El derbi de la miseria
Milan e Inter empatan (1-1) y exhiben sus carencias en un pulso muy descafeinado, el reflejo actual de dos grandes de Italia ahora escu¨¢lidos, venidos muy a menos
Hasta hace unos a?os, el Derbi della Madonnina era la pasarela ideal para que Milan e Inter, dos colosos del f¨²tbol transalpino, exhibiesen sus atributos. Hasta hace no mucho, sus careos eran sin¨®nimo de grandeza, opulencia y quilates, de nombres prestigiosos. Pero hoy d¨ªa, como una met¨¢fora de la Italia m¨¢s deprimida y decadente, todo eso ha cambiado. Las telara?as invaden las arcas y la miseria se ha apoderado de un derbi que termin¨® en tablas (1-1), traducido en un partido bronco, rudo y muy tosco, plagado de imprecisiones, sostenido en estos tiempos m¨¢s que nada por la pasi¨®n de los aficionados. Un encuentro que deja al uno s¨¦ptimo y al otro noveno.
MILAN, 1 - INTER, 1
Milan: Diego L¨®pez; Rami, Mexes, Zapata, De Sciglio; Bonaventura, Essien, Muntari (m. 76, Poli), M¨¦nez; El Shaarawy y Torres (m. 73, Honda). No utilizados: Abbiati, Agazzi, Albertazzi, Armero, Zaccardo, Montolivo, Saponara, Van Ginkel, Niang y Pazzini.
Inter: Handanovic; Nagatomo, Ranocchia, Juan Jes¨²s, [if gte mso 9]>
Goles: 1-0. M. 22: M¨¦nez; 1-1. M. 60: Obi.
?rbitro: Guida Marco (ITA). Amonest¨® a Mexes, Bonaventura, Obi, Juan Jes¨²s,
Unos 75.000 espectadores en San Siro.
Lejos quedan ya los pulsos gloriosos que encend¨ªan Mil¨¢n. Del lustre al lastre, ambos equipos arrastran la herencia de una gesti¨®n calamitosa que ha devaluado una cita cargada antes de glamour y estrellas, hoy d¨ªa reducida a la m¨ªnima expresi¨®n futbol¨ªstica con jugadores de saldo y otros de vuelta. Si acaso, un toque estil¨ªstico en los banquillos, ocupados por dos goleadores que en su d¨ªa honraron al calcio. Ahora trajeados, ni Inzaghi ni Mancini consiguieron dotar de empaque a un duelo pobre y desvencijado, jugado como un correcalles m¨¢s propio de un patio de recreo que de un escenario como San Siro.
Aguardaban los hinchas del Inter con expectaci¨®n el regreso de Mancini a su banquillo. Ganador de tres Scudetti en sus primeros cuatro a?os en la caseta, de 2004 a 2008, al t¨¦cnico le espera una faena muy ardua. Recibi¨® el c¨¢lido abrazo de sus seguidores, aunque en los nerazzurri apenas se apreci¨® el lavado de cara, apenas unos pocos retoques y el mismo despliegue err¨¢tico que con sus predecesor hasta una semana, el rechazado Walter Mazzarri.
Desde el inicio, la pelota fue de un lado a otro a trompicones, con escaso sentido. El doble pivote conformado por Muntari y Essien, dos rocas de granito, describe las intenciones del cuadro rossonero, anta?o un equipo poderoso y est¨¦tico, actualmente un grupo plano y ante todo f¨ªsico. Lo demostr¨® el forzudo Mexes, que a las primeras de cambio pudo irse al vestuario si el ¨¢rbitro aprecia un atropello suyo sobre Icardi. Tuvo el delantero despu¨¦s una excelente ocasi¨®n de abrir el marcador al cortar un pase horizontal de Muntari en la zona de riesgo y plantarse solo ante Diego L¨®pez. Pero el guardameta, inmenso para tapar su marco, sac¨® una pierna y despej¨® el cuero.
El duelo fue rudo y muy pobre en lo t¨¦cnico, un correcalles m¨¢s propio de un patio de recreo que de la pasarela de San Siro
Despu¨¦s del espejismo, el partido fluy¨® en el terreno de la rudeza y las caranto?as rec¨ªprocas (se cometieron 29 faltas en total), especialmente duras por parte los rojinegros. Primero fue Muntari el que ense?¨® el antebrazo sin venir a cuento y abri¨® un corte en el labio de Dod?, y m¨¢s tarde ense?¨® sus malas artes Rami, que castig¨® la tibia de Guar¨ªn con sus tacos. Entremedias, poco juego, un chut envenenado del colombiano bien resuelto por Diego L¨®pez de nuevo y algunos destellos estramb¨®ticos, como un disparo de De Sciglio que en lugar de tomar rumbo a la porter¨ªa se perdi¨® por el bander¨ªn de c¨®rner entre las carcajadas de los tifosi del Inter. Mientras, Fernando Torres estuvo desaparecido. Volvi¨® a irse de vac¨ªo El Ni?o, que desde septiembre, cuando le marc¨® al Empoli su primer y ¨²nico gol, no celebra otro.
En definitiva, muy pocas cosas rescatables hasta que al Milan le vino un rayo de inspiraci¨®n divina y enhebr¨® su ¨²nica acci¨®n de m¨¦rito en el primer periodo. Essien, justo ya de gasolina, abri¨® a la derecha, a ver si su compa?ero El Shaarawy se inventaba alg¨²n truco. Este, con su crin de caballo, levant¨® la cabeza, puso el bal¨®n en el coraz¨®n del ¨¢rea y encontr¨® a M¨¦nez, impecable en el remate con un giro de tobillo perfecto. El escorzo del meta Handanovic para intentar empa?ar la acci¨®n fue en vano.
El tanto no cambi¨® en exceso el panorama, pero s¨ª que invit¨® al multinacional Inter a dar un paso al frente y llevar la iniciativa. M¨¢s generoso y combinativo, un poco menos escu¨¢lido que su adversario, acus¨® el escaso acierto de su estilete, Icardi, pero equilibr¨® con justicia el electr¨®nico por medio de Obi. El zurdazo cruzado del nigeriano desde el balc¨®n del ¨¢rea pill¨® a contrapi¨¦ a Diego L¨®pez, que corrigi¨® sobre la marcha y se estir¨® como un muelle, pero esta vez fue batido.
Diego Lopez hizo un par de paradas de m¨¦rito; Torres, desaparecido de nuevo, no marca desde septiembre
En la recta final, a falta de argumentos, ambos conjuntos se enzarzaron en un t¨ªmido intercambio de golpes. De forma incomprensible, El Shaarawy revent¨® el larguero cuando ten¨ªa al portero de frente, a dos metros, pr¨¢cticamente entregado; acto seguido, Icardi caz¨® un centro de Guar¨ªn que ning¨²n zaguero acert¨® a despejar, pero su remate, ciertamente complicado, tambi¨¦n mell¨® el travesa?o; y ya en el tiempo de prolongaci¨®n, el bot¨ªn del capit¨¢n Ranocchia pudo costarle un disgusto al Inter, ya que desvi¨® la trayectoria del chut de Poli y el esf¨¦rico se march¨® lentamente junto al poste izquierdo. Un largu¨ªsimo Ooooooh de lamento recorri¨® las tribunas del estadio. No es para menos. Lo qu¨¦ fueron aquellos derbis, debieron de pensar la mayor¨ªa de ellos.
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