¡°Compet¨ª con todas las generaciones¡±
Ahora hace 20 a?os, Conchita Mart¨ªnez (1972) consigui¨® uno de los mayores ¨¦xitos de la historia del deporte espa?ol, conquistar Wimbledon imponi¨¦ndose en la final a la m¨ªtica Martina Navratilova. La actual seleccionadora femenina espa?ola, que tambi¨¦n es comentarista televisiva y ha sido directora del torneo de Marbella (¡°He aprendido mucho de muchas experiencias que no s¨¦ si me hacen mayor, pero s¨ª distinta. He crecido en todos los aspectos¡±), reflexiona sobre c¨®mo aquella ni?a que jugaba contra un front¨®n en Monz¨®n (Huesca), mientras ululaba el cierzo, lleg¨® a coronarse en la catedral del tenis, al n¨²mero dos y a tres medallas ol¨ªmpicas.
Pregunta. En la final, Martina Navratilova.
Respuesta. Navratilova era todo un icono. Aquel d¨ªa ella jugaba para ganar su d¨¦cimo t¨ªtulo de Wimbledon. Eso lo dice todo. Una eminencia, sobre todo en hierba. Si ve¨ªas su palmar¨¦s, te pod¨ªas caer al suelo. ?Tantos t¨ªtulos! ?Guau! Era muy agresiva, inc¨®moda, te pon¨ªa presi¨®n continuamente, cada vez te forzaba a pasarla, porque sub¨ªa constantemente. Aquel a?o acept¨¦ mucho m¨¢s lo que es jugar en hierba, acept¨¦ en positivo las situaciones cuando se pon¨ªan dif¨ªciles. Tuve partidos duros, dur¨ªsimos. ?Sent¨ªa presi¨®n? No. ?Responsabilidad? Tampoco. ?Una oportunidad muy grande? S¨ª. Ten¨ªa mucha confianza en m¨ª misma porque en Roma hab¨ªa ganado a Navratilova, y eso, aunque fuera en tierra, me dio la confianza de que la pod¨ªa ganar.
P. Le entregan la bandeja de campeona. Entonces¡
R. Entonces est¨¢s en una nube. Con la carne de gallina. Pens¨¦: ¡®Ya est¨¢. Me puedo relajar¡¯.
P. ?Cu¨¢nta parte de ese t¨ªtulo fue de Cecilio, su padre?
R. De este t¨ªtulo y de todos¡ si me nombra a Cecilio, me nombra a la figura que a los nueve y diez a?os m¨ªos cog¨ªa el coche a la hora que fuese y me llevaba a jugar un torneo. Me nombra el sacrificio de un padre. Mi c¨®mplice. ¡®Yo quiero jugar al tenis, yo quiero ir a Barcelona a entrenarme¡¡¯, le dec¨ªa. No s¨¦ cu¨¢nta parte tiene del t¨ªtulo, pero much¨ªsima. Es una de las personas que lo hizo posible y me dio la oportunidad de ser lo que he sido.
P. La hierba no era su terreno favorito. ?Qu¨¦ pas¨®?
R. El a?o que hice semifinales [1993] me di cuenta de que pod¨ªa hacer algo grande. Me abri¨® los ojos. Tuve que modificar mi juego. Muchas veces no acept¨¦ que no pudiera jugar de una manera similar [al resto de superficies]. Tuve que adaptarme. Cuesta. Al cabo de los a?os, por madurez, acept¨¦ situaciones en las que supe que hab¨ªa que cambiar cosas, que a lo mejor iba a estar m¨¢s inc¨®moda, pero que a la larga¡ Hay que aceptar que la bola va rapid¨ªsima. Que los movimientos tienen que ser m¨¢s cortos. Que en muchas situaciones no puedes jugar mezclando bolas altas, como me gustaba en tierra. Todo eso.
¡°Tuve que modificar mi juego. Adaptarme. Aceptar la hierba. Eso cuesta¡±
P. Wimbledon es el club de las tradiciones. Usted ha vuelto muchas veces en estos 20 a?os. ?En qu¨¦ cambi¨® por dentro?
R. Era un vestuario un poco m¨¢s peque?o y un poco m¨¢s exclusivo. Llegabas y hasta casi te cog¨ªan el raquetero, te preparaban un ba?o, te lo ofrec¨ªan, era todo m¨¢s servicial. Ahora, menos. Aquello era una pasada. Alucinante. Llegabas y ten¨ªas cosas de comer, te estaban continuamente sirviendo. Chocaba. Hab¨ªa menos gente. Ha cambiado.
¡°Fui a la cena de campeones con Sampras. ?Menos mal que no bailamos!¡±
P. En este tiempo, las Williams han hecho campa?a contra el racismo, y Navratilova abog¨® por la igualdad de derechos de gais y lesbianas ?Ha cambiado la gente que hay dentro del vestuario?
R. No fueron luchas para que cambiara la gente del vestuario. Si abogas por esto, es para el mundo en general. En el vestuario hay de todo.
P. ?Qu¨¦ recuerda del baile de campeones?
R. El campe¨®n era Sampras, que en los torneos iba muy a su bola. ?l ten¨ªa mucha experiencia, no s¨¦ cu¨¢ntas finales hab¨ªa ganado ya, y yo iba como la aprendiza. ?Menos mal que no tuvimos que bailar! Es el baile sin baile. Antes s¨ª que hab¨ªa baile, el ganador con la ganadora, y result¨® que ya hab¨ªa solo una cena. Recuerdo el vestido. Estaba muy bien. Fui superemocionada, nervios¨ªsima, porque ten¨ªa que hablar en p¨²blico. Cantidad de fotos, de firma de aut¨®grafos, de tradiciones. Mucho protocolo. Me pusieron en cabeza con el chairman del club. ?Qu¨¦ cantidad de fotos que quer¨ªa hacerse la gente conmigo y el plato! Alucinante.
P. ?En qu¨¦ cambi¨® el tenis?
R. Echo de menos variedad en los golpes, sobre todo en el tenis femenino. Ver de repente ¨¢ngulos cortos, un cambio de altura, un rev¨¦s cortado. Es importante que en las escuelas se sigan trabajando estas cosas. Lo dir¨¦ mil veces: si el plan A no te funciona, tienes que tener un plan B. Sacar otro juego para hacer m¨¢s da?o a tu rival. Que no sea que si voy perdiendo, pierdo.
¡°Ahora est¨¢n todas acostumbradas a siempre lo mismo. Falta alguien que var¨ªe¡±
P. ?Qu¨¦ tenista de ahora juega como Conchita?
R. Ahora mismo me quedo en blanco. ?A usted se le ocurre alguien? Variedad en los golpes, de repente jugar ¨¢ngulos, bolas altas y despu¨¦s cambiar la velocidad con la derecha¡ se juega un tenis muy diferente. He jugado 18 a?os. Me tuve que adaptar a varias generaciones. A la m¨ªa, al cambio que lleg¨® con Seles y las Williams¡ y compet¨ª con todas. Adapt¨¦ mi juego a la perfecci¨®n. ?Ir¨ªa bien mi juego ahora? Ir¨ªa perfecto. Muchas veces lo que falta es eso: una tenista que llegue y var¨ªe el juego. Est¨¢n demasiado acostumbradas a lo mismo.
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