Jugar a no pasar verg¨¹enza
El Mundial de Clubes es la met¨¢fora de nuestros tiempos. Consiste en llevar el f¨²tbol a lugares sin historia futbol¨ªstica
El Mundial de Clubes es la met¨¢fora de nuestros tiempos. Consiste en llevar el f¨²tbol a lugares sin historia futbol¨ªstica, donde los hinchas carecen de sentido de pertenencia y no tienen m¨¢s v¨ªnculo sentimental con el equipo que su experiencia como telespectadores, mostrando un desinter¨¦s asombroso por los jugadores y exhibiendo diferencias brutales entre continentes.
Las distancias insuperables entre los equipos de primera y segunda l¨ªnea es un fen¨®meno nuevo en el f¨²tbol. Este Mundial de Marruecos no hace m¨¢s que amplificarlo. Por un lado tenemos la inmensa mayor¨ªa de los clubes de f¨²tbol del planeta con todos sus aficionados. Por otro, encontramos al grupo selecto en un mundo competitivo inalcanzable: Real Madrid, Bayern M¨²nich, Barcelona, Chelsea y Manchester City. Progresivamente, la industria del f¨²tbol va camino de una separaci¨®n. La situaci¨®n es tan perniciosa que la competencia solo tiene sentido cuando se enfrentan los m¨¢s grandes entre s¨ª. Esto puede hacer mucho da?o en todo el universo del f¨²tbol: jugadores, dirigentes, hinchas, televisiones¡ Sobre todo en Europa, donde esta realidad es muy palpable.
Uno de los grandes atributos del f¨²tbol es la incertidumbre. Esta desigualdad anula la incertidumbre. Sin incertidumbre los hinchas se desalientan, los jugadores asumen su inferioridad, los directivos se resignan y las televisiones ofrecen un producto cada vez menos emocionante a una audiencia que se siente menos representada porque no tiene m¨¢s conexi¨®n con los ganadores que la televisi¨®n. Esa audiencia podr¨ªa perderse. Tal vez ya se est¨¦ perdiendo. Porque aqu¨ª lo que se est¨¢ excluyendo no es la aspiraci¨®n real de obtener un t¨ªtulo. Aqu¨ª se est¨¢ privando a la mayor¨ªa de los aficionados hasta de la aspiraci¨®n imaginaria. Si la FIFA no toma medidas para hacer del f¨²tbol un fen¨®meno m¨¢s atractivo esto puede desembocar en una crisis grave. La NBA, como la NFL, son ejemplos de una gesti¨®n que busca compensar estos desequilibrios que el gobierno del f¨²tbol no hace nada por atenuar.
Los hinchas de los equipos menos potentes se han convencido de que ellos juegan por otros objetivos. Esto destroza la competencia, uno de cuyos combustibles principales es la ilusi¨®n de todos. Cuando el 75% no tienen ilusi¨®n la competencia se apaga. Pienso en el Sevilla, el Valencia o el Atl¨¦tico. Pienso en el Arsenal, e incluso en el United. Pienso en una Bundesliga decidida en la jornada 20?. Y pienso en el Madrid y el Barcelona, acostumbrados a golear sin hacer nada extraordinario, e incluso sin jugar bien. As¨ª gole¨® el Madrid al Cruz Azul: 4-0 sin m¨¢s jugadas de relieve que los cambios de orientaci¨®n de Ramos e Illarra para la subida de Carvajal.
Este verano el Madrid se permiti¨® hacer grandes cambios porque posee un esqueleto muy s¨®lido de jugadores con a?os de experiencia en el club. Hombres como Benzema, Ramos, Pepe o Modric, te permiten explorar sin que se resienta la estructura futbol¨ªstica. Uno se pregunta c¨®mo recuperar¨¢n la pelota jugadores que van para adelante como Kroos, Modric, James o Isco. Parece una locura. Pero siendo solidarios, teniendo bien el bal¨®n, movi¨¦ndose a los lugares justos, le ha alcanzado para sobrellevar p¨¦rdidas como la de Alonso en el contexto actual. Y el contexto actual es la competencia desvirtuada por las diferencias de poder. El Madrid comete errores, pero muchas veces el rival es tan pobre que ni lo siente. El Madrid y el Barcelona ganan 20 o 30 partidos al a?o con el piloto autom¨¢tico. ?C¨®mo evitarlo? Era lo que se preguntaba Edgardo Bauza en un ejercicio propio de todos los t¨¦cnicos que juegan contra estos equipos superiores.
Bauza prepar¨® la final para anular al Madrid. Jug¨® a no dejar jugar. Guardar una ¨²nica bala puede ser la soluci¨®n. Porque en definitiva, estos gigantes liberan a los equipos menores de la responsabilidad de crecer y de ser fieles a la identidad de sus jugadores. Es lo que hace Simeone en el Atl¨¦tico: jugar a impedir bajo el argumento de que ¡°ellos tienen todo¡±. El jugador argentino responde cuando le tocan esta fibra ¨ªntima. Se abruma cuando tiene que llevar el peso y funciona mejor si se coloca en el ¡°prefabricado papel de m¨¢rtir¡±, que dir¨ªa Panzeri. A eso jug¨® San Lorenzo en este campeonato desvirtuado por la brecha de desigualdad. A no pasar verg¨¹enza.
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