Guardiola y la ruina de Rosell
Laporta edific¨® a uno de los mejores Bar?a desde la ruina de Gaspart mientras que Rosell necesit¨® 'arruinar' a Laporta para presumir de Bar?a
Hay razones de sobra para suponer que los ¨²ltimos a?os de mandato de Laporta son cuestionables desde un punto de vista econ¨®mico, tantas como para que su gesti¨®n fuera reprobada en una moci¨®n de censura y puesta a consideraci¨®n de la asamblea, no para ser sometida a consideraci¨®n del juez Mart¨ªnez Borrego. Rosell opt¨®, sin embargo, por convertir un ejercicio econ¨®mico discutible en un alegato de la ruina, para as¨ª poder cambiar la pol¨ªtica comercial, social, institucional y deportiva del Bar?a. Los socios no votaron a favor de la acci¨®n de responsabilidad por la memoria que present¨® la directiva, sino por las distintas facturas que se anunciaron y publicaron previamente como prueba del delito de que la junta saliente viv¨ªa a cuerpo de rey en Luz de Gas.
Hubo un momento en que se acept¨® la necesidad de una econom¨ªa de guerra que pasaba porque las fotocopias se hicieran en blanco y negro, la fundaci¨®n se preocupara m¨¢s de Catalu?a que de ?frica, se agradeciera el patrocinio de Qatar frente al de UNICEF y se tuviera que traspasar a Chigrinsky para pagar la n¨®mina de los empleados del Bar?a. Guardiola firm¨® la partida del central ucranio y toler¨® que el consejo calificara la venta de Ibrahimovic como el peor de los negocios en la historia del club por una cuesti¨®n de supervivencia, nunca para subrayar el mal que hab¨ªa hecho Laporta. La sentencia de la acci¨®n de responsabilidad permite entender ahora el porqu¨¦ del distanciamiento de muchos barcelonistas respecto a la obra de gobierno de Rosell-Bartomeu.
Rosell se prepar¨® para dirigir a una entidad desde la miseria, y de ah¨ª su apoyo a la moci¨®n de censura contra Laporta. No vari¨® de estrategia ni siquiera cuando asumi¨® la presidencia en un momento de esplendor deportivo, personificado en Messi y Guardiola. El entrenador se entreg¨® a la causa azulgrana hasta que se dio cuenta de la trampa: la deuda heredada era la excusa perfecta para justificar la acci¨®n de gobierno de la directiva de Rosell.
Laporta edific¨® a uno de los mejores Bar?a de la historia desde la ruina de Gaspart mientras que Rosell necesit¨® arruinar a Laporta para presumir de levantar a un Bar?a que no se sabe ad¨®nde ir¨¢ a parar con el mando de Bartomeu. No deber¨ªa extra?ar por tanto que Guardiola se haya solidarizado con Laporta sin necesidad de expresar su desenga?o con Rosell. Quiz¨¢ a partir de ahora se entienda que, aun no teniendo nada en contra de nadie, el t¨¦cnico catal¨¢n decidiera abandonar el Camp Nou. Los desgastes, por mayores que sean, se combaten con cari?o y no con criterios contables.
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