. ¡°Luego, empec¨¦ a jugar con mi derecha, me relaj¨¦ despu¨¦s de ganar el segundo set y David empez¨® a hacer m¨¢s errores de los que suele. Algo paso ah¨ª¡ pero incluso con sus errores, yo estaba haciendo mejor las cosas y ten¨ªa el control con mi derecha¡±.
Esto es lo que ocurre. El pulso se disputa seg¨²n las leyes de la Suzanne Lenglen. Desplazados a la segunda pista en importancia, Nadal y Ferrer afrontan el duelo sabiendo que hay menos metros para defenderse, que no tienen los fondos de la central para guarecerse. El d¨ªa ha sido lluvioso en Par¨ªs, la espera ha sido largu¨ªsima, y la arena est¨¢ pesada, h¨²meda, como si la hubieran sacado de una playa. Cuesta mover la pelota. Toca pelear con la raqueta, el alma y el coraz¨®n cada punto, porque ni Nadal ni Ferrer pisan el albero con buenas sensaciones.
Los dos rivales se lanzan al abordaje. Sabe Ferrer que a Nadal le duele la espalda, y que quiz¨¢s el mallorqu¨ªn no saque con sus velocidades de siempre. Sabe Nadal que Ferrer no es un tit¨¢n al servicio, que ¨¦l tambi¨¦n puede ser un corsario y vivir esos juegos con el cuchillo entre los dientes. En el arranque, los dos amigos se intercambian roturas. Pronto queda claro qu¨¦ estad¨ªstica gobernar¨¢ el encuentro. Quien gane m¨¢s puntos al segundo saque se llevar¨¢ el duelo. Quien mejor aproveche esos peloteos lanzados con dudas y miedo, no vaya a caer una doble falta, ser¨¢ quien levante los brazos. En la primera manga, Ferrer suma el 54% de esos intercambios sobre el saque de Nadal, y l¨®gicamente se lleva el parcial. En el segundo, el mallorqu¨ªn solo le permite anotarse el 17%, asalta el 42% de los suyos y logra un cambio de tendencia que le premia con el empate.
Es la hora de los gigantes. Ferrer, sin embargo, ya no es el mismo desde que pierde las bolas de break que le habr¨ªan permitido volver a discutir de t¨² a t¨² la segunda manga. Es una desconexi¨®n como nunca se ha visto en su carrera. Se le paran las piernas, se le dispara el brazo y se le rompe la cabeza. Cada peloteo es ganador de Nadal o fallo de Ferrer. La conclusi¨®n es ineludible. Ya no es Nadal contra Ferrer. Es Nadal contra la noche, que amenaza con llegar a tiempo de suspender el partido. Es Nadal corriendo con el sol, pidi¨¦ndole que no se vaya, porque no quiere tener que jugar tres d¨ªas seguidos.
El n¨²mero uno se aplica con una intensidad estremecedora. El¨¦ctrico de piernas, movi¨¦ndose con chispa, saca a unos estimables 175 kil¨®metros por hora de media ¡ª ¡°El d¨ªa que mejor he estado de la espalda¡±¡ª. Su tenis es apasionado. Nadal sabe que Ferrer siempre vuelve. Nadal sabe que el sol se marcha, y acelera para acabar junto con en el d¨ªa.
Cae la noche en Par¨ªs cuando el n¨²mero uno levanta los brazos. Al ganar, mantiene viva la posibilidad de dejar Francia como el n¨²mero uno, para lo que necesita celebrar el t¨ªtulo (si no, el trono lo ocupar¨¢ Novak Djokovic, que en semifinales se enfrentar¨¢ al let¨®n Ernests Gulbis). Ferrer arranc¨® como un tiro. Nadal le moj¨® la p¨®lvora y el ¨¢nimo con su pasi¨®n competitiva. En Par¨ªs, el rey sigue muy vivo.
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