Fines distintos

Pocas veces es tan pl¨¢stica la sensaci¨®n de estar presenciando dos carreras diferentes al mismo tiempo. Faltaban 50 kil¨®metros para la meta de G¨¦rardmer La Mauselaine, situada en un duro muro de menos de dos kil¨®metros que da acceso a la estaci¨®n de esqu¨ª situada por encima de la ciudad de Los Vosgos, cuando los cinco escapados circulaban con 11 minutos de ventaja en mitad de una intensa tormenta veraniega. Presumiblemente, la victoria de etapa se fraguaba entre ellos, por detr¨¢s hab¨ªa otra carrera. 11 minutos detr¨¢s, o lo que es lo mismo, a algo menos de una decena de kil¨®metros, circulaba el pelot¨®n comandado por el Astan¨¢ del l¨ªder bajo un sol entre nubes. En la toma del helic¨®ptero se observaba a lo lejos una cortina de niebla tras la que evidentemente circulaba la escapada, y hacia ella se dirig¨ªa el pelot¨®n integrado por todo el resto: los que se est¨¢n jugando la general, los que trabajan para estos, y los supervivientes que no hab¨ªan querido o podido formar parte de la fuga del d¨ªa. Esta era la otra carrera; la misma que, en funci¨®n de las circunstancias, pod¨ªa interferir con la primera hasta el punto de anularla. Pero ya parec¨ªa demasiado tarde, como as¨ª fue.

Nadie estaba dispuesto a regalar nada. El ganador del d¨ªa, el franc¨¦s Blel Kadri, lo ten¨ªa claro con Chavanel

El hostigador, demiurgo, y alma m¨¢ter de la primera escapada victoriosa de este Tour ha sido Chavanel, un corredor de esos que si no existiese, habr¨ªa que inventarlo. Ha atacado en el km 23, le han cogido, ha perseverado y ha sido alcanzado por Terpstra, y tras unos kil¨®metros en d¨²o han esperado al grupo de tres que se hab¨ªa formado en su persecuci¨®n. Este grupo de cinco ha recorrido 51 kil¨®metros en la primera hora de carrera, lo que indica que era un d¨ªa en el que formar parte de la fuga estaba caro. Nadie estaba dispuesto a regalar nada. El ganador del d¨ªa, el franc¨¦s Blel Kadri, ten¨ªa claro c¨®mo actuar en los kil¨®metros finales: ¡°Durante la etapa desconfiaba de Chavanel y de Terpstra porque sab¨ªa que iban a atacar. As¨ª que respond¨ª enseguida cuando atac¨® Chavanel¡±.

Kadri, un habitual de las fugas en las etapas de media monta?a que ha resistido con pundonor el acoso del pelot¨®n. El dato de que en la ascensi¨®n al Col de la Croix des Moinants (7.6 km y catalogado de segunda categor¨ªa) un pelot¨®n comandado ya por el Tinkoff Saxo s¨®lo consegu¨ªa ascender 44 segundos m¨¢s r¨¢pido que ¨¦l, indicaba que el bordel¨¦s del AG2R ten¨ªa un d¨ªa especialmente inspirado.

Y por detr¨¢s, metidos ya en la lluvia y con la victoria de Kadri pr¨¢cticamente asegurada, la lucha por la general se desataba en el muro. Tras el inmenso trabajo de Rogers, Roche acelera para Contador. Intxausti contin¨²a el impulso en labores para Valverde. Peraud lo intenta, a lo que responde Van Garderen. Faltando un kil¨®metro, Contador ataca y Nibali responde con rapidez, con Valverde queriendo seguirles pero cediendo metros poco a poco. A 800 metros sobrepasan a uno de los valientes del d¨ªa, Chavanel, que ya hab¨ªa visto kil¨®metros antes c¨®mo se le escapaba la victoria y que se tiene que consolar con el ¨²nico premio de asistir de espectador de excepci¨®n a la batalla entre los dos m¨¢s fuertes de este Tour, Nibali y Contador (el orden de los factores no altera el resultado del producto).

Y poco despu¨¦s asistimos a una imagen que puede convertirse en premonitoria de lo que est¨¢ por ver en este Tour. 400 metros a la meta: Contador y Nibali se vigilan en paralelo con Porte sigui¨¦ndoles en la distancia, pero sin ceder del todo. Por cierto, Contador reconoci¨® que en esos metros finales cre¨ªa que estaba en juego la victoria de etapa, as¨ª que levant¨® el pie ligeramente de cara a guardar algo para el sprint final. Y que no fue hasta que vio el marcador (tambi¨¦n contador) de la l¨ªnea de meta cuando cay¨® en la cuenta de su error. Curioso.