Degenkolb, sonrisa y fastidio
El velocista alem¨¢n consigue su tercera victoria de etapa tras la ca¨ªda masiva que elimin¨® en el ¨²ltimo kil¨®metro a su rival Bouhanni
Andaba la gente contenta por Logro?o y los corredores mostraban una mueca de fastidio. Las carreras tienen esas contradicciones: a veces lo que es bueno para el espect¨¢culo popular es malo para los artistas. Y a los ciclistas les pasa como a los pilotos de F¨®rmula 1, que no les gustan los circuitos urbanos. Les ocurre como a los conductores de autobuses, que prefieren los trayectos largos a los cortos en la ciudad. Pero al p¨²blico le encanta ver pasar a los ciclistas una y otra vez (hasta ocho veces en Logro?o), como a los peatones les gusta que su autob¨²s pase una y otra vez reduciendo as¨ª las consecuencias de perder el bus en el ¨²ltimo momento. Por eso hab¨ªa sonrisas y fastidio en la salida de Logro?o.
Clasificaciones
ETAPA
1. John Degenkolb (Ale/Giant-Shimano) en 4h 11m 18s
2. Tom Boonen (Bel/Omega Pharma) m. t.
3. Jacopo Guarnieri (Ita/Astana) m. t.
4. Peter Sagan (Esl/Cannondale) m. t.
5. Maximiliano Richeze (Arg/Lampre) m. t.
GENERAL
1. Alberto Contador (Tinkoff), en 44h 38m 14s
2. Alejandro Valverde (Movistar) a 20s
3. Rigoberto Ur¨¢n (COL/Omega) a 1m 08s
4. Chris Froome (GBR/Sky) a 1m 20s
5. Purito Rodr¨ªguez (Katusha) a 1m 35s
Por eso y porque adem¨¢s se incrementa el riesgo de ca¨ªdas en los circuitos urbanos. Y como es el a?o ciclista de Santa Ca¨ªda, el jubileo de los accidentados, pues al final hubo ca¨ªda en el ¨²ltimo kil¨®metro, cuando La Fran?aise des Jeux intentaba a la desesperada colocar a su corredor franquicia, Nacer Bouhanni, en los puestos que le permitieran discutir con Degenkolb en la meta de Logro?o. Pero entonces, ya se volaba. El Tinkoff de Contador, y antes el BMC de Samuel S¨¢nchez, hab¨ªan volado por las calles y las rotondas de la capital riojana con el ¨²nico objetivo de dejar a sus jefes en lugar seguro. Ni uno ni otro trataban de ganar nada m¨¢s que la salud. Y los franceses de Bouhanni se durmieron. Al despertar, vieron la figura de John Degenkolb all¨ª a lo lejos, con su jersey verde lustroso y sus piernas t¨ªpicas de futbolista, escoltado por su compa?ero Ramon Sinkeldam. Llegaban tarde a la partida y quisieron ganar cent¨ªmetros en cada mil¨ªmetro. Algo pas¨® y el suelo se llen¨® de ciclistas. Trece, solo trece, encontraron la buena suerte, el buen camino hacia el espr¨ªn. El resto, o se cay¨® o se qued¨® atrapado en la mara?a de bicis, cuerpos, coches, asistentes, m¨¦dicos y compa?¨ªa. Trece, solo trece y entre ellos el afamado Degenkolb, bien acompa?ado por el t¨ªo Ram¨®n, y junto a ¨¦l dos famosos, Boonen y Sagan, aunque, en esta Vuelta, con las pistolas muy lejos de la mano. Y un par de meritorios espr¨ªnteres como Guarnieri o Richeze.
Degenkolb atac¨® el primero en cuanto el t¨ªo Ram¨®n, que le llevaba por el buen camino, expuls¨® su ¨²ltimo aliento. Lo hizo como siempre, con la violencia con la que castiga los pedales, al amparo de sus gemelos bien curtidos. Boonen, el viejo zorro, iba a un cent¨ªmetro de su rueda y le sigui¨® cuanto pudo, que fue mucho, pero le faltaron un par de cent¨ªmetros. Y Guarnieri se aplic¨® a la tarea, pero le faltaron m¨¢s de diez cent¨ªmetros. Hasta Sagan, que no estaba por la labor, compr¨® un billete de loter¨ªa. No le toc¨®.
Todo el sesteo anterior, con el austriaco Matthias Krizek abriendo la carrera, se convirti¨® en un vuelo supers¨®nico en los ¨²ltimos 10 kil¨®metros, entre la sonrisa de unos y el fastidio de otros. Atr¨¢s quedaba tambi¨¦n la pol¨¦mica sobre el v¨ªdeo de la bici de Hesjedal cuando se cay¨® en la s¨¦ptima etapa y parec¨ªa andar sola (otra vez los rumores sobre el motorcito mec¨¢nico, como aquel que se le imput¨® en 2010 a Cancellara). Por delante quedaba Degenkolb (tres victorias) y por detr¨¢s los dolientes ca¨ªdos en peregrinaci¨®n a la meta. Nada nuevo bajo el sol en el a?o de los ciclistas ca¨ªdos.
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