El Almer¨ªa desnuda poco a poco a la Real
El equipo donostiarra tropieza consigo mismo y contra los postes en un partido contradictorio
Hay partidos, equipos o jugadores que son como fuegos artificiales: espectaculares, pero poco duraderos, evanescentes. La Real tir¨® una colecci¨®n de 15 minutos que deslumbr¨® el cielo de Anoeta y levant¨® algunos ?ohhhs! de admiraci¨®n: un disparo al larguero de Vela, otra escapada de Vela, un jugad¨®n florido de Agirretxe, cinco saques de esquina en 12 minutos, Canales arrasando la banda izquierda. Cohetes y m¨¢s cohetes, mientras el Almer¨ªa ve¨ªa caer las carcasas sobre su ¨¢rea donde Rub¨¦n, portentoso, las iba recogiendo con los brazos ¨¢giles y estirados. Pero a los 25 minutos, la colecci¨®n se acab¨® y el cielo se oscureci¨® cuando el Almer¨ªa fue fijando posiciones con la sabidur¨ªa de Verza y la movilidad interminable de Azeez, ingeniero y chico de los recados al mismo tiempo.
Pero era d¨ªa de contradicciones. Atac¨® la Real con furia, con ansia y se encontr¨® con un gol en contra que fue un homenaje al desprop¨®sito. Una falta que no debi¨® hacerse, fue mal sacada por el Almer¨ªa, pero el bal¨®n volvi¨® a los pies de Edgar en el otro costado. Su centro le pill¨® a Hemed en fuera de juego que ning¨²n ¨¢rbitro vio, Zunikarai despej¨® mal y el bal¨®n dio en la cabeza de De la Bella y se fue a la red.
Real Sociedad, 1- Almer¨ªa, 2
Real Sociedad: Zubikarai; Zaldua (Carlos Mart¨ªnez, 70), Elustondo, ??igo Mart¨ªnez, De la Bella; Bergara (Rub¨¦n Pardo, m. 67), Granero; Vela, Xabi Prieto, Canales (Chory Castro, m. 60); y Agirretxe. No utilizados: Bardaj¨ª, Mikel Gonz¨¢lez, Finnbogason y Gazta?aga.
Almer¨ªa: Rub¨¦n; Ximo Navarro, Trujillo, Dos Santos, Dubarbier; Verza; Zongo, Thomas, Azeez, Edgar (Thievy, m. 76); y Hemed (Fran V¨¦lez, m. 80). No utilizados: Cuesta, Macedo, Welligton Silva, Teerasil y Soriano.
Goles: 0-1. M. 30. De la Bella, en propia puerta. 0-2. M. 51. Dos Santos, de cabeza. 1-2. M. 85. Chory Castro.
?rbitro: Estrada Fern¨¢ndez. Expuls¨® a Dubarbier (m. 78) por doble amonestaci¨®n y al t¨¦cnico del Almer¨ªa, Francisco, por protestar. Mostr¨® tarjetas amarillas a Zongo, Bergara, Trujillo, Soriano (en el banquillo), Verza, Thomas y Ximo Navarro
22.526 espectadores en Anoeta.
La Real se hel¨®, primero y se congel¨® despu¨¦s. Al Almer¨ªa le entr¨® un calorcito por todo el cuerpo que le permiti¨® disfrutar del bal¨®n (a¨²n no conoc¨ªa su tacto por lo poco que le duraba en el pie) y gan¨® metros. Zongo y Edgar, eran dos balas por los costados, jugando a ras de tierra, no con fuegos artificiales, y Hemed dio una clase de c¨®mo jugar de espaldas a la porter¨ªa y ser m¨¢s molesto que un mosquito. No hab¨ªa tiempo para discutir de justicias o injusticias de aquel resultado. A fin de cuentas, la Real ya sabe lo que es remontar situaciones adversas y hasta parec¨ªa encontrarse c¨®modo en ese nivel m¨¢ximo de exigencia. El problema es que tropez¨® con tres adversidades: una, que, en la segunda parte, en el primer c¨®rner bien sacado en un partido lleno de saques de esquina, Dos Santos sorprendi¨® a una defensa realista est¨¢tica e hizo el segundo. Otro, que el equipo de Anoeta no contaba con que los postes le frustrara el poco ¨¢nimo que le quedaba (hasta tres remates le devolvi¨® la madera y uno al Almer¨ªa) y el ¨²ltimo que su rival resistiera incluso con 10 por expulsi¨®n de Dubarbier.
La Real es un caso de desequilibrio entre ataque y defensa, tiende a partirse y eso engrandece a los rivales que disponen de futbolistas veloces. Edgar y Zongo son dos de ellos. El primero tiene clase y toque, aunque necesita fortalecer el esp¨ªritu solidario y minimizar su ego¨ªsmo; el segundo, tiende a abusar del regate. Pero son dos cuchillos. La Real gan¨® cuando Arrasate introdujo a Chory Castro, otra bala, futbolista aguerrido y corajudo que acab¨® d¨¢ndole un gol para la esperanza, para fomentar la ¨¦pica de las remontadas o de las igualadas imposibles. So?aba Anoeta con obtener lo que consigui¨® en Bala¨ªdos a ¨²ltima hora. Y lo tuvo a tiro, aun cuando el Almer¨ªa bien pudo sentenciar la contienda con una cuchillada final si por all¨ª no hubiera andado ¨¢gil y listo Zubikarai. A la magia de las remontadas le ocurre como a la magia en general: a veces se te ve el truco y te quedas desnudo en el escenario. Los cohetes esta vez sonaron en Almer¨ªa.
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