Bernab¨¦u, Catalu?a y los catalanes
Una declaraci¨®n de Santiago Bernab¨¦u desat¨® una pol¨¦mica en el verano de 1968
La somnolencia del verano de 1968 sufri¨® una brusca sacudida cuando trascendi¨® en la prensa una frase de Bernab¨¦u:
¡ªMe gusta Catalu?a y la quiero, a pesar de los catalanes.
Se arm¨® la gorda.
A Bernab¨¦u le hab¨ªa quedado un p¨¦simo sabor de boca tras el ¨²ltimo partido de la temporada, la final de Copa, la final de las botellas, que ya he contado en esta secci¨®n. La gan¨® el Bar?a 1-0, con autogol del defensa madridista Zunzunegui. La arbitr¨® Rigo, que hab¨ªa dirigido 11 de los 30 partidos del Bar?a en esa Liga, y adem¨¢s los cuartos de final, ida y vuelta, entre el Bar?a y el Athletic, y tambi¨¦n la semifinal, ida y vuelta, entre el Bar?a y el Atl¨¦tico de Madrid. Se le consideraba ¨¢rbitro de c¨¢mara del Bar?a. El Madrid intent¨® evitar su designaci¨®n para la final, pero no lo consigui¨®. Pit¨®, enfureci¨® al p¨²blico madridista, ya predispuesto contra ¨¦l, y aquello acab¨® en un lanzamiento masivo de botellas. El Bar?a se llev¨® la Copa, el Madrid se qued¨® con el bald¨®n de aquella conducta del p¨²blico. Bernab¨¦u se sinti¨® cornudo y apaleado.
En esas condiciones, recibi¨® en su casa de Santa Pola a un periodista de Murcia Deportiva llamado Antonio Montesinos. Una entrevista m¨¢s, presuntamente inofensiva, que hizo saltar una bomba inesperada cuando el periodista le pregunt¨® por el inminente traspaso de Lico, jugador del Elche, al Espa?ol. El club barcelon¨¦s ten¨ªa entonces como presidente a Vila Reyes, un audaz empresario que acabar¨ªa mal, ahogado por el llamado caso Matesa, uno de los grandes esc¨¢ndalos del franquismo. En esos d¨ªas estaba gestando un equipo grande, aquel de la delantera de los delfines: Amas, Rodilla, Re, Marcial y Jos¨¦ Mar¨ªa.
Me gusta Catalu?a y la quiero, a pesar de los catalanes" Santiago Bernab¨¦u
(El Espanyol tom¨® la ¡°ny¡± en lugar de la ¡°?¡± en 1995. En la ¨¦poca era el Espa?ol y en este art¨ªculo mantengo esa graf¨ªa, por resultar m¨¢s significativa en el contexto).
¡ª?Sabe, don Santiago, que Vila Reyes ofrece 11 millones de pesetas, Ram¨ªrez y un partido en Altabix pagando el Espa?ol los gastos a cambio del volante del Elche? ?Qu¨¦ le parece la operaci¨®n?
¡ªCuando un se?or dispone de dinero y quiere emplearlo con generosidad al servicio de su club, me parece estupendo. Ese es el caso de Vila Reyes. A Vila Reyes yo le admiro. S¨®lo por presidir en Catalu?a un club que lleve el nombre de Espa?ol ya es digno de admiraci¨®n. Y no est¨¢n en lo cierto los que dicen que no quiero a Catalu?a. La quiero y la admiro a pesar de los catalanes.
Murcia Deportiva era una revista de difusi¨®n estrictamente local, pero era dif¨ªcil que aquello no saliera de all¨ª. Y. efectivamente, la semana siguiente Barcelona Deportiva reprodujo estas declaraciones, lo que les dio difusi¨®n nacional. Aun con eso, el tema del catalanismo era tan tab¨² todav¨ªa en aquellos a?os que la propia prensa de Barcelona se contuvo dos d¨ªas. Pero el estallido en la calle llev¨® a Tele-Expr¨¦s, el primero que se lanz¨®, a un duro editorial el 7 de agosto. El d¨ªa siguiente le secundaban La Vanguardia, El Noticiero y La Solidaridad, ¨¦ste de Prensa del Movimiento. En Madrid, Arriba, cabecera de la cadena Prensa del Movimiento, public¨® una dur¨ªsima cr¨ªtica de la pluma de Gabriel Cisneros, consejero del Movimiento. El resto de la prensa madrile?a estuvo condescendiente con Bernab¨¦u y hasta cierto punto burlona o al menos despectiva con la reacci¨®n en Barcelona.
