Mestalla puede con el orgullo del campe¨®n

Electrizado Mestalla desde el primer suspiro hasta el ¨²ltimo, el Valencia le dio a la cita la m¨¢xima categor¨ªa y despu¨¦s le sali¨® todo rodado. Una salida en estampida de los de Nuno, un arranque err¨¢tico del Atl¨¦tico, una actuaci¨®n primorosa de Diego Alves, que detuvo un penalti a Siqueira, y una excelente gesti¨®n de la ventaja por parte de Parejo ante un medio campo rojiblanco tenaz en su fe en la remontada. El cuadro de Simeone nunca se rindi¨®, dej¨® constancia de su potencial pese al cansancio de su semana europea y exigi¨® al Valencia un esfuerzo total. Parejo neutraliz¨® con oficio la jerarqu¨ªa del Atl¨¦tico.

El p¨²blico despidi¨® a su equipo en la primera parte con una descarga emocional, convertido en h¨¦roe el portero Diego Alves tras detener el tiro raso desde los 11 metros de Siqueira. El Atl¨¦tico ven¨ªa de crecida. Su amor propio de campe¨®n le hab¨ªa permitido sobreponerse a un comienzo calamitoso, castigado por un gol en propia puerta de Miranda y por una serie de errores defensivos impropios de un conjunto tan cuajado como el de Simeone. Pero el medio del campo rojiblanco decidi¨® levantarse y poner otra vez en ¨®rbita a sus compa?eros. A partir de la presencia de Tiago, Gabi y Koke, el Atl¨¦tico se neg¨® a marcharse al cuarto de hora de Mestalla, pese al lastre de 3-0 en el marcador.

Este tr¨ªo que conoce tan bien su profesi¨®n comenz¨® a mandar, a ordenar y a encontrar los resquicios abiertos por los movimientos de Griezmann en la zaga local. El disparo de Tiago desde la frontal, despejado de pu?os por Alves, fue un regalo para el cabezazo picado de Mandzukic. El Valencia, tan insistente en llegar a toda mecha ante Moy¨¢, perd¨ªa el cuero en un pesta?eo. Y no presionaba como deber¨ªa a los centrocampistas rojiblancos, con tiempo para pensar. Y trazar esos env¨ªos largos en diagonal como el de Gabi, que busc¨® a Arda entre Otamendi y Gay¨¤. No lleg¨® a despejar el central argentino y el bal¨®n golpe¨® en la mano derecha del joven lateral. El penalti, al borde del descanso, pon¨ªa al Atl¨¦tico casi en la casilla de salida. Pero se top¨® con Alves.

Parejo tuvo templanza para distraer la pelota cuando la mayor¨ªa temblaba

Mestalla puso su m¨ªstica a toda m¨¢quina desde el primer momento. Desde el himno de Valencia cantado a capela por uno de los fondos hasta el homenaje sentimental en el minuto 10 a Mario Kempes, con la efigie impresa en una pancarta de El Matador, convaleciente de una delicada operaci¨®n del coraz¨®n esta semana. El cuadro de Nuno entr¨® como un cohete en el duelo, como queriendo hurgar en la presumible pesadez en las piernas de su rival tras la disputa de Champions ante el Juventus apenas dos d¨ªas y medio antes. Todo trascurr¨ªa muy deprisa, como si no hubiera tiempo de digerir la sobremesa. El malentendido entre Moy¨¢ y Miranda, tras un centro a la olla de Mustafi, acababa con el primer gol de la tarde. En el frenes¨ª, Andr¨¦ Gomes, siempre tan vertical, enfil¨® el ¨¢rea rojiblanca tras una dejada de Alc¨¢cer. Dribl¨® primero a Miranda, sigui¨® hacia dentro y dispar¨® a romper con la zurda ante la media salida de Moy¨¢. El portero mallorqu¨ªn hizo de Don Tancredo poco despu¨¦s, ante el centro de c¨®rner de Piatti cabeceado con una rabia infinita por el acrob¨¢tico Otamendi.

Ante cualquier otro adversario, el Valencia habr¨ªa dispuesto de una hora de juego para solazarse, probar nuevos sistemas y afinar el estado de forma de los futbolistas. Nada de eso ocurri¨®, sino que fue una victoria sufrid¨ªsima porque el Atl¨¦tico domin¨® la medular y apret¨® como suele, sin dar un respiro. Solo Parejo ten¨ªa la templanza para distraer la pelota en manos locales frente a una presi¨®n rojiblanca ante la que temblaban la mayor¨ªa de los valencianistas. El capit¨¢n del Valencia, obviado en las convocatorias de Del Bosque, necesitaba un partido as¨ª para demostrar su val¨ªa tambi¨¦n en las citas m¨¢s exigentes, ante adversarios tan consagrados como Koke.

Cerci fue autor de un gol que hubiese encendido el partido, pero finalmente se lo anularon

Simeone sab¨ªa que le faltaba chispa y quiso que se la diera Cerci por un cada vez m¨¢s apagado Griezmann. A continuaci¨®n recurri¨® a Ra¨²l Jim¨¦nez y Ra¨²l Garc¨ªa, la ¨²ltima bala para remontar con el juego directo. El Valencia trataba de sobrevivir y en ese apartado no hay nadie como Otamendi, un gigante para trepar por encima de la cabeza de los delanteros. La entrada de Orb¨¢n redobl¨® la apuesta antia¨¦rea. Eso le dio aire, adem¨¢s, en el medio porque Gay¨¤ sirve para un roto (lateral) como para un descosido (interior). Cerci reactiv¨®, en un duelo con Orb¨¢n, desde el extremo derecho el ataque rojiblanco. Tiene regate el italiano, autor de un gol que hubiese encendido el ¨²ltimo tramo de encuentro de no haber sido anulado. Se ayud¨® de hombro en el control y el ¨¢rbitro dud¨®, pero el lenguaje corporal de los delanteros visitantes, como si escondieran algo, invit¨® al colegiado a anular el tanto. Mestalla celebr¨® el triunfo como una final. Su equipo, que hab¨ªa proyectado todo el ¨ªmpetu del estadio, hab¨ªa podido con el orgullo del Atl¨¦tico.