Cambio de cromos, cambio de estilo
Madrid y Bar?a miden sus rachas en un partido con m¨¢xima expectaci¨®n
El cl¨¢sico se ha convertido en el partido de f¨²tbol por excelencia y por extensi¨®n en la portada de la Liga. No hay un torneo mejor organizado seguramente que la Bundesliga ni una competici¨®n con el impacto medi¨¢tico y de mercado que la Premier. No se sabe tampoco de un partido que por s¨ª solo despierte el entusiasmo y la expectaci¨®n del Madrid-Bar?a. La mayor¨ªa de jugadores del mundo quiere jugar en el Bernab¨¦u o el Camp Nou. Luis Su¨¢rez, el pichichi de la Liga inglesa (31 goles en 33 partidos), ha recalado en el Barcelona y Guardiola, t¨¦cnico del actual l¨ªder y campe¨®n alem¨¢n Bayern, protagoniz¨® la etapa m¨¢s gloriosa del Barcelona, igual que Xabi Alonso se ha ido a M¨²nich despu¨¦s de conquistar La D¨¦cima con el Madrid.
El colombiano James, sensaci¨®n del ¨²ltimo Mundial, juega en el Madrid, as¨ª como el gal¨¦s Bale, el franc¨¦s Benzema o el alem¨¢n Kroos, uno de los m¨¢s distinguidos de los campeones del mundo. Y en Espa?a, cuya selecci¨®n gan¨® la ¨²ltima Eurocopa con Casillas, Sergio Ramos, Piqu¨¦, Xavi, Iniesta, Alba o Busquets, todav¨ªa siguen en competici¨®n el croata Modric, el argentino Mascherano y, por supuesto, Cristiano Ronaldo y Messi, eternos candidatos al Bal¨®n de Oro, y el goleador Neymar (10 goles), figura de Brasil. No hay pr¨¢cticamente pa¨ªs en el mundo que no tenga inter¨¦s en un cl¨¢sico que se supera en cada edici¨®n despu¨¦s de que en los ¨²ltimos a?os el Bar?a haya dado un salto de calidad espectacular que exigi¨® la mejor respuesta del Madrid.
El duelo es tan espectacular que ha acabado por extenderse a la Copa, un torneo que antes era el escaparate de equipos como el Sevilla, el Valencia, el Espanyol o incluso el Zaragoza. ?nicamente el Atl¨¦tico de Simeone ha sido capaz de romper el bipartidismo Bar?a-Madrid. Ambos quieren recuperar ya mismo un t¨ªtulo que se hab¨ªan repartido en la ¨²ltima d¨¦cada, desde 2003-04, con un claro protagonismo del Barcelona: seis t¨ªtulos por tres del Madrid. La clasificaci¨®n contin¨²a estando de parte del Bar?a: es l¨ªder con cuatro puntos de ventaja; no ha encajado ning¨²n gol y Messi, que le ha marcado m¨¢s tantos al Madrid en el Bernab¨¦u (12, cinco en sus ¨²ltimas seis visitas) que en el Camp Nou (9), est¨¢ a uno de igualar el r¨¦cord de Zarra (251).
El Madrid aprecia el gusto por jugar con medios como Kroos mientras el Bar?a apuesta por los goles con Su¨¢rez
Los n¨²meros blaugrana no inquietan para nada al Madrid, que va como un tiro, con un promedio de 3,7 goles por partido, aclamado incluso en Anfield. Alrededor de Cristiano Ronaldo, vive en la opulencia, como si las derrotas en Anoeta y contra el Atl¨¦tico pertenecieran a la temporada pasada, tal que fueran uno de los muchos chicles que mastica y escupe Ancelotti. El t¨¦cnico italiano entendi¨® desde su llegada que en el Madrid las estrellas son los jugadores, no los entrenadores, y asumi¨® que su tarea consiste en cuadrar la alineaci¨®n a partir de las plantillas que hace y deshace cada a?o Florentino P¨¦rez.
Ahora mismo da la sensaci¨®n de que el Madrid ha encontrado placer en el juego, el gusto por el f¨²tbol, como si la necesidad de ganar ya se diera por supuesta y, naturalmente, estuviera contrastada despu¨¦s de ganar la Copa de Europa en Lisboa. Las ausencias se asumen con una naturalidad asombrosa: si no est¨¢ Bale, como hoy, jugar¨¢ Isco y se ganar¨¢ equilibrio y control a cambio de perder pegada, que no gol, garantizado por Cristiano Ronaldo (15). Y cuando reaparezca el gal¨¦s se cantar¨¢n sus excelentes galopadas mientras descansa Isco o bien James por el bien com¨²n. No hay cadenas para el Madrid de Ancelotti, tan dicharachero que se permite bromear con la alineaci¨®n, como si le gustara incomodar m¨¢s al presidente que al Bar?a.
Tiene el Madrid un aire barcelonista desde que prefiere medios a delanteros, de la misma manera que los blaugrana se asemejan al Madrid, sobre todo cuando fichan a Luis Su¨¢rez y Luis Enrique apuesta por Rakitic. La situaci¨®n del cl¨¢sico se resume en dos operaciones: Kroos lleg¨® al Madrid despu¨¦s de ser descartado sorprendentemente por el Bar?a, sobre todo porque se le consideraba un jugador capital para reforzar su estilo, y Luis Su¨¢rez alcanz¨® su sue?o dorado del Camp Nou una vez que el Madrid se desinteres¨® por sus goles por su mordisco a Chiellini en el Mundial.
Las transiciones siempre han sido m¨¢s llevaderas en el Madrid que en el Barcelona, un club m¨¢s sensible a los entrenadores que a los jugadores, a diferencia de cuanto ocurre en el Bernab¨¦u. Y Luis Enrique, un asturiano que de jugador blaugrana no se reconoc¨ªa como exfutbolista blanco, se distingui¨® por su verticalidad, competitividad e ir y venir en la cancha, virtudes hoy simbolizadas en Rakitic. Asumido que Messi se ha reinventado como enganche por detr¨¢s de los dos delanteros y constatado que Neymar necesita jugar m¨¢s cerca de la porter¨ªa y del 10 ¡ªel argentino y el brasile?o han marcado 19 goles y han participado en 24 de los 28 del equipo¡ª, se mantiene la duda existencial sobre el papel que debe tener Xavi, capaz ahora mismo de competir con el propio Rakitic. La inc¨®gnita en el Bar?a no est¨¢ entre un medio y un delantero, como en el Madrid, sino entre dos futbolistas de caracter¨ªsticas opuestas.
Nada mejor que el cl¨¢sico para medir el cambio en dos equipos poco exigidos hasta ahora, si se except¨²a sus choques con el PSG y el Atl¨¦tico. El juego madridista simbolizado en Kroos ante los goles barcelonistas expresados en Luis Su¨¢rez.
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