Naturaleza domada
En este Mundial hay otro jugador que merece un hueco en esta lista por todo lo que est¨¢ aportando, y no es otro que Sergio Llull.
Todav¨ªa nadie ha inventado el halag¨®metro, aparato ficticio que medir¨ªa el n¨²mero de parabienes que se lleva un jugador durante un campeonato, pero no andar¨ªamos muy desencaminados si en relaci¨®n con nuestra selecci¨®n coloc¨¢semos en los primeros lugares a nuestro juego interior junto con Ricky, Navarro y Rudy. Hombres contrastados que adem¨¢s est¨¢n haciendo un meritorio campeonato. Ahora bien, en este Mundial hay otro jugador que merece un hueco en esta lista por todo lo que est¨¢ aportando, y no es otro que Sergio Llull. Tanto que, curiosamente, es el tercer jugador en minutos disputados, lo que da idea de la confianza ganada a los ojos de su entrenador. No es la primera vez que lo consigue. En 2009, el a?o del Europeo de Polonia, fue convocado por Scariolo como suplente sin muchas posibilidades de formar parte del equipo definitivo. Despu¨¦s de unos cuantos d¨ªas de entrenamiento, se hab¨ªa ganado el puesto que en principio iba destinado a Carlos Su¨¢rez.
Las apariciones de Llull est¨¢n siendo como es ¨¦l: explosivas y energ¨¦ticas
Sus apariciones en este Mundial est¨¢n siendo como ¨¦l, explosivas, y sus prestaciones no s¨®lo son estad¨ªsticas, sino energ¨¦ticas. Cada vez que salta a la cancha, el equipo da un paso adelante en intensidad y revoluciones, aprovech¨¢ndose de forma ideal de las primeras rotaciones o alg¨²n indicio inicial de cansancio de los rivales. A m¨ª, Llull me ha ido ganando poco a poco para su causa. Cuando le fich¨® el Madrid era un potro desbocado, enorme ya en su capacidad f¨ªsica pero todav¨ªa inmaduro para leer los entresijos del juego. Sus decisiones resultaban a veces discutibles, producto de cierta confusi¨®n entre la valent¨ªa y la sensatez, que le empujaba, por ejemplo, a sentirse llamado casi siempre a ser protagonista en situaciones extremas. Poco a poco y sin perder su descaro, ha ido puliendo su juego, entendi¨¦ndolo. Eso s¨ª, nunca ser¨¢ un jugador de los denominados cerebrales, pero tampoco hace falta. Lo suyo es otra cosa.
A m¨ª, me ha ido ganando poco a poco para su causa ido puliendo su juego
Consider¨¢ndole un buen base, es en la posici¨®n de escolta donde me parece que puede desarrollar mejor sus virtudes, convirti¨¦ndose entonces en un jugador determinante. Cuando se despreocupa de las tareas de intendencia, se puede centrar en defender, correr como un poseso y martillear el aro si se lo permiten. Dado que en esta selecci¨®n ya existen tres bases casi puros, la habitual dualidad que ha tenido otros a?os o ejercita en el Madrid no es necesaria. Visto su rendimiento, hay que pensar que la focalizaci¨®n ha sido para bien y estamos ante el mejor de los posibles del Incre¨ªble Llull, apodo que le va como anillo al dedo. Un jugador diferente, una fuerza de la naturaleza cuyo due?o parece, por fin, haberla sabido domar.
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