CR se dosifica en mala hora
Ancelotti reserva al portugu¨¦s para evitar que llegue lastrado al final de temporada
Madrid es un remanso de aire marr¨®n. Desde hace un mes apenas sopla el viento y los niveles de ozono y di¨®xido de nitr¨®geno superan con creces los l¨ªmites permitidos por la ley comunitaria para la protecci¨®n de la salud humana. Una bruma rojiza cubre la ciudad, pero a nadie parece inquietarle. Mucho menos, si se juega un derbi. Entonces la multitud que acude al campo respira hondo, inhala, y libera la r¨¢faga en forma de canto: "?Lo-lo, lo-lo-lo-lo, Cristiano-Ronaldo...! ?Lo-lo, lo-lo-lo-lo, Cristiano Ronaldooo...!". Con fuerza. Con pasi¨®n. As¨ª se despach¨® el coro de madridistas apostados en la esquina norte del Calder¨®n al entronar el pe¨¢n de los cristian¨®filos ayer, cuando se cumpl¨ªa la primera mitad del partido. Y fue oportuno porque el Madrid solo hab¨ªa rematado tres veces. Dos de cabeza a bal¨®n parado (Ramos y Bale) y una desde fuera del ¨¢rea (Benzema). Y porque Cristiano permanec¨ªa en el banquillo, suplente por primera vez en la temporada por decisi¨®n t¨¦cnica, si se excluye intrascendente la primera ronda copera.
Carlo Ancelotti, el entrenador, no aline¨® a Cristiano para cuidar su salud. A punto de cumplir 30 a?os, el delantero ya no resiste la sobrecarga de partidos sin sufrir consecuencias f¨ªsicas. Los m¨¦dicos del club lo vienen advirtiendo desde hace un a?o: es conveniente dosificarlo para que llegue en perfectas condiciones al final de temporada. De lo contrario, advierten, suceder¨¢ lo que pas¨® al final del curso pasado, cuando el portugu¨¦s padeci¨® una tendinitis de rodilla que le impidi¨® disputar la final de Copa y le imposibilit¨® rendir a su mejor nivel en los partidos decisivos de la Champions. El descanso del ¨ªdolo dur¨® una hora. En el minuto 62 del partido, Ancelotti lo hizo entrar en sustituci¨®n de James. Exactamente despu¨¦s de que Ra¨²l Garc¨ªa adelantara al equipo local de penalti.
El cambio t¨¢ctico fue tan comprensible como el reclamo de la hinchada. Cristiano es el jugador que m¨¢s goles ha metido de visitante en la historia del Madrid. En total, 88 en 91 encuentros en campo contrario. La estad¨ªstica infunde esperanza en el madridismo y temor en el contrario. Fue asomarse el muchacho para ingresar al campo y la multitud rojiblanca se revolvi¨® en sus asientos emitiendo un balbuceo entrecortado.
Los movimientos se?alados desde el banquillo marcaron un partido t¨¢ctico, de maniobras lentas y transiciones interrumpidas
Los movimientos se?alados desde el banquillo marcaron un partido eminentemente t¨¢ctico, de maniobras lentas y transiciones interrumpidas. La fortuna, o los premios, se inclinaron a favor de las decisiones de Simeone y exhibieron la b¨²squeda infructuosa de Ancelotti. El entrenador madridista, resuelto a poner a Khedira para reforzar defensivamente a su equipo, contempl¨® c¨®mo el duelo se le escapaba en las contradicciones. Si bien con Khedira el Madrid consigui¨® neutralizar los contragolpes rivales, sobre todo atando a Torres (el alem¨¢n recibi¨® una tarjeta por hacer falta al madrile?o en el minuto 30), tambi¨¦n es cierto que perdi¨® creatividad en los ¨²ltimos metros. El Madrid careci¨® de inventiva cuando el partido se agotaba y el Atl¨¦tico se replegaba en su campo para preservar la ventaja obtenida. Sin esa gota de lucidez para dar el ¨²ltimo pase (sin James), Cristiano pinch¨® en hueso.
Khedira pudo frenar la capacidad creativa del Madrid, pero fue su nula asociaci¨®n en el carril derecho con Arbeloa lo que dej¨® tuerto al equipo. Simeone debi¨® celebrarlo porque cada vez que tuvo la pelota Arbeloa, los marcadores rojiblancos le abrieron el campo y se dedicaron a cubrir a otros madridistas, m¨¢s diestros con la pelota. Ancelotti lo intent¨® remediar dando entrada a Carvajal por Arbeloa en el minuto 82. Demasiado tarde.
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