Espa?a vence de luto
Villa, Torres y Mata alivian ante Australia la triste despedida de la selecci¨®n espa?ola
La Roja dej¨® Brasil de negro, el luto que merec¨ªa tras un torneo que le ha supuesto una tortura. Como no tiene consuelo posible, su victoria ante la entusiasta y ramplona Australia solo fue un leve analg¨¦sico, un pa?o para frenar su hemorragia en este Mundial para el olvido. Irrelevante en lo colectivo, el partido dej¨® algunas postales individuales, como la de Iker Casillas y Xavi a la sombra. El mayor desahogo fue para Villa, que cerr¨® su carrera internacional como lo que siempre fue, un goleador de primera, el cuarto espa?ol que marca en tres Mundiales tras Julio Salinas, Ra¨²l y Fernando Hierro. Tuvo que ser el Guaje el primer ariete de Del Bosque que rematara entre los palos en este campeonato. Ni Diego Costa ni Fernando Torres lo hab¨ªan hecho. Elocuente para definir el papel¨®n espa?ol en el torneo. Como paradigm¨¢tico supone repasar las cuatro grandes asistencias que ha dado Iniesta: la fall¨® Silva ante Holanda, la desperdici¨® Diego Costa con Chile y¡ embocaron Villa y Torres en el partido de la nada. Con una secuencia en orden inverso, Espa?a a¨²n tendr¨ªa predicamento por Brasil, cuya gente core¨® con insistencia ¡°eliminados, eliminados, eliminados¡±, y a pleno pulm¨®n el ¡°canta y no llores¡±. Mofa y respeto a la vez. Cuando el f¨²tbol hace bostezar, como el encuentro de sobremesa en la soleada Curitiba, la hinchada agudiza el ingenio.
Para la ¨²ltima traca, Del Bosque solo alist¨® de inicio a cuatro de los titulares que despegaron ante Holanda, Ramos, Alba, Alonso e Iniesta, con lo que solo De Gea se ha quedado sin minutos en el calvario. En contra de lo habitual, el seleccionador envid¨® con dos delanteros, los dos cl¨¢sicos de la etapa triunfal de los ¨²ltimos tiempos, Torres y Villa, ambos anticipados por Diego Costa, una m¨¢s entre las grandes decepciones espa?olas. Tras un inicio con la caraja, de mal trato a la pelota y con todos los espa?oles tiesos y con el gesto propio del convaleciente, poco a poco, sin tirar cohetes, el equipo se solt¨®, agitado por Villa en la izquierda y Juanfran en la derecha.
Frente a Australia, su posible apeadero antes de su aventura en Estados Unidos, al asturiano a¨²n le alcanz¨® para descorchar el juego de ataque con sus peculiares amagos y recortes. Villa percut¨ªa, pero nadie remataba. Hasta que poco despu¨¦s de la media hora, Iniesta filtr¨® un pase a Juanfran con precisi¨®n de cirujano.
El lateral, muy enchufado en el partido, lleg¨® a la l¨ªnea de fondo y su pase al ¨¢rea menor lo dej¨® Villa en la red con el taco, con clase, como merec¨ªa sellar su jubilaci¨®n. No ha sido un cualquiera y no pod¨ªa irse con un tanto cualquiera. Result¨® conmovedor ver el relevo de Villa antes del final, compungido antes de romper a llorar en el banquillo mientras conversaba con los doctores del equipo. En ese pase¨ªllo hasta el banco qued¨® enmarcado el fin de una etapa. En la figura de Koke, el pase de p¨¢gina.
En ese pase¨ªllo hasta el banco de Villa qued¨® enmarcado el fin de una etapa
Sin trama alguna, para los penitentes espa?oles la pejiguera cita supuso un incordio dif¨ªcil de manejar. Con la vista en la vuelta a casa, la mente saturada y un torniquete en las piernas, que menguara el tiempo era la mejor noticia para La Roja. El partido era una faena de ali?o. Ya sin Villa y con el encuentro muy sosaina, Iniesta hizo otro solo de viol¨ªn para citar a Fernando Torres con Ryan, el meta australiano.
El Ni?o dej¨® la pelota en la red con la misma sutileza que luego har¨ªa Mata a servicio de Cesc. Para idea de lo que es Australia, los tres tantos espa?oles se produjeron en duelos personales con el guardameta y sin que mediara una contra de por medio. Bals¨¢mico para una Espa?a que no est¨¢ para muchos asaltos. Para una selecci¨®n que perdi¨® su estrella en Brasil cuando el torneo no ha concluido ni la primera fase. Un escarmiento may¨²sculo.
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