Dicen, diario deportivo barcelon¨¦s, entrevist¨® al presidente del Bar?a, Narciso de Carreras. La entrevista la firma el propio director, Juli¨¢n Mir. El presidente barcelonista lanza unas quejas muy medidas:
¡°Me parece muy bien que ironice diciendo que tiene simpat¨ªa a Vila Reyes, pero es una insensatez decir que se la tiene porque preside en Catalu?a un club que se llama Espa?ol. ?Qu¨¦ pasa, que no es espa?ol el nombre de Barcelona? ?Es que no son espa?oles los catalanes? No quisiera incluir a Bernab¨¦u en el grupo de los separadores, que son peores que los separatistas, pero declaraciones como las suyas son el ataque m¨¢s fuerte que puede hacerse a la pol¨ªtica de unidad que hemos propugnado¡±.
Declaraciones como las suyas son el ataque m¨¢s fuerte que puede hacerse a la pol¨ªtica de unidad que hemos propugnado" Narciso de Carreras, presidente del Bar?a
La reacci¨®n de Bernab¨¦u no fue brillante. Primero, el Madrid desliz¨® por lo bajinis a la opini¨®n p¨²blica que la entrevista no hab¨ªa sido tal, sino que se habr¨ªan recogido, ampliado y deformado algunos comentarios del veterano presidente (que para las fechas ya era septuagenario) en una reuni¨®n privada. Incluso mezclando cosas dichas por ¨¦l con cosas dichas por otros. Pero no col¨®. Bernab¨¦u acab¨® por conceder una entrevista en El Alc¨¢zar, entonces diario popular de la tarde, sin el cariz ultraderechista que tuvo en la Transici¨®n, que no consiguieron calmar las aguas:
¡ªLo de Murcia Deportiva no era propiamente una entrevista destinada a la publicidad, sino una conversaci¨®n general de la que el periodista hab¨ªa de sacar informaci¨®n de car¨¢cter deportivo, como es natural. Lo que ocurre es que muchas veces los informadores no toman notas y luego se lanzan a reproducir respuestas como si fueran exactas. En todo caso, la primera de las frases que me atribuyen en el semanario no puede ser cierta, por la sencilla raz¨®n de que tengo miles de excelentes amigos catalanes. Los cuales, t¨¦ngalo por cierto, se habr¨¢n re¨ªdo mucho al tener conocimiento de lo que se me atribu¨ªa.
¡ª?Y la segunda frase, don Santiago, lo del se?or Vila Reyes y lo de que es digno de admiraci¨®n por presidir en Catalu?a un club que lleva el nombre del Espa?ol?
¡ªEso s¨ª lo dije. Y no ha sido la primera vez.
De modo que no arregl¨® nada.
Fraga, ministro de Informaci¨®n y Turismo, expedient¨® a Murcia Deportiva por ¡°poner en peligro la integridad de las tierras de Espa?a¡±. El proceso se dilat¨® hasta 1974 y qued¨® en nada. Montesinos, el autor de la entrevista, coment¨® su impresi¨®n de los hechos muchos a?os m¨¢s tarde a Juan Carlos Pasamontes para su libro Todos los jefes de la Casa Blanca. La entrevista se produjo en el chal¨¦ de Bernab¨¦u en Santa Pola. Para su suerte, a Montesinos le hab¨ªan acompa?ado dos redactores m¨¢s y el publicitario de la revista. Su impresi¨®n es la misma que he recogido yo de personas pr¨®ximas a Bernab¨¦u cuando he hablado sobre la cuesti¨®n. Para ¨¦l hab¨ªa catalanes buenos, los no separatistas, y catalanes malos, los separatistas.
S¨®lo que esa vez les meti¨® a todos en un mismo saco. Y con sus palabras devolvi¨® al Bar?a a la ¨®rbita nacionalista que hab¨ªa ocupado antes de la guerra, cuesti¨®n tab¨² durante el franquismo. E hizo un favor tan grande como involuntario a quienes, como Jordi Pujol, empezaban a sentir que el Bar?a pod¨ªa ser un s¨®lido instrumento de reivindicaci¨®n nacionalista ante los cambios que se venteaban.
No faltaba mucho para que entrara en circulaci¨®n aquello de que el Bar?a es m¨¢s que un club.
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